SUSANA MORFFE |
Con el tiempo se ha demostrado
que los signados por el dramatismo
durante su existencia en este mundo, hagan lo que hagan, su destino o vida se
marca por malas o buenas decisiones, como una pauta dirigida para todos los
seres vivos, países, comunidades y lo que se mueva solo o por la fuerza humana.
En Venezuela vivimos, hace años
atrás, ciertos episodios protagonizados por los responsables del drama
económico en el país, movidos por pasiones y errores, sin importarles un
comino, la mayoría de las veces, el costo de sus decisiones. El tan acariciado
y mal usado recurso natural no renovable de Venezuela, como el petróleo, está
respondiendo a los llamados que hicieron algunos sabios criollos como Arturo
Uslar Pietri sobre sembrar el petróleo. Eventualmente, nadie le hizo caso y hoy
se desploma.
El preciado oro negro ha
comenzado a cobrar todo lo que se decidió durante décadas. Es algo que se mueve
y ha movido los intereses personales, no así de la colectividad en su justa
medida, el “pasteloso” recurso está dejando a los “maestros del petrocidio”,
sin asideros para detener la estrepitosa caída de los precios y por ende el
sostenimiento de la economía dependiente. A ello se suma el monstruoso aumento
del dólar, como si entre ambos existiera un complot para aniquilar el resto del
país.
La amenaza, según los expertos,
está latente y todo parece indicar que no habrá acuerdo entre los países
integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleos (OPEP) para
reducir la producción de petróleo para que genere un aumento en el precio del
barril. El tapón aumentaría más la crisis en Venezuela y se caería en otro
dramático problema social, debido a las consecuencias del bajo precio en el
mercado internacional, siendo la nación venezolana importadora de todos los rubros
para subsistir.
Con todos estos ingredientes, queda claro que los motores del “auge”, están signados por la desgracia, el error y la derrota, hasta por una gota negra energética que convierte a Pedevesa vulnerable, incapaz de detener su estrepitosa caída, como ya vimos suceder la de otros anteriores. Lamentable, pero ese es el precio de la oferta y la demanda, como también de la causa y el efecto. Estamos a tiempo para ver y tener un futuro. Es el momento de dejar de ser peones manipulados como en juego de ajedrez.
Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
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