HUMBERTO SEIJAS PITTALUGA |
Amigo
lector, si cuando usted lee las reseñas que hacen los periódicos acerca de los
actos que se supone que son oficiales —pero que, porque a los rojos se les
dificulta entender ese concepto, no pasan de ser manifestaciones partidistas
financiadas con fondos públicos— a usted le queda la sensación de un déjà vu; o
si es de los que se cala las cadenas y cuando escucha las “sesudas”
afirmaciones de Nicolasno o de alguno de los “prohombres” del régimen no le queda más remedio que
decir: “esta vaina yo la he escuchado antes, hace muchos años”; no crea que la
mente le está jugando triquiñuelas. No,
es que todas esas frases cohetes, bombásticas, son solo repeticiones de los
lemas que coreaban los barbudos cubanos en las décadas de los 60 a los 90. ¿O es que usted cree que fue el expropiador
sabanetense quien inventó lo de “patria o muerte, venceremos”, “lacayos del
imperio”, “no volverán”, y otras zarandajadas parecidas? Los rojos criollos las dicen porque las
escucharon muy seguido cuando fueron a la isla, ya como alumnos de las escuelas
de formación comunista, o como pichones de guerrilleros a recibir
entrenamiento. Si no, ¿cómo se imagina
usted que fue que el ilegítimo se aprendió “La bayamesa” que —con tanto regodeo
y tanto desafinamiento— canta en los actos que organizan los colonizadores
cubanos en nuestra tierra?
Y
si se quedaran en la retórica, pase; pero es que en las acciones hacen lo mismo
que hacían Fidel y sus barbudos a mediados del siglo pasado: expropiaciones sin
pago del valor de los bienes usurpados, colectivizaciones a juro que no logran
ni un tercio de lo que hacían los empresarios privados, utilización de
“chivatos” a sueldo —allá, porque aquí el régimen, que disfruta tanto de los
hinchamientos verbales vacuos, los ha elevado a la categoría de “patriotas
cooperantes” (para todos los demás, siguen siendo “sapos”), gastos en armamento
que dejan a los ciudadanos sin comida ni medicina, adoctrinamiento de párvulos
en vez de educación, culto a la personalidad, y mejor paro porque se me va a
acabar el espacio si sigo.
Es
que los detentores actuales del poder se quedaron con el pensamiento congelado
en los tiempos de la Guerra Fría. Los
rusos, los chinos, los vietnamitas y toda Europa Oriental entendieron que una
cosa es la teoría marxista-leninista y otra, muy distinta, lo que debe hacerse
para lograr que sus ciudadanos y sus países progresen. Hasta los cubanos, los bolivianos y los
nicaragüenses lo entendieron y están cambiando los derroteros de sus
respectivos buques hacia puertos de desarrollo y paz. Ellos cambiaron, y se nota en esos países
avances de todo orden. Pero nosotros,
por la estulticia de quienes mangonean en los altos niveles, seguimos en una
suerte de moda retro que nos ha costado muy cara, que hace que el país arrastre
los pies cuando avanza (si es que avanza) y que no garantiza futuro alguno. Los mandantes son tan retro que un día de
estos los vamos a ver en trajes Mao, o con pantalones acampanados y camisas
floreadas, o con afros.
Nos quedamos solos en la imitación de los
norcoreanos en eso de vivir bajo votos de pobreza y obediencia. Teóricamente, sería para que el país
progresase, pero la verdad-verdadera es que lo que están haciendo es matarnos
de hambre, de insalubridad y de inseguridad.
Con esos votos —más de vida conventual que de vida en comunidades
dinámicas y modernas— lo que se ha logrado es que la nomenklatura, sus
familiares y sus validos —igual allá que acá— se descare en eso de sisar del
erario, amasar capitales, cometer prevaricación y darse lujos, muchos lujos.
Yo
tengo mi sospecha de que el pensamiento retardatario, demodé, rezagado, de los
jerarcas no se debe solo a su defectuosa instrucción formal, a su desnudez en
cuanto al razonamiento crítico, o a su falta de aggiornamento sistemático. Barrunto que también ha sido inducido en
ellos. Es por eso, que nos es tan propio,
de que si vemos una película mala, o leemos un bodoque de libro, se los
recomendamos a todo el mundo; porque, ¡ni de vainas que nos vamos a quedar
nosotros solos con ese hueso! ¡Pa’ mí
que fueron los cubanos! Mientras
pudieron chulearnos porque teníamos plata, lo hicieron con delectación: se
enriquecían y nos traspasaban las penurias que ellos sufrieron a lo largo de
medio siglo, especialmente en el “Período Especial”. Y, ahora, que nos dejaron quebrados, lo hacen
por venganza: así como Kennedy y Khrushchev negociaron lo de la crisis de los
cohetes en el año 63 —“tú sacas tus misiles de Cuba y yo los saco de Turquía”—
sin decirle ni pío a Fidel de lo que se proponían; así lo están haciendo con
Nicolasno y sus chicos alegres: no les dijeron nada de las negociaciones y el
acercamiento entre EEUU y Cuba. Y los
dejaron como la guayabera, que es prenda cubiche…
Humberto
Seijas Pittaluga
hacheseijaspe@gmail.com
@seijaspitt
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