LUIS MANUEL AGUANA |
Es
impresionante notar desde hace unos días el “sorprendente” descubrimiento de la
oposición oficial de que ahora si hay que salir a la calle para combatir al
régimen. Que ahora si se justifica porque “no se consiguen los productos” o hay
super colas en los mercados, tanto privados como los del régimen, para comprar
lo poco que queda para comer. Al parecer no lo pensaron así cuando otro derecho
muchísimo más importante, el derecho a la vida, había sido violentado por el
régimen al masacrar 43 jóvenes en las calles el año pasado. ¿Preocupante,
verdad?
Pues
bien, de eso es que han vivido por décadas quienes ahora si descubrieron que
estamos delante de un régimen delincuente, pero solo porque se le acabaron los
reales que lo sustentan. Ahora si es que hay que llamar a marchas para ponerse
ellos por delante y así liderar “la lucha por la libertad y la democracia”.
Incluso se le da cabida en los noticieros de las estaciones de televisión que
hasta ahora solo pasaban comiquitas, novelas y concursos de belleza. Algo está
pasando allí.
Los
reales no solo se le acabaron al gobierno para importar alimentos, sino para
mantener a mucha gente que lo sustenta, incluyendo a quienes dicen hacer
oposición. Y así como los cubanos están viendo como se posicionan desde ahora
en aquello que de una manera u otra vendrá, nuestra oposición bonita está
haciendo lo propio, levantando unas banderas en las que NUNCA creyeron porque
pensaron que el barril no bajaría de 100 dólares. Es un análisis crudo pero
realista.
La
recomposición esta a la orden del día. Todos, a su manera, están analizando
cual será su posición “después”. Es por eso que nadie quiere perder sus
puestos. Pero, ¿como saben que el régimen está caído? ¿En que basan esas
premisas? Debe ser que la oposición oficial debe haber aprendido a oler la
muerte. Y eso no sería extraño, existe una teoría científica según la cual la
muerte tiene un olor especial (ver el interesante trabajo de Riquelme,
“Necromonas: el olor de la muerte”
http://www.ejournal.unam.mx/cns/no63/CNS06309.pdf).
¿Ustedes
se hubieran imaginado a la MUD, que fue a sentarse con el régimen a un dialogo
que enfrió la protesta cívica del año pasado, llamando a la calle en ese
momento como lo hacen ahora para protestar, como debió ser, por el asesinato de
los 43 muchachos? Si no se hubieran sentado “a dialogar” en ese momento
crucial, estuviéramos contando otra historia ahora. Pero al parecer se le ha
desarrollado el olfato para las necromonas, el aroma que despide un organismo a
punto de morir, y están actuando en consecuencia.
Pero
ellos no están actuando como el gato “Oscar” que predecía la muerte de los
pacientes en una residencia de enfermos terminales (ver
http://nitecuento.es/blog/2011/02/14/el-olor-de-la-muerte-antes-de-que-ocurra/)
dándoles confort. No. Se están apurando para tomar las posiciones y acciones
previas necesarias para establecer con anticipación “como quedo yo allí”
después de esa muerte, frente a una población sumamente arrecha con el gobierno
y con su oposición.
Los
venezolanos no podemos ser, precisamente en esta hora y en este tiempo, objeto
de nuevos engaños por aquellos que claramente nos abandonaron en las horas más
negras del 2014. Es cierto que se dice que el venezolano es olvidadizo pero,
así como no olvidan las familias de aquellos que murieron y de quienes todavía
sufren las persecuciones del régimen, que aun no han cesado; con estudiantes
vejados que todavía se encuentran desde el año pasado en régimen de
presentación en los tribunales, es preciso que el resto de los venezolanos, por
un mínimo de respeto hacia ellos, tampoco olvidemos.
Es
impresionante el cinismo y la desvergüenza. Desde aquellos que insisten con el
mayor desparpajo, sin exigir un mínimo de condiciones electorales y aceptando
el mismo CNE, que seremos “mayoría” en las próximas elecciones parlamentarias
(como si en el 2010 no se hubiera logrado una mayoría en votos para esa
Asamblea Nacional), hasta aquellos que sin ninguna autoridad moral nos llaman a
la calle cuando no tuvieron el coraje-por no decir la palabra apropiada-, en el
tiempo que tenían la obligación moral y ética de hacerlo. Pero ahora sí, porque
de alguna manera huelen la muerte del régimen antes de que ocurra.
Venezuela
está condenada a cambiar. De los venezolanos depende de cómo se hará. Si es
“cambiar” para seguir en lo mismo que nos condujo a un autócrata megalómano en
1998, o a reformular el sistema que nos llevó allí. El Proyecto País Venezuela
Reconciliada Vía Constituyente
(http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) plantea una manera.
Obviamente no es una receta ni una panacea, pero es una propuesta seria,
estudiada y profunda que podemos discutir para la reconciliación y
reconstrucción del país.
Sin
embargo de quienes ya olieron las necromonas no oímos sino consignas y la nueva
es “esto se acabó”. ¡Por favor! Si queremos que el país se enrumbe por caminos
ciertos de desarrollo y paz hace falta trabajo y estudio, no politiquería
oportunista. El reto de los liderazgos de ahora en adelante no será ver “como
quedo yo allí” después de la catástrofe sino ser los conductores de las grandes
transformaciones que requiere el país ante una población que ahora más que
nunca necesita respuestas y propuestas serias. Por eso es que en los países que
surgen de sus cenizas, los liderazgos que los reconstruyen nacen de ellas, no
de aquellos que de alguna manera olieron la muerte de lo que se derrumbó porque
precisamente de ellos son esas cenizas…
Luis
Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
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