El
rendimiento de cuentas y el mensaje a la nación del Presidente, por fin se dio
el pasado 21 de Enero, en medio de un clima de expectación nacional, dada la
situación económica que vivimos de
crisis general, que va rumbo a una catástrofe financiera, social y política.
Maduro
llegó acompañado de la primera combatiente-que nunca ha combatido-, y seguido
de su tren de vicepresidentes y desde la esquina de Santa Capilla bajó
caminando por el boulevard que conduce a la plaza Bolívar; la cual estaba
cundida de seguidores convocados por el
partido PSUV para aclamarle, con un fondo musical de música llanera como si
estuviesen en el pueblo de Elorza, un 19 de marzo. Tan pronto Maduro entró a la
asamblea, sus seguidores se esfumaron como misión cumplida y se resguardaron por la inseguridad que deja la
delincuencia.
Obviamente
las expectativas no fueron cumplidas. Después de su primera hora de hablar
gamelote por la calle del medio y decir que ganarían las elecciones
parlamentarias, en Caracas se escuchó un cacerolazo que hacía retumbar las
ventanas y espantó a los pajaritos que se fueron volando al cerro El Ávila.
Entonces,
Maduro no explicó su gira exitosa buscando recursos por el mundo, ni detalló
las fuentes de financiamiento supuesto, que trajo en su manga como si fuera
Mandrake.
Nada
de eso. Entonces, todo el mundo piensa que seguirán imprimiendo billetes
chimbos sin respaldo en dólares y la fiesta inflacionaria seguirá en su apogeo.
Aumentó
el sueldo mínimo en un 15% reconociendo públicamente la inflación incontenible
y manifestó que no aumentaría la gasolina por el momento, porque no hace falta,
pero que lo va a hacer en los próximos días después de un profundo análisis
(¿?).
Igualmente,
Maduro fijó tres consideraciones sobre el control de cambio que no traen nada
nuevo, entonces suponemos que no tendremos disponibilidad de dólares para el
comercio, la importación y satisfacer las necesidades elementales de tránsito.
Todo
eso indica que seguiremos viendo colas por todas partes, escasez de productos
en mayor escala, pues el presidente anunció el ataque contra las
comercializadoras y distribuidoras de productos-como el caso de los Hermanos
Herrera-, en medio de su guerra económica -que piensa ganar el próximo año y
anunciarle al país su victoria, en enero de 2016-
Yo
digo, que no tenemos reservas internacionales, no tenemos fondos, que
garanticen una tranquilidad con la que se pueda maniobrar y no se ven claras
medidas que permitan visualizar una reactivación económica , la captación de
inversiones extranjeras, el respeto a las libertades económicas, la mejora del
empleo, etc., no veo indicadores que anuncien la salida victoriosa ante la
crisis. Y cuando Maduro dice que Dios proveerá, pues el cuadro de incertidumbre
es peor.
No
se qué decirle a mi comadre Yolimar en Boca de Uchire para levantarle el animo:
que siga pateando pueblos buscando sus productos; que siembre en su conuquito y
críe gallinas y pollos, mientras le pida a Dios, que provea en su misericordia.
Luis
Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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