LUIS MANUEL AGUANA |
Resulta
interesante y a la vez refrescante ver como las nuevas generaciones hacen
esfuerzos para tender puentes entre lo viejo y lo nuevo, tratando de renovar
las viejas estructuras a los nuevos tiempos y a las nuevas herramientas. El
enfoque novedoso de los muchachos del
Partido de la Red argentino (http://partidodelared.org/) es de una
trascendencia inédita en el mundo, porque va al centro del problema de la
representatividad de los elegidos a ocupar cargos de elección popular, en
especial aquellos que se eligen para la elaboración de las leyes en un
Parlamento. Sin embargo, es importante ampliar, de acuerdo a la información
disponible, la idea y ver como se podrían extender esos conceptos a otros
países de acuerdo con sus propias particularidades, muy en especial los latinoamericanos,
a sabiendas del sesgo cultural que nos identifica.
De
la conferencia dictada por Santiago Siri y Pía Mancini (El Partido de la Red en
Argentina http://youtu.be/scCKzU2jQWc), explicando esta novedosa iniciativa de
utilizar los nuevos medios masivos de comunicación, como el Internet, la
telefonía celular y las redes sociales para remozar la manera de actuar de las
estructuras obsoletas de representación popular, podemos extraer varias
enseñanzas que pueden ser aplicadas a muchas realidades de nuestros países.
La
primera es la juventud haciendo cosas nuevas, innovando, dándole la vuelta a
los problemas que sabemos que existen en política, donde vemos día a día que se
secuestra la voluntad popular después de haberle arrancado el voto a fuerza de
dinero y engaño a la población, dejando la participación como un suceso aislado
en la periodicidad de un mandato que se renueva cada X años. ¡Qué bueno es ver
jóvenes intentando hacer cosas distintas, no lo mismo que hacían los viejos!
Tratar de crear inteligencia colectiva y no proseguir en el seguimiento a un
liderazgo mesiánico obsoleto.
Como
sabemos, todos nuestros partidos políticos tienen la misma partida de
nacimiento. Un líder que aglutina en base a un carisma, que deriva en una
propuesta que presenta al país y luego de hacer una promesa básica que repite
hasta el cansancio, se entroniza y es difícil que alguien le sustituya como
“líder fundamental”. ¿Les suena conocido?
Pues
bien, eso fue lo que paso antes con los partidos iniciales de la democracia en
Venezuela, AD y COPEI y luego continuando en una generación posterior con los
“nuevos” partidos, Primero Justicia y Voluntad Popular, y posiblemente algún
otro en gestación. Las mismas estructuras verticales y estalinistas de “líneas
de partido”, que aunque siendo los últimos fundados por jóvenes, se pusieron
viejos inmediatamente, imitando lo que hacían los anteriores porque “esa es la
manera en que se hace política en Venezuela”. ¡Basura! Cero creatividad, cero
aplicar la propensión natural de los jóvenes hacia un cambio en la manera de
hacer las cosas.
La
juventud de estos partidos debería reinventarse, y aplicar nuevos métodos para
llegarle a la participación de la gente. Deberían fabricarse sus propias
versiones de esos “troyanos” políticos que se están inventando los muchachos de
Buenos Aires para penetrar la claque de sus partidos, que se quedo atrasada en
el tiempo, igual que aquí. El solo ver a un joven diputado de la “oposición” de
las nuevas generaciones-y para colmo proveniente del movimiento estudiantil-,
votando a favor del régimen, imitando una exudación maloliente de ese pasado
político que nos ha hecho tanto daño, debería ponernos a pensar en qué clase de
juventud política queremos para Venezuela.
Por
eso me dio envidia positiva la iniciativa de esta joven agrupación argentina
que todavía no se ha convertido en partido, para hacerle frente a los desafíos
políticos de los nuevos tiempos. Bien haría la juventud de nuestros partidos de
estudiar esa iniciativa para ver como la aplican en Venezuela, habida cuenta de
la penetración de las redes sociales en nuestra cultura.
Me
hizo sonreír esa comparación que hacen estos jóvenes de la Constitución como el
“Sistema Operativo” de los gobiernos y las Repúblicas y los abogados como los
hackers de un viejo sistema basado en la tinta y el papel, porque son los
únicos que saben interpretar los códigos que solo se leen en los Parlamentos
que hacen las leyes. Cuando alguien como esos muchachos se hace preguntas como
“Si Internet es la nueva imprenta, ¿cuál es la nueva democracia?”, entonces hay
algo denso y sumamente importante detrás de eso.
Cuando
se dice que la imprenta fue la tecnología de la información que prevaleció
cuando se inventaron las instituciones que nos rigen y que democratizó el
simple hecho de saber leer y escribir, que era un coto cerrado de unos pocos,
poniendo el conocimiento al alcance de la humanidad en el pasado, ¿porque
nosotros no hemos hecho nada con esta nueva imprenta que genera inteligencia
colectiva? ¿Eso lo puede poner en marcha una generación pasada que no entiende
esta nueva manera de comprender al mundo? Muchas interesantes preguntas y pocas
respuestas.
Estos
jóvenes ven absurdo votar cada cierto tiempo. En eso difiero de ellos. Hay que
votar cada cierto tiempo para renovar las caras y los compromisos. En lo que si
concuerdo es que el mecanismo de comunicaciones entre el elector y su elegido
debe ser obligante y tan fluido como sea posible, entregando con una
herramienta como la que proponen, esa comunicación que haga que la
participación ciudadana se incremente en grado superlativo, comprometiendo al
elegido a votar en una línea que coincida permanentemente con los intereses de
sus electores. En eso la tecnología puede ser de una ayuda inimaginable y hay
que ahondar muchísimo en esa dirección en nuestros países.
Me
gustó el concepto esbozado por los jóvenes que Internet es una red de personas
NO de máquinas. Y es cierto, porque como bien afirman ellos, eso es lo que
genera la inteligencia colectiva que cambia las sociedades. De la misma manera
el concepto que los tweets (o “trinos” del Twitter) son unidades de pensamiento
que cuando se comparten (“retuitean”) se está haciendo sinapsis con otras
mentes. Esta idea es poderosa ya que genera una sinergia imposible de detener.
Y eso es lo que ha venido pasando con la red en Venezuela. Poco a poco se han
ido estableciendo ideas y conceptos que han venido calando en la población,
como la idea de cambiar el modelo del Estado.
Por
eso, siguiendo en la línea de la comparación donde la Constitución es el
“Sistema Operativo” de los gobiernos y las Repúblicas, en Venezuela estamos
proponiendo un cambio del Sistema Operativo del país. Significa cambiar todas
las formas, los programas y los procedimientos. Cambiarle las correas a un
motor en marcha. Eso, como con cualquier sistema operativo, es un cambio
mayúsculo que implica cambiar la manera en que una máquina interactúa con sus
usuarios, pero llevado a esa comparación, significa cambiar la manera en cómo el
Estado interactúa con los ciudadanos.
Ojala
que la juventud venezolana tome las riendas de ese proceso porque son ellos los
que mejor entienden los cambios transformadores de la Democracia en Red que
está naciendo en nuestros países. Nosotros trabajaremos para cambiar el modelo
que ya no responde a resolver las necesidades de los venezolanos y genera más
pobreza. Pero su desarrollo ulterior les corresponde a esos muchachos que están
reinventando-como debe ser-, las relaciones políticas en el futuro. Yo no veré
eso, pero haré todo lo posible para que si lo vean nuestras futuras
generaciones…
Luis
Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
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