DELIA FIALLO, A CAMBIO DE NADA, CASO CUBA-EEUU

Confieso que estoy abrumada ante el hecho de que, a cambio de nada, el presidente Obama haya liberado a los espías cubanos y restablecido las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y la tiranía sangrienta en la que desde hace cincuenta y cinco años agoniza mi pobre patria.  Quizás cosas que ocurren, como estas, me vuelvan mala; pero aparte de la amargura, la frustración y el dolor que siento,  lo que más me molesta  es pensar que los hermanos Castro puedan morir tranquilos en sus camas, haciendo daño hasta el final, enquistados en su estúpido orgullo, sin confesar que se equivocaron, sin arrepentirse, sin remordimientos, sin pedir perdón, y sobre todo, sin recibir el castigo que se merecen por toda la destrucción, las muertes y el sufrimiento que han causado.

Yo nunca he creído que allá arriba, ni en el cielo ni en le infierno, hayan calderas con aceite hirviendo esperando por los malvados.  Pero tanta impunidad en este mundo me hace desear que en el más allá existan tales pailas, para que en alguna de ellas estos dos viejos malditos se achicharren eternamente.

Al menos Chávez recibió su lección de humildad con la sorpresiva enfermedad que se lo llevó rápidamente, impidiéndole gobernar hasta el año 2025, como pretendía ciego de poder. Y pensándolo bien, quizás la justicia divina haya condenado a Fidel a que viva lo suficiente para ser testigo de su inmenso fracaso.  Conociendo la gran soberbia y el desmesurado ego del comandante, sin duda ese es el peor castigo que puede recibir.  Voy a tomarme esto como un consuelo.

Delia Fiallo

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@deliafiallo

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