Sólo la corrupción y las carencias morales
pueden explicar algunas cosas.
¿Por qué el gobierno venezolano se hace el
loco con la política injerencista de la comunidad de países del Caribe? ¿Por
qué Nicolás Maduro actúa con tanta diligencia para recoger firmas contra Obama,
en vez de ocuparse de los ingentes problemas del país o enfrentar la verdadera
violación a nuestra soberanía que se realiza en Guyana?
No es casualidad que la ocupación y
explotación del territorio venezolano por parte de Guyana se acelere justamente
en esta hora angustiosa de la prolongada y silente invasión cubana.
No es solo que llegó la hora de raspar la
olla, sino que quebraron a PDVSA y no hay petróleo para mantener a los
proxenetas.
El subsidio de petróleo a CARICOM dista mucho
de ser un acto de solidaridad con los pueblos hermanos, se trata de un
megaguiso a partir de la colocación de manera fraudulenta de los excedentes, es
decir la reventa del petróleo que Venezuela regalaba.
No hablemos de los vínculos de los cubanos
con consorcios mineros que están devastando la zona en reclamación, ni siquiera
mencionemos el narcotráfico, tan solo entendamos que la complicidad en
nauseabundos negocios obliga al gobierno a guardar silencio ante la insolente
posición del CARICOM contra Venezuela.
En esta política inmoral, Cuba ha sido el
principal operador y Guyana un protagonista estelar como aliado histórico de La
Habana. Mientras le sonríen al “imperio” y confabulados con esta “revolución
bonita”, los cubanos le pagan viejas deudas a Guyana con nuestro petróleo y
nuestro territorio.
Fidel Castro y Guyana sostienen estrechas
relaciones desde los tiempos en que Cuba lanzó una intervención militar en
apoyo al Movimiento para la Liberación de Angola, siempre se han profesado
mutua solidaridad en la OEA y en otros escenarios internacionales. De hecho, el
13 de enero de 1981 el canciller cubano Isidro Malmierca y su homólogo guyanés
Rishleig Jackson, firmaron un acuerdo donde Cuba se comprometía a respaldar a
Guyana en el diferendo limítrofe con Venezuela, negociaciones que habían sido
congeladas durante el primer gobierno de Rafael Caldera. Para honrar ese acuerdo fue necesario esperar
34 años, hasta que finalmente los cubanos lograron ocupar importantes espacios
de poder en Venezuela –desde el Palacio de Miraflores hasta las FAN- lo que
permitió a los Castro ejercer un poder real, además de amasar una monumental
fortuna en complicidad con la boliburguesía chavista.
Parte de esa fortuna está en Estados Unidos,
así que recoger firmas contra el decreto de Obama no es un asunto de soberanía.
¡Nada de eso! Hay que gritar duro contra el imperio para que nadie oiga el
sufrimiento del pueblo venezolano y sobre todo, para preservar los capitales
mal habidos de las cúpulas podridas que entregaron la patria a los cubanos y a
sus socios chinos, iraníes, guyaneses, etc. Recogen firmas para desviar la
atención de la tragedia que padece la población y para salvar a los corruptos
que en nombre de Bolívar han saqueado a la Nación.
Este gobierno de Nicolás y Diosdado no sólo
perdió popularidad sino la vergüenza, el sentido del ridículo y el respeto de
los venezolanos. ¡Unión y cambio!
Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
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