Este viernes el mandatario venezolano regresó al país, bañado de los efluvios de casi media docena de experimentados dictadores de África Central, Medio Oriente; Asia Central y Europa. Al Gaddaffi, Ahmadineyad, Assad y Putín fueron algunos de esos mandatarios, sumado a éstos tuvo cálidos encuentros con Al Bashir y Mugabe.
En su gira también proclamó la destrucción del mundo unipolar y la creación de un nuevo sistema mundial impulsado por Venezuela, Siria, Irán, Belarús, Italia y Rusia. Nada de extrañar en un presidente que tiene como mentor al dictador más antiguo del Continente, Fidel Castro.
Además, llegó con la oferta de Rusia de venderle todo el armamento que a Hugo Chávez le dé su real gana solicitarle, a costa de endeudar a los venezolanos.
Por ello no cuadra en la lógica de los demócratas del mundo, que el Presidente de España y su Rey lo hayan recibido con tanto beneplácito, aún cuando la parada en ese país fue imprevista y solicitada por el propio Chávez.
De allí surge la pregunta ¿qué busca José Luis Rodríguez Zapatero y su rey Juan Carlos con un mandatario que venía de dar evidencias de sus relaciones con gobernantes cuyo común denominador es haberse perpetuado en el poder a punta de sangre y lágrimas de sus pueblos y de apoyar el terrorismo internacional? ¿Se olvidó la existencia de ETA?
En el mundo de la lógica podría decirse que, como gobernante, en Zapatero privó el interés económico y comercial a favor de su pueblo, así como la defensa de sus cientos de ciudadanos y docenas de empresas residentes en Venezuela, que vienen siendo hostigados por el Gobierno de Chávez.
Sin embargo, ya Zapatero debería conocer mejor al personaje así como sus dichos y contra dichos, que hacen difícil confiar en sus promesas. Sobre todo cuando las mismas no cuadran en su agenda belicista y hegemónica. Tal vez, si Zapatero logra avanzar en su propuesta de servir de mediador en el enfrentamiento de Chávez con Uribe, pueda en algún momento comprender cuál es la verdadera naturaleza del alacrán, para poner sus barbas en remojo. Cabe advertirle a Zapatero que, en el ilógico mundo de Chávez, el acercamiento con su Gobierno puede ser un bumerang y no un beneficio para los conciudadanos españoles radicados en Venezuela, ni para sus propiedades ni para sus inversiones.
Pero, es difícil de entender la complacencia de Zapatero, con un gobernante que viene no sólo de defender el programa nuclear de Irán sino de asegurar al diario Le Figaro de Francia, que Irán ayuda a Venezuela a desarrollar un programa nuclear civil que incluye la construcción de una villa nuclear. Un hecho, que de ser cierto, viola la resolución 1.737 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aprobada en diciembre de 2006. Esta resolución prohíbe explícitamente a Irán exportar material vinculado a su programa nuclear y a todos los Estados miembros de la ONU a comprarlo. Además, la resolución es la primera que contempla sanciones a los infractores. La gravedad de esto quedó claro en la inmediata reacción del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, advirtiendo a Venezuela que aceptar transferencia de tecnología nuclear iraní es una clara violación a las decisiones de la ONU.
Y aunque esté fuera del tema del día, a nuestros lectores les recordamos que esta semana entró a la cárcel un nuevo preso político, el número 42: El joven estudiante Julio César Rivas
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