La arbitraria decisión de Nicolás
Maduro de declarar un Estado de Excepción en los municipios fronterizos
Bolívar, Ureña, Junín, Urdaneta, Capacho Libertad y Capacho Independencia del estado Táchira, sin existir causas suficientes,
viola flagrantemente los derechos humanos y muestra un sorprendente
desconocimiento de nuestra historia.
Las
profundas vinculaciones
económicas, culturales y familiares existentes entre los pueblos del
estado Táchira y del departamento del Norte de Santander surgieron desde los
tiempos coloniales para irse fortaleciendo durante los siglos XIX y XX. Una de
las manifestaciones más curiosas de esas relaciones fueron las ferias que se
organizaban en las más importantes ciudades de las dos regiones. Además, siempre
acogieron con particular simpatía a los exiliados políticos que tenían que
pasar las fronteras perseguidos por los gobiernos dictatoriales venezolanos o
enfrentar las consecuencias de las guerras civiles colombianas. Buenos ejemplos
fueron el gobierno de Juan Vicente Gómez y la guerra de los Mil Días.
Las consecuencias empiezan a sentirse
de manera muy dolorosa al resentirse el orden social en los municipios
fronterizos: los negocios amanecen cerrados; nadie va al trabajo; la escasez de
productos de primera necesidad alcanza niveles de tal gravedad que es posible
que lleguen a faltar de manera
definitiva; los liceos y las escuelas están paralizadas; nadie se atreve a
salir de su casa, ante el temor que produce el convencimiento de que los
efectivos militares y policiales pueden actuar sin ningún control, como ya han
empezado a demostrarlo en distintas acciones. En definitiva, un verdadero caos.
Lo único que ha logrado tan disparatada decisión, si eso
puede considerarse un objetivo para una acción de esa importancia, ha sido la
expulsión de cerca de dos mil colombianos indocumentados. Un aspecto difícil de
justificar es la destrucción de sus viviendas. Ni siquiera el contrabando se ha
paralizado. Empiezan a surgir rumores que, aún con la frontera cerrada, los
productos subsidiados venezolanos ingresan a Colombia por los caminos verdes.
Nicolás
Maduro está desesperado. No es para menos. Analicemos algunos aspectos de la
última encuesta IVAD: 80% considera que
la situación del país es mala; 92, 8% ha
tenido problemas para conseguir productos de primera necesidad; 87,9 % no le
alcanza el dinero para comprar lo necesario para el hogar; 70 % cree que la gestión de Nicolás Maduro es
mala o muy mala; 64,9 % no tiene confianza en el gobierno nacional. En
conclusión, si las elecciones fueran hoy la oposición obtendría el 68,7 % de
los votos contra 23, 0% del oficialismo.
Esta situación, a mi criterio, es irreversible. El voto castigo es una
realidad. Nicolás Maduro tiene la esperanza de que el cierre de la frontera
pueda generar un mejoramiento de la situación de abastecimiento en el resto del
país. Estoy convencido que fracasará estruendosamente, al no lograr que la
realidad actual se modifique en los municipios fronterizos. Otro aspecto a
considerar es el desprestigio internacional que enfrenta Venezuela ante los
delicados señalamientos de graves violaciones de derechos humanos.
Los
tachirenses deben reflexionar sobre su futuro cercano. Nicolás Maduro ha dicho
que la frontera permanecerá cerrada sin importarle el profundo daño que le hace
a la sociedad tachirense. El gobernador Vielma Mora está decidido a abrir manu
militari los comercios de las principales ciudades fronterizas, sin valorar las
causas por las cuales se mantienen cerrados. Definitivamente, el régimen
chavista no está dispuesto a considerar la opinión y los intereses del pueblo tachirense. Su actuación, sólo está
supeditada a los objetivos políticos nacionales ante la cercanía de las
elecciones del 6 de diciembre. Esa es la verdadera causa del enfrentamiento con
Colombia. Buscar un enemigo externo para que nuestro pueblo olvide sus
problemas. Esta realidad deben conocerla
los tachirenses. Es un desafío inaceptable a la voluntad popular. Se requiere
enfrentar con decisión y firmeza la absurda arbitrariedad centralista. No
podemos permitir que la desbordada propaganda oficialista nos divida. Los tachirenses
somos un solo pueblo decidido a defender nuestros derechos…
¡Viva el Táchira!
Fernando Ochoa Antich.
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich
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