Es la segunda visita
a Caracas, por invitación, del embajador Thomas Shannon, Consejero del
Departamento de Estado de EE.UU., y se anuncian más. Vino a una negociación que
no parece ser trivial. No se trata solo de reinstalar embajadores antes que
Cuba. Para eso falta mucho, por la oposición de un Congreso estadounidense
dominado por los republicanos.
La agenda bilateral
es amplia, va desde las deudas con las compañías norteamericanas, pasando por
las necesidades de inversión para Venezuela y el tema de los derechos humanos
(DD.HH), hasta llegar al narcotráfico. Muchos esperan que los temas claves sean
los DD.HH. y la democracia, en especial por las cruciales próximas elecciones.
Pero seguramente pesarán más los temas económicos y de seguridad.
Ya Maduro no puede
usar el suministro petrolero a EE.UU. como una palanca de negociación. En
realidad hay otros esperando que Venezuela decida cortar ese envío, como Canadá
y los mismos productores de petróleo de
esquistos en EE.UU. Tampoco hay dólares
para pagar deudas. Lo que tiene Maduro para ofrecer está más en el campo de la
seguridad y en especial del narcotráfico.
El Departamento de Estado lo sabe
y lo dice en un reciente informe: “Venezuela es una de las rutas favoritas para
el tráfico de drogas …, debido a su frontera occidental con Colombia, al débil
sistema judicial, … y al ambiente permisivo y corrupto” .
Pero, ¿podrá Maduro
enfrentarse al Cartel de los Soles, vinculado a la cúpula militar y parar el
narcotráfico? No tendría que hacerlo
pues los milicos le dan soporte. Pero está en juego otra negociación: la de
Cuba. Y en ella el tema de Venezuela está sobre la mesa. La desestabilización
de Venezuela no le conviene ni a Cuba ni a EE.UU.
A los norteños no
solo por el narcotráfico sino por la crisis que se puede precipitar en la
cuenca del Caribe, por los incumplimientos de Petrocaribe y la ALBA, para lo cual se están preparando,
pero no están listos. Los Castro tampoco están listos para abandonar la
parasitaria relación con una Venezuela, que ya no es capaz de resolver sus
propios problemas.
Lo grave sería que en
estas negociaciones EE.UU. optara por alentar en Cuba y en Venezuela un esquema
“a lo chino”: una economía capitalista con un gobierno comunista. Acompañado claro
de un paquete de inversiones. Y aunque esta alternativa no le gusta mucho a los
Castro y a su secuaz Maduro, la situación económica de Venezuela está tan
delicada que quizás perder el control económico sea mejor que perder también el
político.
Por ahora, Maduro
reflexiona sobre los expedientes que le debe haber dejado Shannon. Y debe estar
pensando en Arnaldo Ochoa, militar estrella de la revolución cubana, fusilado por los Castro por “narcotráfico”.
Alfredo Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena
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