Si hay un libro lleno
de poesía, de buena poesía, ese es Crónicas Marcianas de Ray Bradbury quien
murió a los 91 años en el 2012 en Los Ángeles, California. Ray nunca consideró las crónicas como una
novela de ciencia ficción, de hecho, decía que era un escritor de fantasía y lo
irreal, que si alguna de sus obras se acercaba al género, esta era Fahrenheit
451, esa increíble distopía que lo consagró entre los grandes de la literatura
de anticipación.
En una entrevista
dijo que las Crónicas Marcianas era pura mitología al estilo de los griegos y
por ello una obra inmortal.
Jorge Luis Borges se
preguntaba: “¿Qué ha hecho este hombre de Illinois, me pregunto, al cerrar las
páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta me
llenen de terror y de soledad?”
Ray Bradbury
(1920-2012) ha corrido con la suerte de disfrutar de elogios y reconocimientos
como ningún otro escritor, no solo ha sido prologado por Borges, Aldous Huxley
dijo que era un poeta insigne, un asteroide lleva su nombre, el Bradbury 9766,
un cráter de la luna fue bautizado como “Crater Dandelion” por su novela El
vino de Dandelion, tiene una estrella en el paseo de los famosos del Boulevard
Hollywood por su contribución a la industria cinematográfica, en Noviembre del
2004 el Presidente G. Bush le otorgó la Medalla Nacional de las Artes.
En el año 2007, el
jurado del Premio Pullitzer le otorgó a él y al músico de jazz John Coltrane (ya
fallecido) menciones de honor por sus contribuciones a la cultura.
Novelista, ensayista,
guionista, dramaturgo, presentador de televisión, extraordinario cuentista y
fabulador, Bradbury es uno de los autores de obligatoria lectura en todos los
colegios de los Estados Unidos y otros países donde su nombre aparece ligado a
la mejor literatura contemporánea, fue uno de esos extraños personajes
autodidactas y la razón de ser de las Bibliotecas Públicas, el perfecto ratón
de libros.
Esto vale la pena
explicarlo, el repetía una y otra vez: "Las bibliotecas me educaron,"
diría más tarde. "Creo en las bibliotecas porque una gran parte de los
estudiantes no tienen dinero. Cuando me gradué de secundaria, fue durante la
Depresión, y no teníamos dinero, no podía ir a una universidad, de modo que fui
a la biblioteca pública, tres días por cada semana durante diez años.”
Sus historias han
inspirado cientos de “comics” (en la historia de Superman, el pequeño Clark
Kent es lector de Bradbury), series de televisión (escribió episodios para
“Alfred Hitchcock presenta” y para “Rumbo a lo Desconocido”).
De las películas que
recuerdo, escribió el guión de Moby Dick en la que actuó Gregory Peck, se hizo
aquella extraña película de un cuento suyo que me impactó, El Circo del Dr. Lao,
François Truffaut dirigió en 1966 Fahrenheit 451 con Oskar Werner y Julie
Christie en los papeles principales (Mel Gibson tiene los derechos para la
nueva versión de este film), la película El Hombre Ilustrado, contó con la
extraordinaria actuación de Rod Steiguer, su obra ha inspirado canciones de
rock, espectáculos multimedia y video juegos.
Dentro de sus
múltiples actividades destacaron sus consultorías para el pabellón
Norteamericano en la Feria Mundial de New York de 1964, y la de la geoesfera
original de “La Nave Tierra” en el Epcot, en Disney World (tuve la oportunidad
de ver ambas).
Su nombre ha sido
honrado en la serie “Star Treek” con la nave espacial USS Bradbury y en la
película “Blade Runner”, con el edificio Bradbury donde el detective Deckerd
finalmente enfrenta a los replicantes. Es quizás el autor norteamericano más
popular y versionado en Rusia, donde existe un gran público seguidor de la
ciencia ficción.
Ray ha sido un
implacable crítico de la NASA, su opinión es que se perdió un tiempo precioso
en la conquista del espacio cuando cambió las prioridades de una base en la
luna, por una estación espacial; según su opinión, la base lunar era el lugar
perfecto para iniciar la conquista planetaria, asentada firmemente en el suelo
y rodeada de recursos minerales, no una frágil estación espacial que puede
desarmarse en cualquier momento.
Bradbury conoció y
fue amigo de muchos jóvenes californianos que por el año 1937 estudiaban en el
Cal Tech y que estaban organizando sus clubes de cohetería y soñando con ir a
la luna, los mismos que décadas más tardes serían los fundadores de los
laboratorios de Jet Propultion en Pasadena y cuyos descendientes, le dieron la
satisfacción de ver las primeras vistas del planeta Marte tomadas por los
Rovers Spirits desde la misma superficie, la misma generación de científicos
que se ha comprometido a poner un hombre en Marte para el año 2.030
Bardbury era un
hombre de letras, principalmente un escritor de oficio, un artista que creía en
el trabajo diario, en la disciplina, que luego de un infarto en el año 2000 y
que lo dejó confinado a una silla de ruedas, pudo, a raíz del episodio, en sus
propios palabras, “recuperar sus ojos, de nuevo”, para maravillarse ante el
milagro de la vida con revivido sus poderes creativos, como resultado publicó
una nueva colección de ensayos con un título muy original: Demasiado rápido de
las cuevas, demasiado lejos de las estrellas.
Fue un constante
promotor de fondos para financiar bibliotecas públicas, también fue uno de los
que propulsó la necesidad de enseñar a los niños a leer y a escribir a edades
tempranas, y que vio realizado con la reforma educativa para las escuelas en
los tiempos de George Bush, que obligaba tal tarea desde los jardines de
infancia, “la única manera de enseñarlos a pensar es enseñándoles a escribir”,
decía.
A Ray, el hombre, lo
perdimos y fue un honor haber podido vivir contemporáneamente con este
visionario sin igual, sus ideas ya están garantizadas, lo sobrevivirán, tal
como se lo auguró en su infancia, en un circo, Mr. Electrico, la historia es
como sigue, cuando Ray tenía 12 años el circo de los Dill Brothers llegó a su
pueblo, en una de las tiendas estaba Mr. Electrico ejecutando su show y al
final del mismo, con una espada cargada de electricidad se dirigió al muchacho
y tocó sus dos hombros y su nariz mientras le comandaba “Vivir para Siempre”,
este episodio inspiró cuentos tan fundamentales como The Black Ferris y
Something wicked this way comes.
Cuando pienso en
Bradbury no puedo sino imaginar aquellas abejas doradas que salían disparadas
de los rifles en Marte para matar al amor, una de las más bellas y poderosas
metáforas de toda la ciencia ficción. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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