Pero peor aún fue el comportamiento de
Maduro frente a este caso; sobre todo, al traerlo a colación, y ofrecerle el pésame a los familiares en una de esas
cadenas suyas que, como las de Chávez, terminan siendo una especie de Sábado
Sensacional: con canciones, recitales; pases a determinadas regiones donde hay
un grupo danzantes, que ofrecen un espectáculo. ¿Quién está irrespetando la
memoria del muerto? Aparte de que dijo otra cosa del muchacho, y es que lo
confundió con una secta de la derecha, que le envenenó la conciencia. “Iba
–dijo por todo el cañón- con un grupo de estudiantes, que acorralaron a la
brigada de los policías, y uno de ellos les disparó”; cuando hay gente que
atestigua otras cosas, y es que, al parecer, el muchacho hasta le pidió
clemencia al policía.
Y que es la otra parte también muy grave
de esta situación, y es que si esto es así, y no como la asevera Maduro;
entonces el agente que le disparó al muchacho no abrigó en su alma ningún
sentimiento de misericordia a la hora de accionar el arma, y que es lo que ha
venido a plantearse en nuestra opinión pública, con motivo de este caso, y es
que uno pudiera deducir que de la academia policial bolivariana no están
saliendo, propiamente, policías sino otra cosa, y esto por el resultado del
demasiado odio y del demasiado resentimiento, que se ha sembrado a lo largo de
estos 16 años de comunismo tropical.
Más ahora con la Resolución que salió
de las manos de Padrino López, y en donde se autoriza la represión de las
manifestaciones con armas de fuego; que es por donde también vino la
interpretación que se le dio a los hechos el día del asesinato, es decir, que
de inmediato el gobierno iba a descargar todas sus culpas en el agente
incursionado en el mismo; un joven de 23 años, y quien tendría unos siete años
cuando Chávez asumió la presidencia; obviando el gobierno algo que le permite a
éste ser un gatillo alegre, como es dicha Resolución, y que era con lo que no
contaba Padrino López a la hora de no temblarle la mano para refrendar la
misma; pues éste lo que intentó fue ser más persuasivo que agresivo, tomando en
cuenta el contenido de la misma, en el sentido de prevenirle a la ciudadanía
que cualquier manifestación que saliera a la calle iba a ser disuelta a tiros,
que fue cuando se dijo que este hombre gobernaba más que Maduro, si nos
atenemos al carácter inhumanitario de la Resolución de marras, que no podía
salir más que de un militar, que tiene la mente puesta en un escenario de
guerra, y no de paz perpetua, como diría Kant, y que el policía está más para
reprimir el delito, que para prevenirlo; pues un uniforme no le dice nada al
venezolano, tanto más en estos tiempos, cuando hay malandros que se disfrazan
de agentes policiales, y así cometen atracos, sin decir otra cosa de la institución, y de los antecedentes
penales de alguno de sus integrantes.
Lo que no contaba Padrino López, decía,
era que uno de los agentes de la tan cacareada policía nacional bolivariana iba
a pasar a los hechos, sin que mediaran las circunstancias; como es el caso de
este joven, que le pide clemencia al otro, sin que, repito, haya un gesto de
piedad hacia ese ser, que apenas comienza la vida. Un sujeto que se crió oyendo
frases como: “lo que pasa es que fulanito pertenece a una secta de derecha”,
junto a mentiras y más mentiras, que se sueltan a diario por la hegemonía mediática
gubernamental, todo en aras de la preservación del poder que es lo que está
detrás del terror de Padrino López: disparen primero, y averigüen después, y el
resultado es este; siendo este caso, por lo demás, uno entretanto, pues no se
pase por alto que el año pasado fueron acribilladas 43 personas, sin que hayan
aparecido hasta ahora los autores de los crímenes, y a esta altura este
gobierno descarado pretende endosárselos a la oposición, sólo que por ser la
víctima ya un niño tuvo tal repercusión que hasta llamó la atención del propio
Papa Francisco.
Porque, ¿qué le dice a un joven
policía, que llega al cuartel, y allí está la efigie de Chávez por todas
partes; que creció en un medio, donde se adoraba a Chávez; qué le dice, repito,
a esos oídos frases como: “lo que pasa es que hay un grupo de revoltosos,
envenenados por la derecha más recalcitrante de este país, que pretenden
sabotear el legado del comandante Chávez”? Sin duda alguna que odio, y que se
manifiesta en forma alevosa, cuando se carga el arma con plomo, y no con
perdigones, que fue lo que intentó hacer ver el gobierno en un comienzo, y que,
al parecer, fue lo que desmintió el reporte del forense, y es aquí donde todas
las miradas se orientan hacia Padrino López; pero luego a la doctrina del régimen,
basada en la exclusión, en un apartheid con mucho poder, pues estamos frente a
un régimen que todo lo puede a partir del chantaje y el terror, tanto más
imponer el silencio, como lo estamos viendo, a partir de la aparición de
Vielma
Mora, junto a la madre del colegial, rogándole ella a la oposición, entre
líneas, que no haga más de este caso una bandera política, y que fue lo que más
vino a indignar a la opinión pública.
Enrique
Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo
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