*EMILIO NOUEL V. ESCRIBIÓ PARA ANALÍTICA: “LA UNIDAD DE LOS DEMÓCRATAS: A PASO DE VENCEDORES”
Miércoles, 16 de julio de 2008
"Todo problema difícil y complejo tiene una respuesta simple, fácil ….y equivocada” H. Mencken
A pesar de los malos e interesados augurios (no exclusivos del gobierno, por cierto), de ciertas campañas mediáticas, de las incomprensiones de analistas y de los simplismos de la antipolítica, la unidad de las fuerzas democráticas se va concretando.
Una competencia en extremo compleja va dando sus frutos, y augura decisivos triunfos para bien de las mayorías.
No obstante, en las últimas semanas, hemos venido observando, de parte de comentaristas políticos de oposición, un enfoque sobre la contienda de pre-candidaturas al interior de los partidos y organizaciones democráticas, muy preocupante y hasta suicida.
Obviamente, tenemos todos el libre derecho a opinar lo que queramos y sintamos, y muy lejos de nosotros está el pretender coartarlo. Sin embargo, lo único que pedimos es un análisis más cuidadoso del asunto, sobre todo, de quienes comparten la idea de impedir la entronización definitiva de una tiranía en el país.
Lo que criticamos es una actitud simplista que pareciera no comprender la envergadura del reto de poner de acuerdo a un número tan variado y disímil de factores políticos, ni la naturaleza misma de una competición como ésta. Muy bien lo acaba de caracterizar Américo Martín: este proceso de elección de pre-candidatos es un proceso inédito, nunca antes visto en nuestro hemisferio, y tiene toda la razón.
De allí que sea sobremanera injusta la forma cómo muchos de aquellos analistas se han expresado de los dirigentes y partidos que han tenido sobre sus hombros tamaña responsabilidad. Como si la tarea fuese sencilla, y no como lo que es: una pluralidad de opiniones, aspiraciones e intereses.
Se ha llegado a acusarlos con argumentos no políticos, seudo-moralistas, o cuando no, interesados, evidenciando así, estos sí, una irresponsabilidad que lleva agua al molino del adversario a vencer.
Comprendemos la necesidad crucial de la unidad y la urgencia con que ésta debe darse. Para quienes queremos frenar la deriva antidemocrática del gobierno aquella es una prioridad. Entendemos, desde luego, la angustia de todos frente a las perspectivas sombrías que se abren al país con los hechos cumplidos y amenazas del gobierno.
Sin embargo, hay que repetirlo, las soluciones no son fáciles ni rápidas a los males que ha creado y/o agravado un gobierno militarista autocrático. Es necesario ganar espacios político-institucionales que nos permitan ir cercando a la barbarie. De allí que debamos hacer los mayores esfuerzos en culminar el proceso de unidad posible de los demócratas venezolanos.
Pero para alcanzar ese éxito anhelado por todos, la impaciencia, la autoflagelación, la maledicencia y la pequeñez moral tienen que ser puestas de lado.
Flaco favor hacen a ese propósito algunos que están contra el gobierno, cuando se regodean morbosamente ante las diferencias naturales que existen en la oposición, como si tales fueran inusuales en la vida política. Las exageraciones que se hacen de estas normales divergencias a veces esconden otro tipo de intereses ligados a la misma competencia, a la lucha por los liderazgos o a otros fines no muy santos, sobre los cuales hay que estar alertas. Pero esa es la vida política, nos guste o no.
Lo decisivo es que vamos avanzando firmemente, ya tenemos varios candidatos en las regiones más importantes cuyos triunfos son los más seguros. Estemos claros: las fuerzas democráticas no vamos a ganar en todas partes, quizás sea en menos lugares de los que los más optimistas esperan. Ganar 7 u 8 gobernaciones y un poco más de un ciento de alcaldías, en los territorios más poblados ya constituye un extraordinario éxito.
Lo menos que podemos hacer es desterrar la vocación de suicida político que muchos llevan por dentro, sin saber.
emilio.nouel@gmail.com
Miércoles, 16 de julio de 2008
"Todo problema difícil y complejo tiene una respuesta simple, fácil ….y equivocada” H. Mencken
A pesar de los malos e interesados augurios (no exclusivos del gobierno, por cierto), de ciertas campañas mediáticas, de las incomprensiones de analistas y de los simplismos de la antipolítica, la unidad de las fuerzas democráticas se va concretando.
Una competencia en extremo compleja va dando sus frutos, y augura decisivos triunfos para bien de las mayorías.
No obstante, en las últimas semanas, hemos venido observando, de parte de comentaristas políticos de oposición, un enfoque sobre la contienda de pre-candidaturas al interior de los partidos y organizaciones democráticas, muy preocupante y hasta suicida.
Obviamente, tenemos todos el libre derecho a opinar lo que queramos y sintamos, y muy lejos de nosotros está el pretender coartarlo. Sin embargo, lo único que pedimos es un análisis más cuidadoso del asunto, sobre todo, de quienes comparten la idea de impedir la entronización definitiva de una tiranía en el país.
Lo que criticamos es una actitud simplista que pareciera no comprender la envergadura del reto de poner de acuerdo a un número tan variado y disímil de factores políticos, ni la naturaleza misma de una competición como ésta. Muy bien lo acaba de caracterizar Américo Martín: este proceso de elección de pre-candidatos es un proceso inédito, nunca antes visto en nuestro hemisferio, y tiene toda la razón.
De allí que sea sobremanera injusta la forma cómo muchos de aquellos analistas se han expresado de los dirigentes y partidos que han tenido sobre sus hombros tamaña responsabilidad. Como si la tarea fuese sencilla, y no como lo que es: una pluralidad de opiniones, aspiraciones e intereses.
Se ha llegado a acusarlos con argumentos no políticos, seudo-moralistas, o cuando no, interesados, evidenciando así, estos sí, una irresponsabilidad que lleva agua al molino del adversario a vencer.
Comprendemos la necesidad crucial de la unidad y la urgencia con que ésta debe darse. Para quienes queremos frenar la deriva antidemocrática del gobierno aquella es una prioridad. Entendemos, desde luego, la angustia de todos frente a las perspectivas sombrías que se abren al país con los hechos cumplidos y amenazas del gobierno.
Sin embargo, hay que repetirlo, las soluciones no son fáciles ni rápidas a los males que ha creado y/o agravado un gobierno militarista autocrático. Es necesario ganar espacios político-institucionales que nos permitan ir cercando a la barbarie. De allí que debamos hacer los mayores esfuerzos en culminar el proceso de unidad posible de los demócratas venezolanos.
Pero para alcanzar ese éxito anhelado por todos, la impaciencia, la autoflagelación, la maledicencia y la pequeñez moral tienen que ser puestas de lado.
Flaco favor hacen a ese propósito algunos que están contra el gobierno, cuando se regodean morbosamente ante las diferencias naturales que existen en la oposición, como si tales fueran inusuales en la vida política. Las exageraciones que se hacen de estas normales divergencias a veces esconden otro tipo de intereses ligados a la misma competencia, a la lucha por los liderazgos o a otros fines no muy santos, sobre los cuales hay que estar alertas. Pero esa es la vida política, nos guste o no.
Lo decisivo es que vamos avanzando firmemente, ya tenemos varios candidatos en las regiones más importantes cuyos triunfos son los más seguros. Estemos claros: las fuerzas democráticas no vamos a ganar en todas partes, quizás sea en menos lugares de los que los más optimistas esperan. Ganar 7 u 8 gobernaciones y un poco más de un ciento de alcaldías, en los territorios más poblados ya constituye un extraordinario éxito.
Lo menos que podemos hacer es desterrar la vocación de suicida político que muchos llevan por dentro, sin saber.
emilio.nouel@gmail.com
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