La oposición no tiene acceso a los medios de
comunicación. El PSUV copa todos los espacios de una manera atorrante. Me
parece que el ocultamiento de la voz opositora ha sido un logro del gobierno.
En ese sentido, me gustaría ver una posición de la Fiscalía y la Defensoría del
Pueblo fijando criterios sobre el tema ante el abuso desbordado en los espacios
de ese medio. Pero, todos sabemos que Luisa Ortega Díaz no moverá un dedo para
hacer respetar el uso de los medios del Estado en el proceso proselitista y en
la cotidianidad.
Obsérvese que el
canal 8 ha devenido en el órgano divulgativo del partido rojo; igualmente
sucede con las demás televisoras del “Estado” donde solo se difunde la visión
de los seguidores del aparato gubernamental. En la mayoría de los medios impresos y radiales sucede igual.
Entonces, la verdad, la confrontación de ideas es nula, alejada de la
objetividad y la investigación.
Un cristiano que solo ve el canal ocho y lee tan solo los
medios que siguen al gobierno, es un ciudadano que no sabe lo que está pasando
en el país y que repite como loro todos
los clichés, medias verdades y medias
mentiras que los rojos hacen correr en su repetición de estrategias
“politiqueras.” Aunque la realidad niega constantemente cualquier cosa que diga
el gobierno.
Sin embargo, la caída de la imagen del Presidente Maduro
es significativa, así como el creciente rechazo sobre la gestión de gobierno.
Por ello, todo indica que el gobierno en las próximas elecciones parlamentarias
va a salir con las tablas en la cabeza.
Yo no dudo que el gobierno está muy nervioso a seis meses
de las elecciones. Me parece que ellos saben, que ellos perciben con claridad
que están perdiendo las elecciones. Y si la oposición se mantiene unida, muy
difícilmente podría ser derrotada.
Con ese cuadro tan feo en medio de la escasez de
productos, la inflación galopante, el desempleo, la delincuencia con el moño
suelto, muchos analistas consideran que el gobierno se la va a jugar, gastando
la poca plata que se tiene para dar una idea, una sensación de abundancia y
tratar así de recuperar el voto escurridizo.
Yo entiendo que buena parte de la población pueda morder
el anzuelo del populismo a modo de bozal de arepas, pero ¿Y después de las
elecciones qué vamos hacer con un panorama tan negro o tan rojo? Entonces, en las manos de un
pueblo que valora y entiende la situación que vivimos está la suerte del país,
en las manos de un pueblo que no se deje manipular, ni engañar…
Quizás el color del caldo sea el morado con tantas manos metiéndose en la olla y sobretodo en esa sopa que preparan Diosdado y Maduro como si estuviesen forcejeando en una pelea a cuchillo limpio por definir el liderazgo en la tienda roja. En las próximas elecciones es mucho lo que se está jugando. Se plantea la permanencia del desbarajuste rojo; se plantea la definición interna del liderazgo rojo, se plantea también las posibilidades ciertas de enterrar una revolución fracasada.
Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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