El proceso de paz colombiano ha resultado más
complejo y tortuoso de lo que posiblemente esperaban las partes involucradas en
las negociaciones, porque independiente a que son muchos los factores que
inciden en las mismas, la narco insurgencia pretende ser tratada y considerada
como una fuerza beligerante, condición que no logró a pesar de las presiones
ejercidas por el presidente Hugo Chávez para que le fuese otorgada esa
distinción.
El propio presidente Juan Manuel Santo,
principal promotor de estos diálogos declaró en mayo del 2011 en la casa de
gobierno, “lasfuerzas armadas colombianas están operando bajo el paraguas del
derecho internacional humanitario que presupone la presencia de un conflicto
armado interno…Pero eso de ninguna manera significa que los terroristas dejen
de ser terroristas o dejemos de llamarlos terroristas, porque son terroristas,
porque cometen actos de terrorismo”.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia y su par el Ejército de Liberación Nacional, son calificadas como terroristas
porque sus acciones han estado orientadas a causar el mayor daño posible en la
población civil, el secuestro, el reclutamiento forzoso de niños y la
colocación de minas antipersonas, lo que ha ocasionado miles de heridos y
varios cientos de muertos.
Solamente en el 2014 murieron por estos
artefactos siete personas y heridas 104, el año anterior las cifras fueron
mayores, 165 entre lesionados y muertos.
Según diferentes informes de 1990 a la fecha,
las minas han afectado a más de 11,000 personas, causando la muerte de al menos
2000, de las cuales el 38% eran civiles.
Los niños, han sido víctimas del sembrado
indiscriminado de minas antipersonas, aproximadamente mil, han padecido el
efecto de esas armas, de ellos 235 perdieron la vida. Como muestra de esa
crueldad innecesaria el director de Periodismo Sin Fronteras, Ricardo Puentes
Melo, presentó en su página en la internet
la fotografía de un hombre cegado por la explosión de una mina, cargando
el cadáver destrozado de su hijo de 17 años.
La siembra indiscriminada de estos artefactos
hizo posible que unos alumnos camino a su escuela situada en Orito, encontraran
una mina que detonó en el aula en la que estudiaban, causando heridas a más de
30 educandos. Otra explosión en la zona rural de la Montañita, Caquetá, causó heridas graves a una mujer y a sus dos
hijas menores, y un soldado perdió una pierna al explotar una mina en un parque infantil en
construcción.
Hace unos meses los hermanos Edilberto y
Marlon González Mina, de nueve y diez
años de edad respectivamente, perdieron
la vida al pasar por un campo minado rumbo a su escuela, en una zona en la que
opera la columna Daniel Aldana de las FARC, que aparte de minar los campos del
departamento de Nariño, se dedica, entre otras actividades a la extorsión, captación ilegal de dineros,
control de la producción y comercialización del narcotráfico en la región.
Diferentes informes reseñan que más de la
mitad de los municipios colombianos tienen campos minados, y que los niños
colombianos son los más afectados del
mundo por la detonación de estos artefactos, después de los de Afganistán.
Un informe elaborado en el 2012 en la escuela
Superior de Guerra de Colombia y publicado por el Espectador refiere que son 12
los denominados artefactos explosivos improvisados que fabrican las guerrillas,
destacando entre todas las “quiebrapatas” como las denominan popularmente, una
catalogada como química porque usan ácido sulfúrico en su fabricación. Estas
“quiebra patas químicas” son difíciles de ubicar por los detectores de metales,
ya que son fabricadas en envolturas plásticas.
Las minas son portadoras de fragmentos de
proyectiles, tuercas, tornillos, vidrios y materia fecal humana y animal, y de
otros productos que dificultan la recuperación del sobreviviente de una
explosión.
En marzo de este año, el mismo mes de la
muerte por la explosión de una mina de los hermanos Gonzalez, el gobierno de
Colombia y las FARC anunciaron un acuerdo para limpiar y descontaminar los
territorios en los que hay minas y otros
artefactos de ese tipo.
Lo paradójico es que uno de los negociadores
de las FARC Rodrigo Granda, dijo que el
desminado humanitario se haría inicialmente en tres o cuatro zonas que estaban
por definirse, agregando que solo se
realizaría en zonas de población civil y no en la selva, “porque la gente
nuestra en la profundidad de la selva no va a dejar de defenderse".
Asimismo declaró que una de las cuestiones de
una fuerza irregular está en el uso de los explosivos y que hasta que no
avancen los acuerdos en La Habana, no se hará el desminado en otras partes, así
que por voluntad expresa de las FARC los
niños colombianos pueden seguir muriendo hasta que ellos no logren una paz a su
medida.
Pedro Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43
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