Maduro lo sabe. Lo intuye. Lo huele. Diosdado
también. Lo siente en la carne. En los huesos. Le corre por las venas. Hasta
Adán Chávez que de política no sabe realmente un cipote lo husmea. El miedo se
les mete en el costillar a todos ellos. Cilia Flores lo otea en el horizonte.
Si pierden las parlamentarias pueden despedirse del poder. Jaua cuando sale de
sus mareos cotidianos lo teme. Tal derrota supone un arrase opositor en las
elecciones de gobernadores del año 2016 y consecuencialmente en las municipales
de 2017 y finalmente “caput et finis” en las presidenciales. Es un tobogán
infernal al cual no se quieren enfrentar. Una bajada llena de hojillas que
termina en un depósito de sal.
Si conservan la AN y pierden un bojote de
gobernaciones y alcaldías no les pasará nada. Pero si son derrotados en las
parlamentarias no tienen salvación alguna. Por eso necesitan dinero fresco,
divisas, dólares. Montones de dólares. Billetes al por mayor. Meditan, el
precio del petróleo está bajito. No pasa de 45 dólares el barril. Y la cosa va
para largo.
En materia de deuda soberana, es decir, la
posibilidad de pedir dinero prestado es difícil, muy costosa. Y no hay mucha
gente dispuesta a prestar. Ni muchos bancos. La deuda venezolana huele a
“default” a quiebra, a atraso. Pdvsa, que está endeudada hasta los tuétanos,
tampoco puede pedir dinero en préstamo.
Pdvsa está muy mal administrada. Y le ocurre igual que a Venezuela,
nadie confía mucho en ella. Es muy riesgosa. Como sucede en la vida personal,
los bancos les adelantan fondos con mayor facilidad crediticia a los ricos que
a los pobres. Es una ley no escrita del mundo financiero. Pero el gobierno no
quiere perder las elecciones parlamentarias. Quiere ganarlas. Necesita dinero.
Por lo menos 5.000 millones de dólares para terminar unas 20.000 casas y
comprar comida, medicinas y otros productos de la cesta diaria para venderlos a
precios irrisorios. La oposición podría conseguir hasta 1 millón de dólares
para las parlamentarias frente a 5.000 que el gobierno quiere disponer. Una
verdadera guerra asimétrica.
Para comprar en el exterior, para importar a
6,30 bolívares por dólar. El tomate, ¡ay del tomate!, se cotiza en Venezuela a
150 bolívares el kilo. Si un dólar se fija en 6,30 bolívares, entonces el
tomate cuesta relativamente 23,80 dólares (150/6,30) en el mercado venezolano.
Para la cebolla, cuyo precio es 120 bolívares
el kilo, su equivalente en dólares sería de 19,05 (120/6,30). Ahora fíjense, esos 2 productos
en los mercados norteamericanos y europeos, 2 de los más caros, tienen los
siguientes precios. Escojamos Nueva York: un kilo de tomates, 4,15 dólares, y
un kilo de cebollas, 2,90 dólares. Comparemos entonces tomate 23,80 versus
4,15, y cebollas 19,05 versus 2,90. Todo en dólares. En billetes verdes. ¿Cómo
es posible? Son las distorsiones de la economía, apunta Adam Smith. La economía
estúpido. La economía.
Si el gobierno en general, Maduro, los
ministros, el INE dicen que el sueldo mínimo venezolano es de 888 dólares
(5.600/6,30) entonces el precio del tomate, la cebolla, la carne, las medicinas
se debe calcular de igual forma. Si lo uno es verdad, lo otro también. Si, por
el contrario, es un embuste gigantesco, rige la misma ley.
Para poder sostener esa locura del tomate y
la cebolla y los alimentos en general y terminar un lote de viviendas andan
buscando 5.000 millones de dólares que les atempere la crisis, corra la arruga,
impida una explosión social. Populismo pa’lante y el que venga atrás que arree.
Algo que oculte la realidad hasta las parlamentarias y después que Roma se
queme. Tierra arrasada. Crisis total. Hambruna y desabastecimiento.
Maduro ve el cielo y tratando de comunicarse
con el Eterno o con su “representación avícola” (birdwatching) exclama “Deus
adiuva me paucos menses” que podría traducirse como: “Dios ayúdame unos meses”
(no confundir con “Dios multiplica los penes”. Multiplication des pénis).
Sabiendo que el desastre es su culpa, su grandísima culpa, utiliza un recurso
publicitario. Todo es “Oeconomicae bellum” vale decir, una guerra económica.
Anjá pero de dónde sacar los 5.000 millones. Ni el gobierno ni Pdvsa pueden
pedir prestado, ya que le cobran intereses impagables.
Venezuela tiene el “Country Risk”, el riesgo
país más alto del mundo, mucho más que Grecia y que Haití. Alcanza 12%. Veamos,
el bono venezolano con vencimiento el 23 de agosto de 2022, llamado el bono
marcador o bono tipo, se cotiza a 39% y
tiene un cupón de rendimiento de 12,75%. Trataré de explicar.
Un bono que tiene un valor facial, un número
escrito, una cifra estampada de 100 dólares se puede comprar o vender a un
precio distinto. Es como si un billete de 100 bolívares se vendiera en 60
bolívares. Es decir, el bono 2022 de 100 dólares se cotiza hoy en 39 dólares.
Usted entrega 39 dólares en efectivo y le dan un bono que dice valer
nominalmente 100 dólares. El que tenga ese bono cobra todos los años 12,75%, es
decir, 12,75 dólares. Si usted compró el bono en 39 dólares igual cobra sus
12,75 dólares. Por lo tanto, su rendimiento es de 40,38% (12,75/39) Sabiendo estos cálculos, podemos decir que
para nuevos préstamos de Venezuela o de Pdvsa hay que pagar esa tasa de 40,38%
que sencillamente es imposible. Repetimos, entonces, ¿de dónde sacar los 5.000
millones de dólares para pagar la campaña electoral de regalar casas, comida y
medicinas? Y de paso robarse unos buenos reales... Ummh, ¿de dónde? Pues,
Merentes encontró la fórmula. Hizo magia y de paso le vendió el alma al diablo,
marchitó la dignidad venezolana, manchó la ética y la moral de la patria.
Fueron actos antipatrióticos.
Examinen estas circunstancias. Santo Domingo
le adeudaba a Venezuela la suma de 4.027 millones de dólares por compra de
petróleo. De una venta a crédito a 1% de interés anual. Prácticamente gratis.
Mientras a Venezuela le cobran como vimos 40,38% nosotros prestamos a 1%. Pero
de esa deuda de 4.027 millones Santo Domingo solo nos pagó 1.933. Una
zanguanga. Un regalo. Una irresponsabilidad. Le descontamos 52%. Le condonamos.
Le exoneramos 2.094 millones de dólares. De allí sacó Merentes los primeros
1.933 millones de billetes verdes. Dando descuentos irresponsables,
antieconómicos. El resto lo obtuvo sacrificando Citgo. Como no pudieron
venderla, la hipotecaron. La inmolaron. Obligaron a Citgo a contratar un
préstamo de 1.300 millones de dólares con vencimiento a 24 meses y a emitir bonos a 5 años por otros
1.500 millones. De esa manera, con 1.300
más 1.500 más 1.933 se hicieron de una suma de unos 4.733 millones de dólares
que, añadidos a la venta de otra porción de las cuentas por cobrar a los países
que nos compran petróleo, como Santo Domingo, de unos 250 millones de dólares,
hizo aparecer la mágica cifra de los 5.000 que andaban buscando.
¿Cómo
Merentes le vendió el alma al Diablo? 1) El préstamo y los bonos vendidos por
Citgo están garantizados por las acciones, por el 100% de las acciones que
tienen un valor de unos 10.000 millones de dólares. Es decir, para obtener
2.800 millones de dólares dimos en garantía 10.000. 2) Citgo venía pagando por
bonos similares a 5 años de vencimiento un interés de 8% y los nuevos bonos
pagan 12,50%. Un escandaloso 4,5% más que la deuda normal. ¿Cómo se repartirían
esos 4,5%? Vaya usted a saber. 3) Bonos similares de otras empresas petroleras
tienen un rendimiento de 4% frente a 12,5% que nosotros empezamos a pagar. 4)
Aquí viene lo peor, en caso que Citgo se atrase en los pagos, los acreedores
tienen el derecho de asumir el control absoluto, la total administración de Citgo.
Es decir, nos la expropian. En un mundo
petrolero en declive no es una locura pensar que Citgo pueda entrar en retraso
de los pagos de intereses y de capital. Esta cesión de derechos no tiene
historia alguna. Nunca se había firmado un contrato tan leonino, nunca tan
entreguista, nunca tan humillante. Pero no olviden que ellos necesitan esos 5.000 millones de dólares a como dé lugar. 5) Citgo debe tener
una cuenta especial controlada por los acreedores de 12 meses de intereses y
pagos de capital, caso contrario no puede enviar dinero a Venezuela. 6) Citgo
deber tener una cuenta controlada por los acreedores de 18 meses de intereses y
capital como reserva para el pago de deudas.
Dos cosas para finalizar. El pago total de
intereses y capital de Citgo para este año es de 6.000 millones de dólares. Por
último, ya tienen los 5.000 millones de dólares, además tienen en su nómina el
Estado, la Fuerza Armada, el CNE, el Poder Ciudadano, la Asamblea, 20
gobernaciones y 2 centenares de alcaldías. Es un monstruo y pisa fuerte para la
desgracia de la gente.
Vamos a ganar las parlamentarias, ya lo creo
que sí, pero los rojos ni están mochos ni están dormidos. Unidad y más unidad.
Quien rompa la unidad que se pudra en el infierno.
Eduardo Semtei
eduardo.semtei@gmail.com
@eduardo_semtei
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