Machado llega a la oficina del fiscal del Estado. (Foto: Cordon Press) |
El pasado 3 de
diciembre, la líder opositora venezolana María Corina Machado fue imputada por
la Fiscalía General de Venezuela, acusada de conspiración por solicitar la
injerencia de otros países en cuestiones políticas internas. De acuerdo al
artículo 132 del Código Penal, el delito que se le atribuye es el de conspirar
contra la forma política republicana de la nación, al que corresponde una pena
de entre ocho y 16 años de cárcel. No es esto lo único de lo que se la ha
acusado, también la han llamado traidora, marioneta de la CIA, terrorista,
oligarca y pija. Difícilmente se entiende que una mujer con todas las ventajas
a su favor -inteligente, profesional y con poder adquisitivo-, pudiendo vivir
cómodamente en cualquier parte del mundo, haya tomado la determinación de
entrar en la política venezolana corriendo riesgos reales, entre los que
destaca la posibilidad de ser encerrada en un calabozo, sin juicio ni garantías
de que sus derechos mínimos sean respetados. Entrevistamos a la sonrisa de la
oposición, una ingeniera industrial especializada en Finanzas, separada y madre
de tres hijos.
¿Cómo te describes?
Soy una ciudadana,
una madre venezolana que adora su país y que ha decidido dedicar su vida a
transformarlo en una nación de oportunidades y futuro para todos. A eso me
dedico y a eso quiero dedicar el resto de mi existencia.
¿Te has sentido
discriminada en algún momento por ser mujer?
En lo personal no me
he visto directamente afectada, y creo que ha sido porque, entre otras cosas,
he tenido siempre una gran ayuda de otras mujeres. Por tanto, es precisamente
eso lo que debemos hacer: apoyarnos unas a otras, y sobre todo aquellas que
luchamos en la política. Ellas están en las manifestaciones y en las bases de
los partidos, pero no entre los directivos.
Y en el conjunto de
la sociedad, ¿se palpa esa discriminación?
Más de la mitad de
los hogares solo tienen la figura materna, y siete de cada 10 personas que
trabajan son mujeres. Cuando se considera objetivamente la composición del
Parlamento y del sector empresarial, se ve perfectamente que la proporción es
injusta. Además, representamos más del 70% de la población universitaria. Y,
sin embargo, luego nos dedicamos a los trabajos de menor remuneración.
En los últimos meses
se ha recrudecido la escasez de alimentos y medicinas. ¿La has sufrido?
Todo el mundo la
padece, ¡todo el mundo! No solamente en los alimentos, que es dramático, por
ejemplo, para una familia con bebés. Es un tema terrible. Hay épocas en las que
no consigues leche, en ningún lugar y a ningún precio. ¿Cómo la sustituyes?
Porque si no tienes carne, comes pollo, y si no hay pollo comes caraota, pero a
un bebé recién nacido, ¿qué puedes darle? Y donde se vuelve probablemente más
dramático el problema es en materia de medicinas. Obviamente todo el mundo en
Venezuela ha vivido la carestía.
¿Cómo lo lleva la
gente?
Anoche conversé con
unas señoras y una de ellas me decía: "A nosotras ya nos está saliendo una
joroba en el lomo de tanta humillación". Se refería a las horas de cola
que tienen que hacer todos los días para comprar lo que haya y en cantidades
reguladas. El colmo es que te marquen en el brazo el número de la fila para que
no vuelvas de nuevo. Otra exclamaba: "Ni una vez más, ¡ya no más!".
¿Ves alguna relación
entre las condiciones en las que se encuentra la educación pública y la
situación actual del país?
Absolutamente. La
destrucción institucional en nuestra nación ha llegado a tal extremo que por
supuesto ha alcanzado al sector educativo, pero además es parte de un proceso
de control social también, y por eso ha ido penetrando todos los niveles de la
educación.
¿Qué causas te guían?
La justicia y la
libertad.
¿Cuáles son tus
objetivos como diputada en la Asamblea Nacional?
Ser la voz de un
pueblo que quiere ser silenciado por este régimen. Y contribuir a canalizar la
enorme fuerza ciudadana que desea un cambio político profundo y urgente.
Háblanos de tu
partido, Vente Venezuela, y de tu propuesta de los Congresos ciudadanos.
Es un movimiento
integrado por jóvenes que entendemos la necesidad de enfrentarnos a este
régimen y de plantear una serie de ideas transformadoras para el país. El
Congreso busca organizar a las personas en múltiples expresiones sociales para
construir una visión de nación compartida. La idea es que haya una amplia y
fructífera discusión en la base.
Desde fuera, muchos
venezolanos perciben que en su país ha ganado la domesticación del hambre y el
sálvese quien pueda. ¿Se ajusta esto a la realidad?
En cualquier lugar
del mundo donde hay un venezolano la lucha está viva. Tienen que ver que el
país se está rebelando. Todo comenzó a principios de este año. Sé que el mundo
nos veía dormidos, pero el llamamiento a la protesta de nuestros jóvenes nos
despertó. Tanta fue la fuerza de la respuesta que el régimen reaccionó con la
más brutal represión: el 5 de marzo el señor Maduro ordenó a los paramilitares
que atacaran a estudiantes y a mujeres en más de 10 estados.
¿Qué ocurrió después?
Se organizaron las
Asambleas ciudadanas. Se nota en la gente que ya se ha despertado, que sabe que
ahora debe actuar. Tengo una enorme confianza en que vamos a lograr la
transición a la democracia que ya comenzó.
¿La solución pasa por
convocar elecciones parlamentarias?
No, es necesario
cambiar el régimen.
El 3 de diciembre, la
Fiscalía te imputó por conspiración. ¿Cuál es el alcance?
Cualquiera, no tiene
límites. Me han acusado de terrorismo, de traición a la patria, y ahora este
grotesco invento del magnicidio y la conspiración. En Venezuela no tiene por
qué haber un delito ni pruebas, y eso es a lo que nos enfrentamos, a un régimen
que persigue y tortura, asesina, censura a los medios y tiene presos políticos.
Solo hay un nombre: dictadura, aunque se disfraza de una aparente democracia.
Mis abogados creen que ahora corro mucho más peligro.
¿Cuál es tu mensaje?
Entre todos
-científicos, músicos, jóvenes, obreros, artistas...- vamos a demostrar cuál es
el verdadero milagro venezolano, producto del talento y del compromiso, y
también esa capacidad de recuperación enorme que tenemos, generando confianza,
trabajando con optimismo y coraje. Eso es lo que va a ocurrir, y muy pronto.
Este régimen fracasó, está en fase terminal, muy peligrosa y destructiva, pero
final.
Maria Corina Machado
mariacorina@dm-4.com
@mariacorinaYA
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