GERVER TORRES ESCRIBE: “APARTHEID TURÍSTICO”
Los cubanos no hacen turismo interno, no viajan, no se mueven de un lado a otro...
Leí la noticia en voz alta: "se les permitirá a los cubanos alojarse en los hoteles de la isla". ¿Cómo, no fue siempre así?, preguntó mi hijo menor. No, le expliqué: a los cubanos le tienen prohibido alojarse en sus propios hoteles, para evitar que establezcan contacto con los extranjeros que llegan a la isla. Bueno, dice él, ahora querrán ir todos a esos hoteles. Muy difícil, le respondo. El salario promedio de los trabajadores cubanos es de veinte dólares al mes y los hoteles cuestan entre doscientos cincuenta y trescientos cincuenta la noche. O sea, una noche equivale a más de un año completo de salario. Pero, bueno, insiste él, podrán ir a hoteles más baratos, posadas como esas a las que vamos nosotros en Morrocoy. Tampoco, no existen. Los únicos hoteles que existen son los de lujo, pensados para turistas extranjeros.
Están presos
Los cubanos no hacen turismo interno, no viajan, no se mueven de un lado a otro; básicamente, permanecen en un mismo sitio toda su vida. No sólo es que están presos dentro de la isla, de donde no pueden salir; más que eso, están presos en los pueblos y en los vecindarios donde viven. Es una paradoja, pero siendo una de sus principales riquezas, la turística, los habitantes de la isla no la pueden disfrutar.
Bajo control
Les quedará la televisión, volvió a comentar. Lamentablemente, no hay mucho que ver. La televisión está totalmente controlada por el Estado y no muestran, por lo tanto, sino aquello que el Gobierno quiere que vean. Entonces, insiste, se meterán en Internet. Qué va, es prácticamente prohibitivo. Los cubanos son el pueblo latinoamericano con el menor acceso al Internet; apenas lo tiene el 2% de la población, contra el 16% promedio para la región.
Te digo, hijo, que los cubanos han estado sometidos a un apartheid turístico, pero más que eso, a un completo apartheid de la libertad. Por eso hay que celebrar este hecho. Ojalá sea el comienzo de la transición hacia la democracia y la libertad.
Los cubanos no hacen turismo interno, no viajan, no se mueven de un lado a otro...
Leí la noticia en voz alta: "se les permitirá a los cubanos alojarse en los hoteles de la isla". ¿Cómo, no fue siempre así?, preguntó mi hijo menor. No, le expliqué: a los cubanos le tienen prohibido alojarse en sus propios hoteles, para evitar que establezcan contacto con los extranjeros que llegan a la isla. Bueno, dice él, ahora querrán ir todos a esos hoteles. Muy difícil, le respondo. El salario promedio de los trabajadores cubanos es de veinte dólares al mes y los hoteles cuestan entre doscientos cincuenta y trescientos cincuenta la noche. O sea, una noche equivale a más de un año completo de salario. Pero, bueno, insiste él, podrán ir a hoteles más baratos, posadas como esas a las que vamos nosotros en Morrocoy. Tampoco, no existen. Los únicos hoteles que existen son los de lujo, pensados para turistas extranjeros.
Están presos
Los cubanos no hacen turismo interno, no viajan, no se mueven de un lado a otro; básicamente, permanecen en un mismo sitio toda su vida. No sólo es que están presos dentro de la isla, de donde no pueden salir; más que eso, están presos en los pueblos y en los vecindarios donde viven. Es una paradoja, pero siendo una de sus principales riquezas, la turística, los habitantes de la isla no la pueden disfrutar.
Bajo control
Les quedará la televisión, volvió a comentar. Lamentablemente, no hay mucho que ver. La televisión está totalmente controlada por el Estado y no muestran, por lo tanto, sino aquello que el Gobierno quiere que vean. Entonces, insiste, se meterán en Internet. Qué va, es prácticamente prohibitivo. Los cubanos son el pueblo latinoamericano con el menor acceso al Internet; apenas lo tiene el 2% de la población, contra el 16% promedio para la región.
Te digo, hijo, que los cubanos han estado sometidos a un apartheid turístico, pero más que eso, a un completo apartheid de la libertad. Por eso hay que celebrar este hecho. Ojalá sea el comienzo de la transición hacia la democracia y la libertad.
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