Por diversas vías
hemos fijado posición firme ante los sucesos protagonizados por el régimen
contra los venezolanos. El cierre de las fronteras con Colombia. Primero en
Táchira. Luego en el Zulia. Todo acompañado de una ridícula e ineficiente
militarización que no resuelve nada y desprestigia a la institución armada. El
desconocimiento de la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
ordenando la devolución a RCTC de los derechos confiscados en 2007. La
indignante y vergonzosa sentencia dictada en contra de Leopoldo López,
ratificatoria de la muerte del Derecho como instrumento de regulación de la
vida en sociedad. En fin, una verdadera tragedia nacional, más que suficiente
para pedir la renuncia al alto gobierno e impulsar el cambio profundo que la
hora reclama.
En este limitado
espacio quiero sintetizar la indignación que siento por las humillaciones que
se imponen a mis hermanos de la Nación Guajira. Sufren en grado superlativo lo
mismo que venezolanos y colombianos en el resto del Zulia y en la frontera
tachirense. La vida a los dos lados de la Península está alterada. Para ellos
no hay frontera. “Guajira Grande” es la respuesta cuando de buena fe se les
pregunta de donde son. Eso se traduce en intercambios de todo tipo, sociales,
familiares, de comercio formal e informal y, en síntesis, se trata de una
comunidad histórica que tiene sus propias normas de existencia y costumbres,
sin dejar de cumplir el ordenamiento legal existente a ambos lados de la
frontera. Como muy bien afirmó Ricardo Fernández, expresión Wayuu y candidato a
la Asamblea Nacional por la Unidad, ellos no son transeúntes, viven allí.
Tienen su propio idioma y lejos de ser tratados como enemigos, el régimen
debería considerarlos como los grandes y mejores guardianes de los intereses de
la patria.
En la Guajira hubo
oficinas del Ministerio de Agricultura y Cría, del Ambiente, de tránsito
terrestre, fiscalía indígena, Defensoría del Pueblo, Notaría Pública y
Tribunal. Todo fue eliminado arbitrariamente en 2007. Dice Ricardo en su
declaración. “En 2010 fuimos declarados Distrito Militar. Ya estamos cansados”.
Los guajiros no son
el problema. Pueden ser parte muy importante de la solución. Ahora anuncian el
envío de unos 3.000 efectivos militares adicionales a los existentes. Con todo
respeto, pero ¿serán parte de la solución o parte importante del problema?
Oswaldo Alvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz
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