“La prueba del líder es la capacidad de reconocer un problema antes de que se convierta en una emergencia” John C. Maxwell
La
capacidad, seriedad y responsabilidad del liderazgo, se prueba en las crisis.
Entendemos la angustia, desesperanza y hasta frustración que invadió a amplios
sectores de la sociedad democrática, cuando observaba con desesperación, la
falta de unidad de los líderes políticos, en torno a una estrategia común, para
enfrentar a un régimen que saqueo, quebró y arruinó al país, en nombre de una
mal llamada revolución. Un grave problema, que corría el riesgo de convertirse
en una emergencia que empeora la emergencia nacional. Habéis visto.
En
mi caso particular, nunca dude de que, nuestro liderazgo estuviera a la altura
del compromiso y al final del día, se impondría la sensatez para lograr la
ansiada unidad. Hubo un juego político democrático, dónde cada líder esbozo su
estrategia y buscó posesionarse en la opinión pública, pero la crisis avanzaba
a paso de vencedores, hasta llegar a esta situación insostenible para el pueblo
venezolano. Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, mantuvieron
una posición irreductible frente al régimen, mientras Henrique Capriles ensayó
una forma más moderada de hacer oposición. Ambas estrategias legítimas.
Cuestión de percepción.
El
régimen nunca dio señales de aceptar un diálogo con la oposición. Mucha gente
con o sin razón criticó la paciencia de Capriles, pero este en aras de buscar
una salida concertada a la crisis aguantó el chaparrón, empero, la emergencia
lo obligó a reconocer que el problema es el régimen y como el régimen no
cambiará dijo con la solidez que debe caracterizar a un verdadero y auténtico
líder: “Esto se acabó” y buscó el entendimiento y la unidad con su pares López,
Machado y Ledezma. Y la unidad volvió a brillar. Indiscutible: en ellos, se
resume el liderazgo de la oposición en Venezuela. Fin de las angustias. Llegó
el renacimiento de la esperanza.
Los
líderes identificaron el problema que había en la oposición, antes que llegará
la emergencia, se reconocieron y unieron. La emergencia del país y la crisis
terminal que vive el régimen, no tolera más dilaciones. Los líderes Capriles,
Machado, López y Ledezma, dónde, repito se concentra el liderazgo nacional, aceptaron reunirse,
conversar, acordarse y asumir una estrategia única, para enfrentar, ya no al
régimen que está en fase terminal, más bien liderar al pueblo en esta
emergencia nacional, consecuencia de estos 16 años del proceso de destrucción
nacional y que nos tiene al borde de una rebelión popular. La hambruna ya da
señales inequívocas, de estar a la vuelta de la esquina. Entendamos: la masa no
está para bollos.
El
renacer de la esperanza no se hizo esperar. La unidad está garantizada y ahora
nos corresponde a los líderes regionales y locales, seguid el ejemplo que
Caracas dio. Estamos en una coyuntura impostergable. No es hora de ventilar y
airear errores y reconcomios viejos y recientes. La unidad requiere de un gran
espíritu de grandeza. El que quiera aportar su granito de arena desde la
trinchera de la oposición, para enfrentar al régimen, bienvenido sea. No es
tiempo de discriminación. La unidad tiene y debe ser superior. Todo por
Venezuela.
José “Cheo” Salazar
sjose307@gmail.com
@Cheotigre
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