Puede que les parezca obcecado con este
planteamiento, pero desde hace mucho tiempo sostengo y lo he dicho
públicamente, que a Chávez y su gobierno había que definirlos correctamente,
para poder actuar en consecuencia. Lo propuse en mi partido, AD, en muchos
foros y en esta columna. Y nada. Muchas de las cosas que uno decía recibían por
respuesta, aquello que luego popularizó y caricaturizó Orlando Urdaneta: “Que
va vale eso no va a pasar”.
Y fueron pasando los años y se fueron cumpliendo,
casi al pie de la letra, lo que algunos
presentíamos. El régimen se afianzó en sus posturas, enemigo o poco amigo de la
propiedad privada, enemigo o poco amigo de los medios de comunicación
independientes, enemigo o poco amigo de la libre expresión. Muy susceptible a
las críticas.
Amigo de coparlo todo y decidirlo todo. Amigo de un solo poder,
un solo partido, un solo pensamiento. Muy amigo del culto a la personalidad.
Tendencia abusiva de militarizar la administración pública. Amistad casi enfermiza
con gobiernos dictatoriales, autoritarios, genocidas. El gobierno comenzó a
tener presos políticos, presos de conciencia, exiliados. Y muchas otras cosas
que al día de hoy todos sabemos.
Buscando en algún lado a qué tipo de gobiernos
pertenecen este tipo de actuaciones nos encontramos con la desagradable
sorpresa que esas son características propias de regímenes NO DEMOCRATICOS, de
regímenes FASCISTAS, de regímenes
COMUNISTAS. Pero parece que muy pocos líderes de la oposición democrática se
daban cuenta de ello, o si se daban cuenta no querían expresarlo abiertamente.
El síndrome de ser tildados de macartistas. Y que pena, que vergüenza, da eso.
Y de esas posturas vienen estas actuaciones.
Pocos son los actuales dirigente opositores que han llamado al pan, pan y al
vino, vino. En consecuencia la oposición no ha podido, no hemos podido,
desarrollar una estrategia idónea, eficiente, efectiva, para combatir este
régimen. Acusamos al gobierno de ser mal gobierno, de destruirlo todo, de ser
incapaz, ineficiente, corrupto, narcotraficante, tramposo, pendenciero,
violento. Y en verdad es de todo eso. Pero es que es COMUNISTA. Mejor dicho es
CASTRO COMUNISTA.
Y este tipo de regímenes no se combate con las reglas de la
ortodoxia democrática. Creo que hay que ponerle algunos ingredientes
adicionales. E insisto, la constitución de nuestro país nos señala el camino,
nos da herramientas para hacerlo sin caer en planes B o atajos anti
democráticos. Pero, insisto también, tenemos que ponernos de acuerdo en que
estamos ante un gobierno COMUNISTA, CASTRO COMUNISTA. Y decirlo a todo pulmón,
a los cuatro vientos. Y diseñar la estrategia en consecuencia.
Si mi partido, AD, si los otros partidos, si la mayoría de la dirigencia democrática, de los escritores y analistas políticos, la MUD, no nos paran a los que planteamos estos, y lo entendemos, por favor párenle a nuestro Cardenal Urosa, que desde Roma, nos dice bien claro: “El totalitarismo Marxista-comunista trajo la crisis a Venezuela”. Afirmación por cierto que ya la Conferencia Episcopal la había señalado en un comunicado reciente.
Iván
Olaizola D’Alessandro
Iolaizola@hotmail.com
@iolaizola1
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