Un año después de las protestas de 2014 ¿Cuál
es el balance? ¿Qué aprendimos?
Lo
primero, unas protestas masivas, mayoritariamente legítimas y pacíficas, fueron
respondidas por el Gobierno con una atroz represión y estigmatización.
Segundo,
paramilitares chavistas actuaron como brazos complementarios de los cuerpos de
seguridad del Estado, con aprobación del Presidente: “candelita que se prende,
candelita que se apaga”.
Tercero, el saldo fue terrible para la
sociedad: más de cuarenta muertos, miles de detenidos sometidos hasta hoy a
procesos judiciales, cientos de heridos, decenas de torturados y presos. Como
contraparte, Maduro se vio en apuros, preocupó a UNASUR, hizo amago de abrir
diálogo con la MUD y empresarios, lo que al final quedó en casi nada. Y su
popularidad comenzó un declive irreversible.
Cuarto, la experiencia cambió al Gobierno. Hoy
es más autoritario y militarizado que antes. El bloque en el poder se ha
compactado y reducido, Maduro y Flores cuentan con la lealtad del sector
militar y civiles familiares de Chávez o parte de su entorno, más sus propios
familiares y amigos. Ciudades y carreteras están militarizadas. Controlan todos
los poderes, el dinero, los medios públicos y la mayoría de los privados,
criminalizando desde allí permanentemente toda disidencia.
Ante
esta realidad, colocar la movilización de calle ahora como centro de
estrategias de los sectores opositores sería imprudente. Cuando aumenta el
autoritarismo y la represión, deben encontrarse modos más creativos, seguros y
contundentes. La movilización de calle debiera complementar luchas políticas y
electorales actuando como poderoso brazo de apoyo, concientización y
empoderamiento ciudadano. Como en Uruguay en 1980 o en Chile en 1988, gobiernos
autoritarios pueden ser desalojados ejerciendo con firmeza el derecho al voto,
la expresión por antonomasia de la voluntad popular.
Actores movimientistas, y
partidos políticos deben superar desconfianzas mutuas y afanes protagónicos
particulares para encontrar formas de trabajar juntos con miras a triunfar en
venideros procesos electorales, comenzando con las parlamentarias. Porque es
desde allí, desde la base, que construiremos la igualdad de derechos, la paz, las
instituciones democráticas.
Margarita López Maya
malopez@reacciun.ve
@mlopezmaya
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