He
tenido el privilegio de participar hace más de una década en las reuniones que
todos los años organiza la Liga Mundial
para la Libertad y la Democracia, institución cuyo objetivo es promover los
valores de la libertad en el Mundo.
Con esta finalidad hemos tenido encuentros
en países latinoamericanos como México y Costa Rica, o países de Asia como
Corea del Sur o Taiwán; en Europa o en el lejano Continente Australiano. En
todos ellos, las autoridades -estuvieran o no de acuerdo con los alcances del
organismo- han recibido con cortesía a los representantes de un centenar de
países miembros cuya sede es Taiwán. La reunión en Nicaragua no solo fue
aceptada por el Gobierno -quien mantiene relaciones diplomáticas con Taipei- sino que representantes oficiales
participaron en el acto inaugural, o sea, no se trataba de ningún encuentro
“clandestino” sino público y autorizado.
Baje
del avión en Managua confiado en que la cortesía internacional me permitiría
cumplir con el programa. En el mismo vuelo llegaron conmigo el ex
Vicepresidente de Paraguay, Senador Luis Alberto Castiglione y el ex Magistrado
Mexicano Cesar Jauregui, ambos invitados a participar en el mismo evento al que
ya habían llegado parlamentarios de Argentina, Chile, Uruguay y otros países.
Me separaron del resto de delegados alegando que me llevarían a una sala
especial para completar protocolos de rigor pero me condujeron sin justificación al primer
avión con destino a Panamá. Ello lo consideré como una clara discriminación
contra los opositores democráticos venezolanos al repetir situaciones parecidas
que tuvieron que enfrentar parlamentarios como Henrique Salas Feo, o Carlos
Berrisbeitia, a quienes les aplicaron procedimientos arbitrarios similares en
el pasado a su llegada al aeropuerto de Managua por el simple hecho de ser
opositores en Venezuela.
El
dirigente socialcristiano Nicaragüense Agustín Jarquin Anaya –quien estuvo
preso en diversas oportunidades en la época de la dictadura de Somoza,
reaccionó ante esta medida afirmando a la prensa de su país: “Es lamentable la
acción totalitaria del FSLN al expulsar a Milos Alcalay. Estos abusos como en
el pasado, reflejan el temor a la libertad y a la libre discusión de ideas y
violan los compromisos para restablecer la democracia, las libertades públicas
y la justicia social que fueron convenidas en los Acuerdos de Esquipulas I y
II”
Estas
declaraciones nos recuerdan todo el apoyo que Presidentes como Carlos Andrés
Pérez y Luis Herrera Campins brindaron a los Sandinistas y a todos los partidos
políticos de Nicaragua a través del Grupo Contadora para lograr la paz en la
región centroamericana y propiciar la democratización de la región que luego opero en todo el Continente a
través del Grupo de Rio. Es por eso que en las diferentes reacciones de
solidaridad que recibí en Venezuela se
condena este tipo de procedimiento discriminatorio que además
representa una clara violación a los derechos humanos.
Recordaba
que como joven diplomático acompañé al entonces Canciller Arístides Calvani en
su viaje a Centroamérica en 1969 quien
en Nicaragua le exigió al Presidente Somoza entrevistarse con los dirigentes de
oposición y en especial con los social cristianos en clandestinidad y
perseguidos por la dictadura. La diferencia es que Somoza a regañadientes
aceptó esta exigencia y nos pudimos reunir con los disidentes. Eso pareciera
que no sucede en estas nuevas democracias del Siglo XXI.
Milos
Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@MilosAlcalaym
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