La fecha es un término que políticamente
puede tener muchas significaciones, generalmente importantes. La fecha del nacimiento
o muerte de Miranda tiende a ser recordada y conmemorada por la significación
que tuvo para este y otros países. Como esas hay muchas fechas aquí y en otros
países. Unas se celebran festivamente, otras sirven de recordatorio de un hecho
ocurrido o de un evento que acontecerá.
En Venezuela “la fecha” ha adquirido una
connotación política inusual. Andan algunas organizaciones políticas opositoras
tras el pronunciamiento del ente comicial sobre la fecha en que se realizarán
las elecciones parlamentarias, y en efecto, el CNE tiene por obligación
Constitucional convocar y realizar unas elecciones para que el 5 de enero de
2016 se instale una nueva Asamblea Nacional.
Lo cierto es que el cuerpo normativo
venezolano que rige la materia electoral no obliga al CNE a anunciar la fecha
electoral con un lapso específico de anticipación, por lo que legalmente el
Poder Electoral no estaría violando la ley. No se podría acusar legalmente a
los integrantes del CNE de no actuar responsablemente, sin embargo, todo individuo
que ocupa un cargo público, aun cuando no fuera electivo, no queda excluido del
juicio colectivo. Desde esa perspectiva, advierte Díez-Picazo, hay, mutatis
mutandis, una responsabilidad política difusa, que no es otra que la opinión de
los ciudadanos, libres e iguales, respecto de quienes ejercen funciones
públicas, que está perfecta inscrita en el concepto de democracia. Y, de ella
nadie escapa, decimos nosotros.
Pero una cosa es preocuparse por “la fecha” y
otra es convertirla en parte de la campaña electoral. Empeñarse en esto último
revela un estado de desconexión profundo con la realidad nacional.
La oposición tiene amplias posibilidades de
ganar los próximos comicios parlamentarios que serán convocados, entre otras
cosas, por la grave crisis que vive el país. Es el gobierno quien mejor trabaja
para que así sea: su inacción para corregir la enorme crisis económica es la
que los lleva a la derrota, pero aun introduciendo correctivos, el tiempo no
les da para que la angustia ciudadana desaparezca. Inflación y
desabastecimiento de bienes esenciales llegaron para acompañar a los
venezolanos por algún tiempo. No hay medidas que en corto plazo alivien la
certeza de que el país va por muy mal camino y de que el culpable es Maduro y
su gobierno.
Los sondeos de opinión pública ofrecen datos
inobjetables. Datanalisis indica que el 84.3% de los encuestados aprecian que
la situación del país está entre regular y muy mala, mientras que el 68.5%
atribuye al Maduro no actuar por el bienestar de los venezolanos. Revela,
además, que el 75.9% y el 83% estarían
en desacuerdo con manifestaciones de calle y guarimbas, respectivamente, lo
cual pone de manifiesto que la preocupación nacional se centra en problemas muy
distintos a los partidistas o, para no generalizar, de algunos partidos,.
Reestablecer una agenda que privilegie la
conexión de la oposición democrática con los problemas reales del país, es
fundamental para el logro de una mayoría parlamentaria que permita una
transición que libere a sus ciudadanos de las presentes penurias.
Leonardo
Morales P.
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
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