Querido Enrique:
Recibo tu afectuosa misiva digital en la que me ratificas
tu aprecio y amistad, lo cual es mutuo, y donde me informas lo que ya todos
conocemos acerca de la penosa realidad que impera en Venezuela bajo la
denominada Revolución Bolivariana. Nunca antes mi querido país de adopción
había figurado tanto en los medios de comunicación internacional, no por sus
logros y virtudes, sino por sus problemas y carencias.
Ciertamente me parece inaudito, lo constato dada vez que
entro a un supermercado acá en tu apreciado Oxford - donde por un intenso año compartimos ideas y
una común visión del mundo – que se carezca de lo más elemental. No lo puedo
entender, y no lo entiende nadie, que ese país tan rico haya caído en la mayor
inopia ¿se dice así en español? que el
siglo XXI haya conocido.
Pero sabes querido amigo, soy profundamente optimista acerca del futuro venezolano porque además de sus conocidos recursos naturales cuenta con una amplia gama de gente bien formada, de profesionales de altos quilates, hoy en inmerecida diáspora, que cuando regresen aportando su conocimiento y experiencia contribuirán sin dudas a transformar radicalmente la realidad. Como me comentabas a tu regreso del Perú, ese país supo remontar la terrible situación imperante bajo Velasco Alvarado y la tragedia que implicó la locura de Sendero Luminoso, y ya vemos sus actuales realizaciones que son envidia y ejemplo para toda Latinoamérica.
Por acá ya sabes lo mismo de siempre, escribiendo y
profundizando los temas relacionados con
la historia petrolera común, con una que otra asesoría en Londres y siempre
invitado a dar charlas sobre Venezuela y su realidad petrolera. Por lo demás
todo bien, a diferencia de Uds. no nos
morimos de hambre, aunque que a veces sí de fastidio, pero para eso tenemos el
futbol y la prensa amarillista; Uds. por lo que veo se la pasan en una
permanente guerra de toda índole, que renueva y temas y enemigos diariamente. No opino sobre la última relacionada
con el Esequibo para que no me acusen,
por ser británico, de
imperialista y me declaren persona no grata y me nieguen la entrada de por vida a mi querido país.
En fin, dilecto amigo, ojala consigas las divisas para
que te acerques por acá y retomemos en persona las largas y gratas conversas
oxonienses, te aseguro que no te voy a llevar a tomar cerveza caliente, sino
que te tendré un whiskey servido en vaso
largo para que te lo tomes con bastante hielo como les gusta a Uds., para estupefacción de los escoceses que
continuamos siendo, con clan y todo. Recibe un fuerte abrazo de tu reiterado
amigo, y como decíamos por allá en los campos petroleros de Lagunillas: best
wishes, Tuyo.
B. S.
Enrique Viloria Vera
viloria.enrique@gmail.com
@EViloriaV
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