República bananera es un término peyorativo
para un país que se ha considerado como políticamente inestable, empobrecido y
atrasado, cuya economía depende de unos pocos productos de escaso valor
agregado (simbolizados por las bananas), gobernado por un dictador o una junta
militar, muchas veces formando gobiernos forzosa o fraudulentamente
legitimados. También se las suele llamar "republiquetas bananeras"
(pero no se deben confundir con el término histórico "republiqueta").
Tomado de Wikipedia.
Chávez llega al poder en 1999 a caballo del
desencanto de los venezolanos con la forma como se había manejado el país en
los quinquenios anteriores. Gobierno tras gobierno, los venezolanos vieron sus
expectativas frustradas. Los problemas crónicos no solo no se solucionaban sino
que tendían a empeorar.
Esta situación llevó a que los venezolanos
perdieran su inmunidad al canto de sirenas. En las postrimerías del siglo XX,
un discurso populista y al mismo tiempo confrontacional comenzó a calar entre
los venezolanos. Muchos sectores de la clase media, muchos políticos e incluso
intelectuales con experiencia y conocimiento de la historia del país
sucumbieron a la retahíla militarista que prometía sacar al país del hueco en
el que se hallaba.
Dieciséis años después observamos el desastre
en el cual se ha convertido el otrora país petrolero. Los precios actuales del
oro negro superan en este momento por varias decenas de dólares los precios más
altos que tuvieron los gobiernos de la democracia. Sin embargo, producto de una
política económica regida por la voluntad del caudillo, el país es un
cementerio de empresas cerradas o funcionando de forma parasitaria de un
mercado cambiario que la tozudez e ignorancia reinante se ha empeñado en mantener.
Celebran el control de cambio los grandes
capitalistas a los que les luce interesante comprar bonos de la deuda pública
venezolana a precios irrisorios porque están convencidos de que el gobierno
socialista está tan urgido del crédito internacional que hará lo imposible por
pagarles aún al costo de mantener a la población pasando hambre y muriendo de
enfermedades curables pero para las cuales el gobierno no adjudica recursos.
En una república bananera como la nuestra
existe entonces una cantidad de líderes de opinión que tratan de manejar las percepciones de una forma que sea
propicia a que el gobierno le cumpla a los tenedores de bonos venezolanos.
Venezuela se encuentra sometida a eso que los argentinos llaman fondos buitres.
La Venezuela bananera se ha convertido en una
especie de capital mundial de la corrupción. Una corrupción mucho más
escandalosa, vulgar e indolente que cualquiera que haya conocido la república.
El país ha sido víctima del peor saqueo que se conozca de este lado del
planeta. Nadie es capaz de explicar seriamente y con guarismos adecuados qué se
hizo con una riqueza superior a todo lo que le entró a Venezuela desde 1811
hasta 1998.
Todos los informes de inteligencia a nivel
mundial señalan a nuestro país como una gran autopista de la droga. Los señores
de los carteles han encontrado en esta república bananera un espacio ideal para
su óptimo desempeño. Los funcionarios de seguridad son tan mal pagados que no
tienen manera de resistir un cañonazo de dólares para hacerse la vista gorda ante
el paso de un algún cargamento de importancia.
Otro aspecto que nos cataloga en la categoría
de república bananera es la ausencia absoluta de institucionalidad. Uno de los
peores daños que le hizo Chávez al país fue convertir los poderes públicos en
secretarías de su partido político. Someterlas a su absolutista visión del
poder. Impedir el desarrollo de la institucionalidad prevista en la
constitución nacional. Y no podía ser de otra manera, para Hugo la constitución
fue una excusa para hacerse del poder con objetivos que no incluían el
bienestar de los venezolanos.
Es así como Chávez a la usanza de caudillo
decimonónico barre con los símbolos. Cambia la bandera y el escudo nacional. A
veces usando excusas que resultaban en burla a los venezolanos como que su hija
le había preguntado si el caballo no debía correr en el otro sentido. Lo peor
es que el equino indica la dirección en la que marchamos: hacia el pasado.
Retrocedemos a velocidades pasmosas a una Venezuela pre republicana sin ninguna
posibilidad de alcanzar el desarrollo por el camino que vamos.
La situación del país es tan grave que el
defensor del pueblo, el contralor, la fiscal, la presidenta del TSJ y la
presidenta del CNE no entienden que no son parte del gobierno. Que representan
poderes independientes llamados a equilibrar el inmenso poder que de por sí
tiene el ejecutivo nacional. Independientemente de si Cabello es culpable o
inocente de lo que se le señala, las instituciones debieron haber actuado con
la prudencia que impone la misma constitución. En nuestro caso,
lamentablemente, volvemos a exhibir una actitud bananera como es la de pasarle
por encima a la formalidad y tomar partido por el amigo.
La más triste expresión de república bananera
es una soberanía inexistente. El poder se ejerce en Venezuela en colaboración
con o por delegación de Cuba. Eso, la historia nunca se lo perdonará a Chávez
ni a sus sucesores. El nivel de penetración de los militares cubanos en
nuestras fuerzas armadas debe mantener las cenizas de Bolívar en una especie de
torbellino constante.
El proyecto chavista, cual orca asesina, tomó
el país por asalto y lo lleva a la profundidad de la pobreza para ahogar los
sentimientos libertarios de los venezolanos. Nuestro pasado reciente parece
inclinar la balanza hacia le recuperación de esas libertades y el rescate del
desarrollo que debemos a las futuras generaciones.
Jose Vicente Carrasquero A.
botellazo@gmail.com
@botellazo
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