ZENAIR BRITO CABALLERO |
Su Santidad Juan
Pablo II escribió: “el hombre es por naturaleza y por vocación un ser
religioso. Viniendo de Dios y yendo hacia Dios, el hombre no vive una vida
plenamente humana: si no vive libremente su vínculo con Dios y yendo hacia
Dios. El hombre está hecho para vivir en comunión con Dios, en quien se
encuentra su dicha”.
Escribió mi padre
José Ramón Brito Calles en uno de sus libros: “La libertad es el poder de obrar
o no obrar y de ejecutar así, por sí mismo acciones deliberadas. La libertad
alcanza su perfección, cuando esté ordenada a Dios, el supremo Bien.”
Sí Dios creó al
hombre a su imagen y semejanza, se supondría que la humanidad debería encausar
sus accionares para alcanzar la bienaventuranza a través de múltiples caminos,
que cada uno de nosotros elige bajo uno de los principales principios de ser
personas: el uso responsable de la libertad.
Entonces, ¿cuándo se
dio la escisión entre el bien y el mal?, ¿Cuándo el hombre dejó de creer?,
¿Cuándo el hombre se materializó dejando de lado la esencia con la que fue
creado, la espiritualidad? Las respuestas a estas preguntas dan pie a la
publicación de un tratado, al cual todavía no estoy preparada para escribir,
porque mucho trecho me falta en los peldaños de la vida para llegar a ese
estadio de sabiduría.
Lo que sí me inquieta
como madre, como abuela y como psicóloga, es el grado de deterioro de la
sociedad venezolana de hoy. Encender la radio para escuchar las noticias
vespertinas o la televisión para ver los noticieros al cierre del día, no dejan
sino tristeza.
Nostalgia causada al
escuchar relatos como: “abuelo capturado en flagrancia cuando abusaba
sexualmente de su nieta de 8 años”, “padre detenido porque mató a su hija a
punta de “hebillazos de su correa” en la cabeza porque sacó calificaciones de
8.0 en casi todas las materias del lapso escolar en el Liceo”, “se posesionó
magistrada qué está siendo cuestionado por falta a la ética profesional”,
“primo mayor violó a su primo menor de 5 añitos”.
A parte de los
femicidios, los ataques de los terroristas a las escuelas o poblaciones en alto
grado de vulnerabilidad, actos de corruptela tanto en el sector público como
privado, son señales inequívocas que nuestra realidad es sórdida y que poco o
nada se está logrando por mejorarla.
¿Será qué estamos en
los ciclos naturales del devenir de la humanidad? Sodoma y Gomorra, el Imperio
Romano, son dos ejemplos de poderes que han sucumbido ante la pérdida del guía
espiritual. ¿Será que estamos los venezolanos en un barril sin fondo?, ¿Hasta
dónde tendremos que caer para poder hacer un quiebre a la realidad de nuestra
sociedad?, ¿O estamos en un punto de no retorno?
Solo usted, amable
lector, tiene el poder y la capacidad de ponerle la tapa al barril y empezar
hacerle el quiebre a estas realidades poco esperanzadoras, para aportar a la
construcción de un mejor futuro para sus nietos, porque para nuestros hijos no
hemos sido capaces de hacerlo.
Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito
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