"La perversión de este modelo
revolucionario es que desmantelando al pais, creen monopolizar la movilización
social"
Cualquier análisis que hagamos sobre un actor
de poder y sus circunstancias, tiene que comportar la premisa básica de no
subestimar sus cualidades. En "El príncipe", Maquiavelo nos plantea
como un hombre debe actuar para concebir el poder. Entre sus planteamientos hay
algunos que desde un enfoque ético y moral no son aceptables. Sin embargo no
pierden vigencia cuando "el principado" atraviesa momentos de
debilidad y abyección, donde con la guerra se restaura el orden y la traición,
es el medio para lograr el fin: el poder.
No discuto si Maduro ha leído "El
príncipe" de Niccolo Macchiavelli. Sin saberlo parte de su accionar
político deriva de las sugerencias amorales del Florentino (quien a cuenta del
poder poco le importa lo ético).
Pero quien sí ha revisado las líneas del
renacentista, como de otros clásicos sobre la justificación de las rebeliones
(Calvino, Locke, Altusio, Martin Lutero, Rousseau) es Fidel Castro. Sabemos de
las carencias de Maduro. Pero lo que deseo es hablar de sus
"habilidades", mismas que Maquiavelo trata de debilidades. "Las
habilidades y la constancia son las debilidades del príncipe" decía
Niccolo...
Maduro no llega al poder con el entusiasmo popular. Tampoco por un
orden de suceder constitucional. El pueblo le votó por orden de Chávez. Pero
carece del carisma y empatía del vástago/descendiente de Maisanta. Entonces a
Maduro no le quedó más que imitarlo. Y en esto ha resultado
"ingenioso". No sólo remedando gestos, tonos o muecas, sino aspectos
maquiavélicos de la acción política del comandante. El lenguaje guerrerista
-decíamos- es una práctica recurrente para aglutinar en contra del imperio
invasor y justificar la ineficiencia en el manejo del Estado.
Maduro además no
es militar (si acaso miliciano), y la única manera de llenar ese vacío, es
hacer filas en defensas de la revolución, pero también pasar por "las
ristras" a quienes "traicionen" el proceso. En esto los Castro
son medievales...
Otra de "las dotes" de Maduro, es su determinación
para demoler las fuerzas del oponente aun cuando ello suponga demoler al país.
No importa si el oponente es o no chavista. De tal manera que tanto destruye
los grupos económicos de antes, como las nuevas elites, por considerarlo sombra
que le resta control sobre el pueblo.
La perversión de este modelo
revolucionario es que anulándolo todo, desmantelando todo, depauperando el
país, creen monopolizar la movilización social y hacen depender el bolsillo y
la vida misma, al Estado gendarme. Aquí aplica la consigna de Niccolo que dice:
"un príncipe, a la hora de gobernar tiene que ingeniárselas para debilitar
a los que tienen mucho poder y que te puedan causar problemas en tu
mandato".
Hay que tener cuidado en agitar las torpezas
de Maduro. No es que sepa lo que hace. Pero sí sabe lo que no debe hacer. Y en
eso también imita a Chávez. Maduro deja correr a sus enemigos. No los enlaza de
inmediato. Los entrampa y después los reprime. Como el zorro al león. Pura
entelequia Bacardi... Dejar desfilar a los corruptos de la propia manada.
Porque lo que no acaban de comprender muchos rojos-rojitos (ergo Ramírez), es
que en el terreno del privilegio, la riqueza, el lujo y la lujuria, el príncipe
es el único rey.
No es descabellado decir que Maduro celebra las sanciones de
Obama. Y cuidado si le pasa información... En todo caso, Venezuela está siendo
sistemática y sistémicamente desalojada. Sistemática porque lo hacen selectiva
y recurrentemente. Sus talentos, empresas, infraestructuras y capitales. Es el
caos como plan... Sistémicamente porque es una táctica de dominio material y
colectivo. De los recursos y de los hijos de la patria. Y en este sentido
Maduro sigue un guión que desconoce, que no mide, pero ejecuta cumpliendo
órdenes de la isla.
Esa es la diferencia con Chávez, quien no iba tan lejos en
el guión represivo, porque sabía negociar (humilde y abyecto en la adversidad,
como lo manda Niccolo, y contaba con divisas. Por sustituir el paredón por un
reparto más a lo interno que con Cuba son insaciables), los Castro se lo
llevaron. Y lo que aprendió Maduro es que con Dios no se gobierna, sino sólo
con Fidel. Más sí"el príncipe no goza del favor popular ni de la amistad
de pueblo" (op.cit). Así a Maduro no le queda otra, que guerrear y usar la
traición, como segueta.
A "la oposición" que personifica
Henri Falcón, también le tengo una reflexión final. Ya que tanto se ufana
frente a Obama y tanta simpatía le tiene a Fidel, le cito una de las notables
sentencias usadas por Castro, como reo de rebelión en su obra, La historia me
absolverá. "Un hombre que se conforma con obedecer leyes injustas y
permite que pisen el país en que nació, no es un hombre honrado".
Maduro
-sin duda- ha sido mejor alumno de Fidel que Ud., por lo que entre las formas
de Maduro y las de Falcón o Sánchez, me quedo con las de Nicolás...
(Maquiavelo). Las de aquél son amorales y pragmáticas. Las de Falcón, Sánchez y
su MUD, son serviles y adulantes. Y sépase que el lacayo, jamás come ni se
sienta, en el trono del príncipe.
Orlando Viera-Blanco
vierablanco@gmail.com
@ovierablanco
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