“El poder más fuerte no es el que sirve para destruir si no para construir” Daniel E. Villamil.
La histórica escuela Felipe Walker de Pueblo Ajuro, que
inició actividades en la década del 60 y que hasta hace 4 años, cuando fue
derrumbada totalmente, por el agrietamiento de algunos salones, contaba con una
matrícula de 1.200 escolares. El régimen chavista, una vez que tomó la decisión
de demolerla, se comprometió con la comunidad educativa y el Consejo Comunal,
iniciar inmediatamente la construcción de una nueva y moderna edificación, en
el marco de la revolución educativa y hasta el sol de hoy no pasa de la
promesa. Engaño revolucionario.
Los 1.200 escolares, fueron reubicados provisionalmente y
de manera transitoria a la escuela de especialidades femeninas “Eva de Liscano”
y otros a la sede de la congregación evangélica “Hombre nuevo”. La esperanza de
una nueva y moderna edificación, justificaba el sacrificio, pero ya van 4 años
y el régimen chavista, que se ufana de adelantar una revolución educativa, no
da señales de iniciar la nueva sede y como los padres y representantes,
requieren seguridad, en la continuidad y comodidad de sus niños, ya han migrado
unos 600 y entre ellos hay otros que desertaron. Una tragedia escolar.
La escuela Felipe Walker, es el capital más valioso, para
los niños del barrio Pueblo Ajuro y otros aledaños. Una escuela con matrícula
de 1.200 escolares, no es cualquier cosa. En ella está en juego el futuro de
los niños de uno de los sectores más grandes de la ciudad. Es un crimen que el
régimen comete contra el porvenir de la patria al no construir esa nueva sede
escolar “Un hombre sin educación es instrumento ciego de su propia destrucción”
nos ilustraba el libertador y también nos instruyó: “Moral y luces son nuestras
primeras necesidades” Un auténtico bolivariano debería tener presente esos
pensamientos. Por ahora, nada indica, resuelvan esta funesta situación. La
tragedia escolar continúa avanzando a paso de vencedores.
La situación de la escuela Felipe Walker, no es
coherente, con la publicidad oficial, que nos habla del éxito revolucionario en
materia de inclusión escolar. En Pueblo Ajuro la situación es contraria. Muchos
escolares han migrado y otros han desertado. Los niños que quedan matriculados,
andan como gitanos. Ven clase fuera de su entorno natural y en locales
inadecuados ¿Y los integrantes del revolucionario Consejo Comunal del barrio,
los concejales y el Alcalde? Bien gracias, silentes y hasta regocijados, por la
pasividad de los vecinos por no iniciar una justificada y enérgica protesta. Y
el gobernador es educador.
En mi condición de hijo del barrio Pueblo Ajuro y ex
alumno de la histórica escuela Felipe Walker, escribo con dolor estás líneas,
pero también esperanzado de que, alguna autoridad educativa regional o
nacional, las lea y tome cartas en el asunto. Los niños de Pueblo Ajuro merecen
su nueva escuela, la cual fue derrumbada en revolución y, tiene que ser
construida por la revolución. No construyan, pero tampoco destruyan lo que
había y hay, todavía de utilidad. Uno entiende que es más fácil, destruir que
construir, pero ¡Por favor! El poder es para construir.
José “Cheo” Salazar
sjose307@gmail.com
@Cheotigre
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