¿Quién
no ha soñado alguna vez tener una casa o un apartamento espectacular en una
buena urbanización de clase media o clase media alta? ¿Quién no ha visto desde
los ojos de la admiración y la aspiración, tener las mansiones de los ricos y famosos?
Han sido muchos. Incontables personas también han invertido años de trabajo y
ahorro para poseer una vivienda parecida a la de sus sueños, y siguen gastando
su vida para conquistar y mantener una casa o un confortable apartamento con el
cual sentirse bien.
Si
nos esforzamos para tener una residencia material confortable ¿Cómo no estar
dispuestos a invertir tiempo y esmero en construir al verdadero y auténtico
fortalecimiento moral y espiritual de la familia que vive en ese hogar?
Vivienda significa fuego, calor, amor, respeto, consideración, lealtad entre
sus miembros y hace referencia a la tibieza que se genera cuando personas que
se aman y buscan su mutua felicidad, habitan bajo un mismo techo y crean
relaciones de cordialidad, honestidad, fidelidad, comprensión, responsabilidad
y afecto.
Construir
un hogar implica en principio dos cosas: La primera, debe ser único, la
exclusividad es una característica fundamental porque cuando coexisten varios
núcleos familiares, los sentimientos están repartidos y es difícil consolidar
lo auténtico.
El
concepto que tienen muchos venezolanos de tener y convivir con ‘sucursales’ o
“segundos frentes” tan lamentablemente difundido en nuestro medio, no cabe en
las altas exigencias emocionales y actitudinales que la construcción de un
matrimonio, de un hogar de amor verdadero plantea.
La
fidelidad es condición imprescindible para que pueda edificarse un hogar como
el que necesita la sociedad venezolana y merecen nuestros hijos e hijas. El
segundo aspecto es este: En la labor debe trabajarse todos los días, con
constancia y esfuerzo, con clara conciencia, pues es como una construcción
física donde con cada palabra, gesto, actitud o detalle, ubicamos un ladrillo.
Al
igual que en una obra civil, la construcción de un hogar de amor tiene una
serie de elementos. El primero es el terreno, que está constituido por la
verdad y no por la falsedad, el disfraz, la hipocresía. No se puede construir
con firmeza en un territorio de mentira, farsa y engaño. Un hogar debe fundarse
en cuatro verdades esenciales: La primera, verdad auténtica en las personas que
lo forman. Quienes conforman una familia mono parental deben ser íntegros,
auténticos y honestos.
Cada
miembro de la pareja (origen de la familia) debe tener claro su ‘yo’ para poder
construir un buen ‘nosotros’. La segunda, verdad en las intenciones. Una
familia debe establecerse con un doble propósito: Lograr la felicidad cotidiana
de la pareja y traer al mundo nuevas personas, que sean a su vez individuos
felices y capaces de convivir con el modelo, con el ejemplo dado por sus
padres.
Cualquier
otro móvil que nos lleve al matrimonio o a un concubinato puede conducirnos al
fracaso y la equivocación. La tercera, verdad en las circunstancias. Todos
tenemos situaciones en la vida, fruto del pasado y las vivencias. Debe existir
claridad sobre nuestra realidad al momento de fundar una familia.
Ir
ocultando información relevante, como la existencia de hijos e hijas que van
naciendo uno tras otro fuera del matrimonio con diferentes parejas paralelas a
la legal, por ejemplo, puede generar problemas y pérdida de confianza en el
esposo o esposa.
La
cuarta, verdad en los sentimientos. Hay muchas emociones que pueden confundirse
con el amor, pero no sirven como sustento para una buena vida en pareja primero
y en familia después: La pasión, el cariño, la admiración, el respeto mutuo
están incluidos en el amor, mas no lo sustituyen…
La
convivencia humana es muy compleja porque somos distintos, tenemos
pensamientos, modelos de crianza, condición social, nivel intelectual,
académico y profesional, necesidades y puntos de vista diferentes, y solo el
auténtico amor puede ayudarnos a comprender y aceptar al otro con sus
debilidades y sus fortalezas, resolver las dificultades y seguir adelante
siempre que sea posible.
Porque hogares de amor es lo que necesitan
Venezuela y el mundo. Por ello, amigo lector la invitación que le hago hoy, es
a que cada uno de ustedes edifique el suyo con amor verdadero, con esmero, con
desvelo y sobre todo con respeto a su pareja y a sus hijos para quienes usted
tiene que ser no solo un modelo de intelectualidad, sino un modelo de
“MORALIDAD”, no haga como el gato que al eliminar sus excrementos, trata de
taparlos.
Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito
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