El Gobierno venezolano no es capaz de atender
los botes o filtraciones de agua en Caracas, pues no dice no tener suficientes
trabajadores ni equipos para ello, a pesar que en dichas fugas se desperdicia
el 45 por ciento del agua bombeada a la ciudad; ante el llamado de los
ciudadanos, los responsables tardan hasta 4 días en aparecer. La situación no
es mejor en otras capitales del país.
Por otra parte, los hospitales están por el
suelo. Hay un grave déficit de médicos especialistas y no existen insumos
médicos ni quirúrgicos suficientes para atender los pacientes usuales del país,
sin estar en guerra. Hidrocapital y el Ministerio de Salud, responsables de las
áreas descritas se desentienden de sus asuntos y se ocupan sólo de cosas
“importantes” como son las elecciones y la derrota del imperialismo, la cual
parece estar a punto de conseguirse. Dos personas más que firmen y están
liquidados.
La Fuerza Armada Nacional no tiene un sistema
de aprovisionamiento de comida y de agua, que le permita ser independiente de
la red urbana de abastecimiento. No tiene experiencia de guerra y en los
enfrentamientos ocurridos con bandas de hampones (los buenandros de Chávez) su
desempeño deja muchísimo que desear; esta falta de experticia se notó incluso
en los golpes de Estado del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992 y 12 de
abril de 2002, fallidos todos. No disponen de un sistema de purificación del
agua, ni existe una capacidad de producir municiones, que permita un uso
permanente y elevado de las mismas. Además, no controla tecnológicamente el
armamento más avanzado que posee, ni en tierra, mar ni aire.
Cuando observamos a la Milicia, constituida
principalmente por gente mayor, nos damos cuenta que sirven y con dificultad
para controlar el orden de una fila de gente en un súper mercado.
Por otro lado, sabemos que existen segmentos
de nuestro territorio donde el Estado venezolano ha perdido el control: los
barrios pobres de las grandes ciudades, dominados y controlados por bandas
delictivas y extranjeras para más; las llamadas zonas de paz, que son realmente
zonas de tolerancia del crimen como las que existieron tiempo ha con la
prostitución; las zonas mineras de los estados Bolívar y Amazonas, en manos de
bandas colombianas y de la etnia Pemón, que no permite la entrada de “criollos”
en sus lares, y la frontera con Colombia, en manos de los paramilitares y del
Ejército de Liberación Nacional colombianos o de contrabandistas y
narcotraficantes, entre éstos miembros importantes de la oficialidad militar.
Guyana ocupa nuestro mar territorial y nada
ocurre. Tenemos en el país más de 4 millones de indocumentados colombianos y de
otros países cercanos, que mantienen extensas y pobladas zonas urbanas en sus
manos, donde los venezolanos no pueden entrar. No producimos los alimentos, ni
las medicinas, ni los repuestos que requerimos. No tenemos ninguna alianza
militar. El país está muy dividido.
¿Cómo entonces vamos a enfrentar una invasión
gringa o de cualquier otra parte? ¡Por favor!
Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
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