ISAAC VILLAMIZAR, ASERTIVIDAD ANTICIPADA

Comparto plenamente el planteamiento reciente de Ángel Oropeza de que, con anticipación negativa, este gobierno ha inyectado a la organización social un piso actitudinal-psicológico de aceptación y resignación. 

Los gobernantes delincuentes y abusadores del poder, proyectándonos desesperanza, nos han hecho creer que sólo nos queda la rendición, que este desbarajuste no se puede cambiar, que estos corruptos con usufructo del poder tirano, no se van a ir por la vía electoral, que tenemos tan precaria efectividad política, que sólo la trampa o el nunca reconocimiento de ganadores alternativos es el horizonte sombrío que nos espera. 

Todo este germen psicológico ha sido mediado por los principios goebbelianos de propaganda nazi, en especial el de orquestación, repitiendo incansablemente esta mentira, para convertirla en verdad en nuestro pensamiento, y en el de la unanimidad, pretendiéndonos convencer a la mayoría que así es como pensamos todos.

Contra esta abominable estrategia psicológica y comunicacional, voy a basarme en algunas ideas de Carlos Saúl Rodríguez, para proponer un cambio de conducta. Ya conocemos que Rodríguez nos enseña que  la vida de éxito y logros, muchas veces con ideas que parecieran inalcanzables, no es cuestión de leche, sino de actitud. Pues bien, yo considero que esa malsana tendencia se puede revertir, de manera anticipada, si vemos en un supuesto fracaso una magnífica oportunidad. 

Es en la dificultad, en la exigencia, en la crisis que nos acogota, donde está la ventaja. Las personas que anhelan el éxito deben descubrir que en toda situación compleja, por más difícil que parezca, hay una encrucijada que puede llevarles a una maravillosa ocasión. El color de las cosas se la damos nosotros mismos. Puede ser el rojo de la desgracia o el verde de la esperanza. Aprender va más más allá del fracaso, se trata de una virtud. Hemos cometido errores como ciudadanos, hemos dejado que estos forajidos gobernantes destruyan el país y hemos permanecido impávidos e inactivos ante ello, muchos envenenados con esa anticipación negativa. Pero los errores tienen una nueva cara, como señala Rodríguez, cuando a partir de ellos podemos rectificar y re-aprender. En la vida se gana o se aprende y no hay derrotas sino experiencias y aprendizajes. Las decisiones que tomemos hoy, ya, de manera anticipada, determinarán lo que alcancemos en diciembre.

Cuando creemos que  algo será, será.  Si  nos convencemos de que algo funcionará, funcionará. Si adoptamos

una actitud y estamos persuadidos de que esta realidad de hoy, de foso profundo, todos los que amamos a Venezuela de verdad, la podemos transformar, estemos seguros que ello llegará. No habrá desesperanza inoculada, anticipación negativa que pueda contra esta firme creencia. Pero un  pensamiento tenaz de triunfo no basta, porque nada ocurrirá si creemos que no ocurrirá. Si queremos transformar un escenario, debemos accionar, pero para accionar hay que creer que el resultado nos será favorable. Y ello debemos internalizarlo con firmeza, con actitud positiva y haciendo todo lo que debemos hacer para lograrlo. Si nos mantenemos motivados, accionando progresivamente, pero seguros, produciendo gradualmente resultados, creyendo anticipadamente que es necesario ganar, para lograr ese bienestar integral y colectivo, entrelazándonos sólidos y coherentes en la búsqueda de ese resultado, nadie nos detendrá.

Entonces, el éxito en diciembre próximo no dependerá del azar, sino será el producto del convencimiento personal y colectivo, del compromiso, del uso adecuado de nuestros talentos, del ejercicio intransferible de la soberanía popular, de la actitud ante el reto de cambiar este país, de la responsabilidad que todos tenemos en ello. Porque el éxito no depende de factores externos, de esa anticipación negativa que nos han querido administrar, sino de la instalación en nuestras creencias de pensamientos positivos, liberadores de nuestro potencial, para desterrar, de manera masiva y electoral del poder a estos bandidos, a quienes no permitiremos más que nos asalten nuestra esperanza de llegar al mundo soñado, hacia la tierra que merecemos con creces. 

Isaac Villamizar

isaacvil@yahoo.com

@isaacabogado

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