SAÚL GODOY GÓMEZ |
Cercados como están los seguidores de Chávez
en Venezuela, perdida la opción de Cuba como último refugio para sus fortunas y
personas, mal vistos en China y Rusia por embaucadores y con el implacable seguimiento
que tienen por parte de los EEUU, a estos bandoleros rojos rojitos no les queda
sino encerrarse en su país a cal y canto, y aspirar que su situación cambie
favorablemente, en algún momento.
Pero como en Venezuela “el caldo se les está
poniendo morao”, debido a la situación económica que ellos mismos han
provocado, y temiendo un estallido social, los revolucionarios devaluados ya
están recurriendo a medidas desesperadas que hacen aún más crítica su
situación.
Las amenazas de un Ministro de la Defensa contra
el pueblo, si se atreve a manifestar su descontento, los nombramientos anticonstitucionales
de los representantes del llamado Poder Ciudadano, de los magistrados del
Tribunal Supremo, sin consulta y de facto, el monopolio que tiene el partido de
gobierno de las decisiones que deberían ser consultadas con el soberano, el
aumento del poder del estado en el control de los alimentos y combustibles para la población, el “paquetazo” económico
por entregas, cuyo fin es esclavizar a los venezolanos y hacer que
trabajen para mantener al gobierno, sin contraprestación alguna, la
ausencia de representatividad de otras posiciones políticas y con el aparato judicial
al servicio del terrorismo de estado contra los ciudadanos, todo eso nos habla
claramente sobre el desespero del gobierno.
Actúan como una secta fundamentalista, sólo ellos tienen el control, sólo ellos deciden por el resto de la población, sin importar el padecimiento y los problemas que su modelo económico y su primitiva ideología provocan, el simple hecho de prohibir que se tomen imágenes de las colas frente a los supermercados y de los anaqueles vacíos hablan por sí solos..
A punta de pistola y amenazas, el chavismo
pretende aguantar las plagas que han conjurado contra el país; como ya no
tienen margen de maniobra y, lo peor, se les acabaron las ideas, sólo les queda
la inmolación del fanático, sin importarle un pepino el país y su gente… estos
yihadistas de la nada y el absurdo, pretenden llevarnos al infierno con ellos.
Que a estas alturas de la crisis que azota a
nuestro país, donde los alimentos básicos de nuestra dieta escasean, todavía
sigan regalándole nuestro petróleo a Cuba y al resto de los países del Caribe y
Centroamérica, que aún sigan endeudando al país con la compra de armas y
sosteniendo una inmensa burocracia al servicio del comunismo internacional,
provoca un profundo malestar.
Claramente, lo que les queda es la censura,
la propaganda y la mentira, las megafiestas populares para hacer creer que todo
anda ‘’excesivamente normal”, los saqueos controlados de tiendas del sector privado,
la impresión loca de dinero inorgánico, los planes productivos de comunas que,
todos sabemos, no son más que fracaso tras fracaso, la felicidad impuesta a
todo funcionario y político que de declaraciones y hable sobre el país, y ese
pesado silencio sobre la realidad que padecemos en medio de peligros,
desamparos y escasez.
Venezuela ha sido secuestrada por unos
dementes armados, no hay manera de razonar con ellos, su ambición, arrogancia y
avaricia, su hambre por dinero, propiedades y reconocimiento, los han llevado a
un
callejón sin salida, pues ahora son buscados
internacionalmente como
ladrones, corruptos, narcotraficantes,
torturadores, asesinos y terroristas… perdieron el apoyo popular y ya la gente
no les cree.
Recorrieron un largo camino, donde advertimos
cómo se iban degenerando como seres humanos, partiendo de unos principios
éticos y morales que los autodefinían como demócratas, igualitarios, obreros,
pacifistas, ecologistas, cristianos, socialistas… para terminar revolcándose en
un fango de sangre, destrucción, miseria y traición.
Para lograr la quiebra de un país petrolero,
cuando el precio del petróleo estaba en su máximo histórico, se requiere de una
particular malevolencia y desquiciamiento; hay que hacerlo con mucha saña, para
dejar en la oscuridad al país con las riquezas energéticas más importantes del
mundo, y llevarlo a ser el más violento, el más corrupto, el más enfermo, el
más improductivo en apenas tres lustros… eso, predicando el amor y la
prosperidad que sólo el socialismo supuestamente otorga.
Nuestros antiimperialistas endógenos, que
desde el día uno empezaron a predicar la crisis definitiva del capitalismo, el
hundimiento del libre mercado, que se dedicaron a profetizarle la quiebra a
Wall Street, sin darse cuenta que su idolatrada Cuba, el Santo Grial de la Revolución
Latinoamericana que “se los chuleaba” sin contemplación, poco a poco se estaba
abriendo al poder del dólar para finalmente transar su rendición incondicional
al reino de Disneylandia y McDonald’s (de paso sea dicho que el sueño húmedo de
todo chavista es retirarse en la Florida, USA, con una
gruesa cuenta bancaria y un lujoso condominio, cosa que quedó demostrada con
las cuentas y bienes congelados a los 50 facinerosos que aparecieron en la
primera lista de venezolanos indeseables, todos jefes de esta fallida
revolución cívico-militar, emitida por el Departamento
de Estado).
Tamaña hipocresía y doble discurso queda ahora en evidencia: chavistas “arrechos” porque ya no pueden hacer negocios en el imperio, líderes revolucionarios tratando de hacerse los locos con cuentas multimillonarias en euros y dólares congeladas en las principales capitales de occidente, denuncias de corrupción que llueven si parar contra los principales del PSUV, renuncias y divisiones en el chavismo como respuestas ante tanta vagabundería.
Pero ahora, cuando ya no tienen a dónde ir, y
con el país prácticamente arrasado, ahora sí prometen la austeridad; se trata
de una austeridad muy particular, que no aplica para la plana mayor de las
FFAA, ni para los grandes jefes del PSUV, ni para los delfines del gobierno, ni
para los clanes Maduro y Cabello, es austeridad para el pueblo y por ello nos
acusan a los venezolanos de ser consumistas irresponsables, nos proponen
compartir las vacas flacas, pero no tocan su principal fuente de ingresos mal
habidos, el perverso sistema
cambiario que montaron para administrar los
dólares del país, fuente principal de la corrupción.
Un ejemplo patético de esta doble moral es la
reciente gira de Maduro y su familia a China y el medio oriente, con
una lista de acompañantes que tratan de que sea un secreto, a todo
lujo, sin recortes, supuestamente buscando financiamiento y apoyo para restablecer
los valores “justos” del petróleo, cuando aquí en
el país mantienen un control de precios salvaje sobre los productos de consumo,
gastándose nuestros pocos dólares en negociaciones “chimbas” que dejan muy mal parado
al país, todo en secreto, sin revelar condiciones y garantías de estos
acuerdos, como si el país fuera de él.
El gobierno, atrapado en sus contradicciones
y mentiras se embarca ahora en una estrategia de silenciar a la
gente, encarcelamientos al por mayor a quien proteste, más represión en
contra de los sectores estudiantiles y obreros, procesos judiciales
para periodistas y editores, agresivas acciones contra del empresariado a
quienes culpa por la situación de desabastecimiento, insultos renovados a los representantes
de la iglesia a quienes tacha de políticos… el síntoma ineludible del hundimiento del régimen.
Venezuela se parece cada día más a Somalia,
con sus señores de la guerra mandando en porciones del territorio,
bandas de piratas asaltando embarcaciones y playas, con guerras
intestinas por el poder en las aldeas, con una población inerme y en
manos del terror, con cada vez más jóvenes militarizados y niños
soldados, con un desabastecimiento crónico principalmente de
agua, alimentos y energía eléctrica, con enormes colas frente a los mercados…
el país pronto entrará en la etapa de tener que recurrir a las organizaciones humanitarias internacionales para no perecer
por inanición, mientras los príncipes y reyezuelos en el poder no
paran de exhibir al mundo sus abultadas riquezas, alimentadas por el
sufrimiento de un pueblo,
dirigidos por lideres que pareciera tener la
lúgubre vocación de esclavos.-
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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