En nuestro país la política se ejerce, en su
sentido tradicional, o lo que es lo mismo bajo los esquemas de un elevado
pragmatismo, pero no es el pragmatismo lo que nos resolverá el problema de la
realidad nacional, es necesario ejercer una “praxis” política diferente a la
acostumbrada y para ello se requiere repensar la política y, más concretamente,
la socialdemocracia. Es indispensable la integración ideológica socialdemócrata
con inclusión de todos los partidos que profesan tal doctrina, con el objetivo
de lograr un fin común: cambio pacífico y efectivo de la manera de gobernar. La SD en su contexto, tiene las
armas para tal fin.
La SD promueve la integración y
transformación de la sociedad mediante la reivindicación de la democracia
representativa, con inclusión social y un estado solidario que estimule el
bienestar colectivo sin clientelismo y con amplio alcance; una sociedad abierta, tolerante, plural e
integradora, ese es el éxito de la fórmula política que exige la sociedad actual.
La ciudadanía siente un grave declive
político debido a varios factores, entre los cuales podríamos citar: la pérdida
de conciencia ciudadana en los actores del régimen en sus obligaciones frente a
la sociedad; la exclusión o segregación social del régimen con el colectivo
social; la manipulación de la mentira como discurso de estado y la violencia
física y psicológica.
Se hace imprescindible articular un programa
socialdemócrata que presente un esquema político de consolidación de los
derechos y libertades civiles, igualdad de oportunidades, una política
sostenible, todo ello articulado con un sólido compromiso en favor de
establecer un estado de bienestar social, lucha frontal contra la pobreza y la
desigualdad, garantizar la seguridad social y personal de los ciudadanos y
desarrollar la inversión privada, la productividad, la competitividad y la
estabilidad económica y social.
La integración de la socialdemocracia se
logrará cuando los partidos ideológicamente afines dejen de jugar a la política
del contrario y emprendan con coraje su renovación militante.
Repensar la socialdemocracia en sus
fundamentos y su rol en la sociedad, resultará posible volver a poner en el
centro del debate político la búsqueda de una sociedad libre, cohesionada, justa,
segura y con igualdad de oportunidades. Hay que abrir los espacios ciudadanos a
la sociedad dentro de las organizaciones socialdemócratas sinceras y honestas
con sus postulados originarios, para recuperar los principios de libertad y
democracia. Sólo desde la cohesión y concientización ciudadana cabe abordar los
graves desafíos que la intensa presión de la crisis opera sobre la
sociedad.
En un contexto económico y social marcado por
la incertidumbre, el país no está a salvo de los reveses del destino, es más
necesario que nunca que los partidos políticos socialdemócratas asuman entre sus objetivos básicos la
reducción de la incertidumbre, siendo inaplazable la reconstrucción política de
los partidos mediante la cohesión e
integración social y allí se requiere la presión social frente a la inercia
partidista.
La socialdemocracia venezolana está en la
obligación de abandonar el modelo político pragmático seguido hasta ahora y
convertirse en un instrumento para la defensa de los valores democráticos y de
un progreso social sostenible, mediante un proyecto de futuro inmediato que
establezca los cauces que permitan repensarse a sí misma, la apertura plena a
su masa de militante y simpatizantes, la mayor del país, lo que permitirá la
renovación de los cuadros dirigentes e incorporación de los nuevos liderazgos
nacionales, regionales y municipales, savia política para la recuperación del
país ante la inevitable transición, superando la desconfianza hacia la política
y los partidos.
Desde su implementación en el país la
socialdemocracia tuvo como derrotero establecer un país libre de la explotación
extranjera, un país más justo, próspero y con desarrollo sostenible en el
tiempo, constituyéndose en una organización política que sirviera de escenario
de encuentros de ideas y proyectos destinados a tal fin, la crisis actual
reclama una oportunidad, quizás la última, para retomar los principios de la
socialdemocracia moderna su iniciativa política en defensa de la democracia, la
libertad, la soberanía, los mecanismos de cohesión social, innovación,
participación, protección social que coadyuven a que los hombres y mujeres
asuman como propios los ideales socialdemócratas para afrontar el futuro con
plana confianza.
La socialdemocracia debe estar abierta a la
crítica y fomentar la autocrítica, por cuanto la carencia de ambos factores
hace perder la credibilidad, debilita la participación partidista y el
atractivo electoral. Otro elemento pernicioso para la socialdemocracia es la
imagen de continuidad directiva de las organizaciones políticas, lo que impide
se materialice el paradigma básico de su ideario, como lo es la alternabilidad
y amplia participación ciudadana
Es necesario que la socialdemocracia que cree
en el estado social y democrático de derecho, solidario y de bienestar, en la
justicia social, en el desarrollo social y económico sostenibles, en la
evolución de los partidos políticos más
abiertos y participativos, en una verdadera democracia, en los mecanismos de
movilidad social, en las
libertades plenas, en la dignidad de
cada ser humano, en la economía social y solidaria, en el carácter regulador
del sector público, en el progreso humano inclusivo; sin complejos debe
abocarse a reivindicar las fuentes filosóficas de las que se nutrió en sus
inicios, así como en el desarrollo intelectual y político de la juventud y no
desviar sus objetivos por conservar una cuota de poder, no pueden ni deben
renunciar a sus valores fundamentales y a sus objetivos originales.
Hoy los analistas políticos coinciden en que
la ideología socialdemócrata está en crisis y las razones son muchas y muy
profundas, no alcanza el espacio para
enumerarlas, pero si dejaré tres de suma importancia, la ausencia o abandono de
las ideas propias en contravención de sus originarios estatutos y la pérdida de
valores político e ideológicos y hoy estamos pagando las consecuencia de tales
circunstancia y en especial la noble labor de capacitación. A causa de lo
comentado, la otrora clase trabajadora, fuerza imborrable de la
socialdemocracia y la lucha sindical, ha desaparecido.
La fuerza de la socialdemocracia consiste en
el razonamiento ideológico de sus postulados, el abandono a esos postulados
durante un largo período de estancamiento (1992/2015) y un reverencial temor a
arriesgarse ante un régimen ineficiente, inculto y represivo, ha sido el gran
obstáculo para el crecimiento de la socialdemocracia en el país.
Venezuela durante más de 15 años ha vivido un
período de inercia, apatía y terror, podemos decir que perdió la voz y padece
de un grave debilitamiento de la vista y el oído político, social y económico
ante un hegemónico régimen que nos ha constreñido a aceptar resignadamente una
permanente mentira, frases llenas de hipocresía, cinismo y manipulación que hoy
constituyen un peso exagerado de soportar.
La mitología política creada en torno a un
oscuro y traidor personaje se presenta en forma de leyendas dogmáticas
camufladas bajo el manto de los intereses y derechos ciudadanos y representa
una amenaza para la conciencia popular a la cual hay que rescatar del yugo
chavista/madurista/cabellista y su sistemática falsificación de la verdad, es,
a todas luces, una situación viciada por falta de una fiscalización democrática
efectiva frente a un régimen que desde un principio apostó a su libre juego
político para destruir la democracia y hoy ese parasito llamado SSXXI afecta a
todas las estructuras políticas, sociales y económicas del país.
Ahora bien, ante la realidad del país la socialdemocracia
debe unirse y abrir sus puertas para conformación de un equipo que se ocupe de
lo más importante, que a mi entender estriba en las dificultades del cambio de
psicología social., tomando en cuenta que los principios y valores esenciales
de una doctrina política deben respetarse, si es que de verdad son principios y
valores y no meros enunciados oportunistas o lemas de propaganda electoral.
En estos años de cruenta dictadura de falso
socialismo vale traer a colación y con relación a Venezuela una frase de Lenin:
“Aún no se han hecho los ladrillos con los que se construirá el
comunismo”. Es urgente repensar la
socialdemocracia.
Epílogo: “La política sólo puede ser
comprendida mirando hacia atrás; más sólo puede ser vivida mirando hacia
adelante.”
Fernando Facchin Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin
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