“Cuando la política promete ser redención, promete demasiado. Cuando pretende hacer la obra de Dios, pasa a ser, no divina, sino demoníaca”. Benedicto XVI
Los retos que la Iglesia debe afrontar en la Venezuela actual son cada vez más abundantes y difíciles. La descomposición moral se ha incrementado en los últimos tiempos en todos los ámbitos de la vida nacional, con mayor afectación en el gobierno y en los poderes del Estado.
Desde siempre la Iglesia ha sido refugio y motivos de esperanza, para los más pobres. Los colegios católicos han brindado oportunidades de ascenso social a muchos necesitados. Además a través de la formación religiosa, la Iglesia ha contribuido a la solidificación de valores éticos y morales que han permitido que las familias venezolanas, abran sus corazones a un futuro de esperanza lejos de vicios, odios y divisiones. El debilitamiento de la Iglesia que promueve el gobierno, contribuye al deterioro acelerado de la sociedad, evidenciado en la aparición de todo tipo de sectas satánicas, venidas de otras latitudes y la penetración de las drogas y el narcotráfico en nuestras escuelas y familias.
La nueva Ley de Educación trunca la apasionante tarea pastoral de la Iglesia e intenta liquidar la educación que imparten los colegios católicos con contenido y valores de excelencia y eficiencia. Esta ley nefasta, dejará sin opciones a los pobres, quienes deberán cursar estudios exclusivamente en escuelas oficiales, las cuales no garantizan posibilidades de éxitos en el desarrollo personal de los individuos, impidiéndoles el acceso a universidades prestigiosas, hoy por hoy, también en peligro inminente, y la posibilidad de que concluyan exitosamente sus carreras universitarias.
Es indispensable e impostergable que los pastores de la iglesia en estrecha comunión afectiva con el pueblo, emulando a Monseñor Arias, nos guíen en la defensa de las escuelas católicas, la libertad y la protección de nuestros valores culturales. Esta batalla contra el mal servirá para la promoción de los verdaderos valores católicos, el conocimiento de la doctrina social de la Iglesia y nos sirva para que desechemos las falsas promesas de quienes detentan circunstancialmente la conducción del país.
En estos tiempos difíciles para la libertad de expresión y la educación católica, invocamos: la protección de la Virgen del Valle y el llamado de nuestro cardenal Urosa Sabino para que no permitamos que expulsen a Dios de nuestras aulas.
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ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO,POLÍTICA, INTERNACIONAL,
Los retos que la Iglesia debe afrontar en la Venezuela actual son cada vez más abundantes y difíciles. La descomposición moral se ha incrementado en los últimos tiempos en todos los ámbitos de la vida nacional, con mayor afectación en el gobierno y en los poderes del Estado.
Desde siempre la Iglesia ha sido refugio y motivos de esperanza, para los más pobres. Los colegios católicos han brindado oportunidades de ascenso social a muchos necesitados. Además a través de la formación religiosa, la Iglesia ha contribuido a la solidificación de valores éticos y morales que han permitido que las familias venezolanas, abran sus corazones a un futuro de esperanza lejos de vicios, odios y divisiones. El debilitamiento de la Iglesia que promueve el gobierno, contribuye al deterioro acelerado de la sociedad, evidenciado en la aparición de todo tipo de sectas satánicas, venidas de otras latitudes y la penetración de las drogas y el narcotráfico en nuestras escuelas y familias.
La nueva Ley de Educación trunca la apasionante tarea pastoral de la Iglesia e intenta liquidar la educación que imparten los colegios católicos con contenido y valores de excelencia y eficiencia. Esta ley nefasta, dejará sin opciones a los pobres, quienes deberán cursar estudios exclusivamente en escuelas oficiales, las cuales no garantizan posibilidades de éxitos en el desarrollo personal de los individuos, impidiéndoles el acceso a universidades prestigiosas, hoy por hoy, también en peligro inminente, y la posibilidad de que concluyan exitosamente sus carreras universitarias.
Es indispensable e impostergable que los pastores de la iglesia en estrecha comunión afectiva con el pueblo, emulando a Monseñor Arias, nos guíen en la defensa de las escuelas católicas, la libertad y la protección de nuestros valores culturales. Esta batalla contra el mal servirá para la promoción de los verdaderos valores católicos, el conocimiento de la doctrina social de la Iglesia y nos sirva para que desechemos las falsas promesas de quienes detentan circunstancialmente la conducción del país.
En estos tiempos difíciles para la libertad de expresión y la educación católica, invocamos: la protección de la Virgen del Valle y el llamado de nuestro cardenal Urosa Sabino para que no permitamos que expulsen a Dios de nuestras aulas.
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