*RAFAEL ALFONZO ESCRIBE EN EL UNIVERSAL LUNES, 18 DE FEB DE 2008:” SEÑOR PRESIDENTE: ¿HASTA CUÁNDO?”
Lo que viene es lo mismo que vivimos después de Recadi y la OTAC Señor Presidente: ¿hasta cuando va usted a seguir insultando, atacando, denigrando y perjudicando a quienes vienen desde hace muchos años invirtiendo, produciendo, empleando y solidariamente ayudando al país en las buenas y en las malas? ¿Es que acaso ya no es suficiente con haber cambiado nuestra historia, haber confiscado y expropiado bienes productivos que ahora no lo son, haber destruido nuestra industria petrolera y su capacidad, haber acabado con el valor de nuestra moneda, haber motivado la salida de valiosos ciudadanos y, en especial, haber quitado a una gran mayoría su sanidad mental y emocional? En lugar de apoyarse en quienes pueden sostenidamente buscar una solución a las causas fundamentales que afectan nuestra economía, usted se empeña en seguir destruyéndolos, culpando, castigando e intimidando a sectores productivos que lo único que hacen es producir y comercializar heroicamente, a pesar de las barreras y obstáculos burocráticos que su capitalismo de Estado ha venido implementado. La razón fundamental de la inflación y el desabastecimiento es su proyecto de socialismo del siglo XXI, modelo no sólo anticuado y dañino para el país, sino que pretende implementar viejos dogmas fracasados de la ultra izquierda a lo largo del mundo, y que produjo mas de un centenar de millones de muertos y la ruina de muchos países. No es a través del reparto proselitista y del mercantilismo actual que favorece hoy a millares de oportunistas, ni mediante la ejecución de un desbordado gasto publico inorgánico, que genera una inmensa demanda gracias al excedente de la liquidez, como usted lograra estabilizar las finanzas públicas ni la economía local. Usted viene produciendo una borrachera generalizada, que gracias a los precios elevados del petróleo esta engordando los bolsillos de los miopes beneficiarios. Sin embargo, cuando estos despierten con la resaca que nos viene, se encontraran en un proceso inflacionario que producirá, una vez más en el país, serios efectos en los más necesitados. No hay que ser un genio para anticipar que lo que viene es lo mismo que vivimos después de Recada y la OTACA. Es mas, debido a que existe el doble de empleados públicos, hay misiones proselitistas que drenan miles de millones de dólares que no producen ningún valor agregado al país, se cuenta con una industria petrolera politizada que no ha invertido ni preparado una gerencia competente, y tenemos un Gobierno empeñado en controlar y entorpecer a los medios productivos y de comunicación, puede verse un futuro bastante incierto con escenarios complejos y difíciles para todos. Señor Presidente, revise su entorno mas cercano, deje la demagogia oportunista del discurso y acepte que sus proyectos fracasaron. Si usted quiere al país de verdad y busca beneficiar a los más necesitados, no siga destruyendo nuestras bases productivas y competitivas. Quítese la careta que a estas alturas ya el país lo conoce muy bien. Ya basta de insultos y demagogia, la nación no se merece una destrucción como la que ocasionara su empeño en implementar un régimen totalitario de corte comunista que tan sólo busca su permanencia en el poder. No continúe amenazando a diestra y siniestra para luego retroceder, en vista de que pierde credibilidad. Venezuela es de todos, no suya. Los venezolanos, le guste a usted o no, ratificamos el pasado 2 de diciembre que queremos libertad, seguridad, progreso y paz. Todo dentro de una democracia que garantice los derechos de propiedad y la seguridad jurídica que su propia Constitución establece. Déjenos trabajar, y en lugar de obstaculizar nuestro desarrollo, permita que libremente podamos dedicarnos a las actividades en las cuales tenemos habilidades y talentos. La gran mayoría de las empresas que usted permanentemente ataca son las que, por su propia decisión, han demostrado una alta responsabilidad social. Un gobierno socialmente responsable es aquel que promueve la igualdad de oportunidades, respetando la actividad individual y creando las bases necesarias para garantizar la excelencia en la educación, en la salud y en la seguridad publica, y promoviendo una sociedad de individuos socialmente responsables que entiendan que es a través de su esfuerzo y su competitividad como lograran progresar. Queremos un país de propietarios en lugar de un país de mendigos, con un Banco Central autónomo y poderes independientes y equilibrados.
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