RAÚL AMIEL ESCRIBE: “LOS LIBERALES ¿QUIENES SOMOS?”
Somos aquellos seres humanos que desde diferentes partes del planeta defendemos los derechos del individuo. Es nuestro objetivo supremo. Creemos que desde ahí, desde esa posición veraz y prioritaria, velamos por los intereses de nuestra comunidad humana, y de esta manera intentamos aminorar los riegos que de todas maneras tiene que enfrentar nuestro incierto futuro.
Creemos que no existe el ser humano colectivo. Esa es una salvajada verbal y real que deberíamos borrar de la mente de nuestros engañados jóvenes. Creemos que la libertad es individual. Cada ser humano tiene que buscar su propio beneficio, sin pisotear los derechos del otro, del contrario, de la competencia. En ese transcurrir de circunstancias el ser humano "tal", el ser humano "negocio", el ser humano "político", el ser humano "ser humano" logra mejorar las condiciones de sus conciudadanos, de sus compatriotas. Y aunque nadie lo quiera ver ese es el verdadero principio que defendemos, que hemos defendido siempre, y es en ese principio básico en que se desarrolla el libre Mercado.
Defendemos la propiedad privada, por ser un derecho inmanente del ser humano. Creemos que el Estado no debe intervenir con demasiada disposición en las libertades de sus conciudadanos. Por eso es que nos reprimen y nos consideran sus enemigos, porque nuestros principios no coinciden con sus ansias de poder.
Deseamos cortarles las alas, a los Chávez, a los Castros, y a los innumerables líderes políticos que en su periodo de gracia desean interferir personalmente en las intimidades de sus compatriotas. Creemos y deseamos lograr mayor libertad para el individuo, libertad de pensamiento, liberalizar la economía, factor principal en el desarrollo de una nación pobre, libertad social, opción de elegir democráticamente una forma diferente de vivir. Al ser humano hay que dejarlo trabajar en consonancia con su naturaleza, como antes, como siempre, y el ser humano prospera, el ciudadano común y corriente tendrá las mismas oportunidades que su vecino anglosajón, que su vecino comunitario, que su vecino chino, que su vecino negro.
Los malos políticos siempre quieren hacernos participe en teoría de sus esfuerzos por gastarse nuestro dinero, de su maquillada distribución de los presupuestos. Siempre existirán comisiones de trabajo, siempre habrá instituciones que apoyar, siempre se crearán nuevos grupos que necesitan gastarse nuestros impuestos. Nos erigimos en contra de esa forma de hacer política. Nos encontramos situados intelectualmente en la antípoda de la mala fe, de la corrupción, del chantaje político, de la sinrazón.
Nos llamamos liberales porque creemos que la política es la más pura y honesta de las profesiones. Los malos, los intrigantes, los mentirosos, los impostores son los malos políticos que de una manera u otra intentan avasallar, menospreciar, ningunear, caricaturizar, desprestigiar, todo ese poder que les otorgo la lucha democrática que dicen representar.
Entendemos que esa manera de hacer política en ciertos países los ha mantenido por años en el subdesarrollo y son considerados tercermundistas, termino que no compartimos, pero que aceptamos como un devenir histórico.
Algunos de nuestros líderes se han equivocado y han querido ser liberales para este tema, conservadores en otra situación y socialdemócratas para temas que consideraban sin importancia.
No han entendido que el término liberal, es más, la opción ideológica liberal es indivisible. No se puede separar. O se es liberal o se es cualquier otra cosa. Ser liberal es no quedarse callado. Ser liberal es no estar inactivo. La misma palabra lo dice, hay que liberalizar nuestro
Intelecto, nuestro espíritu, nuestras fuerzas, y canalizarlas hacia posturas reales de humanización, donde el ser humano se convierta en una fuerza que dirija y transforme su propio destino.
Somos aquellos seres humanos que desde diferentes partes del planeta defendemos los derechos del individuo. Es nuestro objetivo supremo. Creemos que desde ahí, desde esa posición veraz y prioritaria, velamos por los intereses de nuestra comunidad humana, y de esta manera intentamos aminorar los riegos que de todas maneras tiene que enfrentar nuestro incierto futuro.
Creemos que no existe el ser humano colectivo. Esa es una salvajada verbal y real que deberíamos borrar de la mente de nuestros engañados jóvenes. Creemos que la libertad es individual. Cada ser humano tiene que buscar su propio beneficio, sin pisotear los derechos del otro, del contrario, de la competencia. En ese transcurrir de circunstancias el ser humano "tal", el ser humano "negocio", el ser humano "político", el ser humano "ser humano" logra mejorar las condiciones de sus conciudadanos, de sus compatriotas. Y aunque nadie lo quiera ver ese es el verdadero principio que defendemos, que hemos defendido siempre, y es en ese principio básico en que se desarrolla el libre Mercado.
Defendemos la propiedad privada, por ser un derecho inmanente del ser humano. Creemos que el Estado no debe intervenir con demasiada disposición en las libertades de sus conciudadanos. Por eso es que nos reprimen y nos consideran sus enemigos, porque nuestros principios no coinciden con sus ansias de poder.
Deseamos cortarles las alas, a los Chávez, a los Castros, y a los innumerables líderes políticos que en su periodo de gracia desean interferir personalmente en las intimidades de sus compatriotas. Creemos y deseamos lograr mayor libertad para el individuo, libertad de pensamiento, liberalizar la economía, factor principal en el desarrollo de una nación pobre, libertad social, opción de elegir democráticamente una forma diferente de vivir. Al ser humano hay que dejarlo trabajar en consonancia con su naturaleza, como antes, como siempre, y el ser humano prospera, el ciudadano común y corriente tendrá las mismas oportunidades que su vecino anglosajón, que su vecino comunitario, que su vecino chino, que su vecino negro.
Los malos políticos siempre quieren hacernos participe en teoría de sus esfuerzos por gastarse nuestro dinero, de su maquillada distribución de los presupuestos. Siempre existirán comisiones de trabajo, siempre habrá instituciones que apoyar, siempre se crearán nuevos grupos que necesitan gastarse nuestros impuestos. Nos erigimos en contra de esa forma de hacer política. Nos encontramos situados intelectualmente en la antípoda de la mala fe, de la corrupción, del chantaje político, de la sinrazón.
Nos llamamos liberales porque creemos que la política es la más pura y honesta de las profesiones. Los malos, los intrigantes, los mentirosos, los impostores son los malos políticos que de una manera u otra intentan avasallar, menospreciar, ningunear, caricaturizar, desprestigiar, todo ese poder que les otorgo la lucha democrática que dicen representar.
Entendemos que esa manera de hacer política en ciertos países los ha mantenido por años en el subdesarrollo y son considerados tercermundistas, termino que no compartimos, pero que aceptamos como un devenir histórico.
Algunos de nuestros líderes se han equivocado y han querido ser liberales para este tema, conservadores en otra situación y socialdemócratas para temas que consideraban sin importancia.
No han entendido que el término liberal, es más, la opción ideológica liberal es indivisible. No se puede separar. O se es liberal o se es cualquier otra cosa. Ser liberal es no quedarse callado. Ser liberal es no estar inactivo. La misma palabra lo dice, hay que liberalizar nuestro
Intelecto, nuestro espíritu, nuestras fuerzas, y canalizarlas hacia posturas reales de humanización, donde el ser humano se convierta en una fuerza que dirija y transforme su propio destino.
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