LEONARDO FERNÁNDEZ |
Los venezolanos hemos visto a lo largo de estos años como se ha implantado un modelo
económico fracasado en la historia, una economía estatista orientada por el
dogma socialista obsoleto, que desde sus inicios ha buscado intervenir en todos
los sectores, interrumpir para obstruir y llevar a las empresas a la quiebra,
no para equilibrar y empujar a las empresas hacia el desarrollo y la
estabilidad.
Una
economía que tiene como regla la improvisación y que ha sido altamente
distorsionada con los matices que son propios del paradigma ortodoxo y
retrogrado de los llamados países satélites de la era comunista y de la extinta
Unión Soviética.
Los
controles de precios que Maduro y su antecesor le impregnaron a nuestro sistema
económico, han sido la impronta personal que dejara huellas imborrables en este
periodo tortuoso que ya es más de un lustró; controles que progresivamente han
implosionado nuestra economía y que han generado mercados ilegales y paralelos
en vastos sectores de la vida del
venezolano.
Ver a venezolanos hacer largas colas para
conseguir productos de la cesta básica, nos lleva a primero a entender que la
economía está enferma, y segundo a analizar cómo se originan las colas y
quienes están en ellas.
A las
afueras de múltiples supermercados en Venezuela están los más afectados por
este modelo neocomunista, un grupo de ellos, pueblo en general, conciudadanos
de los sectores más deprimidos, venezolanos que son la mayoría, pernoctan para
subsistir y son sometidos a la humillación de invertir horas de su tiempo para
conseguir productos esenciales.
Otros que son la minoría, rebuscándose bajo
las nuevas figuras del comercio que ha creado el Estado con su nada acertado manejo de la economía, los
llamados bachaqueros, hombre y mujeres venezolanos que son víctimas del
desequilibrio económico y de las deformidades de la economía.
Aunque
desde nuestra tribuna y espacio de lucha defendemos los derechos de los
venezolanos que se les pisotea la dignidad en las colas, no salimos en defensa
de un grupo minoritario, que se ha dedicado a la economía informal ilegal en
las colas que observamos en toda la geografía nacional. Empero, es necesario e
inexorable entender porque se crean estas nuevas figuras y porque el venezolano
recurre a esta actividad.
En un país donde no hay producción,
desarrollo, ni progreso, no hay empleo estable; en Venezuela la economía ha
sido impactada severamente por el modelo central y por el cáncer económico que
está entrando en su fase terminal. La gente ha quedado inmersa en un sub
comercio que le garantiza un ingreso económico, la gente cae en la tentación de
romper las reglas y producir algo de dinero para su grupo familiar o pasar días
sin recibir los tres golpes diarios.
Es decir un gobierno serio explicaría a su
pueblo, que ésta ocurriendo en realidad, dejaría a un lado las llamadas guerras
que inventa a diestra y siniestra y se reinventaría en función de producir en el país para los
venezolanos.
Los verdugos de la economía deben
superar la crisis con transparencia y con
el diagnóstico correcto del problema, pero lamentablemente para los venezolanos los artífices de la
crisis se ponen una venda roja en los ojos, maduro conduce el bus directo a la
ruina y al colapsó, persiguiendo a los empresarios y montando shows para tapar
lo agudo de la escasez, alejara aún más los inversionistas y el gobierno como
se ha demostrado en la historia del socialismo real, fracasara en su empeño de
aislarse y monopolizar la economía.
Leonardo
Fernandez
leocat100@hotmail.com
@leofernandezf
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