EUGENIO MONTORO |
Hace ya unos cuantos años tuvo mucho éxito el payasito Popy quién
divertía diariamente a los niños principalmente por la televisión. Usaba un
suéter de vivos colores un sombrero bombín, guantes, pelo largo y maquillaje de
payaso en la cara. Su apodo fue usado por los adultos como chacota, así por
ejemplo al que se ponía una camisa de extravagantes colores le decían “Parece
la camisa de Popy”. El sobrenombre tomó el significado de algo cómico y aún se
usa la expresión “se está poniendo Popy”.
Con el permiso y disculpas del fallecido Diony López, quien le dio vida
al payaso, usaremos su apodo artístico para referirnos a actual Asamblea
Nacional quien maneja la Constitución (el libro más serio de un País) como si
de chiste se tratase y lo realmente cómico consiste en hacer lo contrario de lo
establecido. Tenemos entonces una Asamblea y una Constitución Popys.
Hace poco se debieron renovar los individuos que ocupan puestos
importantes y cuyo período se venció. Esto incluye el defensor del pueblo, el
contralor, la fiscalía, los magistrados del TSJ y los rectores del CNE.
La Constitución establece que esos nombramientos deben contar con la
aprobación de las 2/3 partes de los diputados. Pues bien a los diputados del
gobierno les pareció mal y difícil hacerlo así y entonces acordaron aprobar la
vaina de otra manera, por mayoría simple, con la gran ventaja adicional de
poder usar los pliegos de la Constitución como sustituto del papel tualé. Para
remate pusieron en todos los puestos a personas dependientes y lame botas del
gobierno central.
Es difícil entender como esto sucede. Todos saben que es una farsa pero
los oficialistas la aprueban. La única forma de comprender comportamientos de
este tipo es que responden a una de las mayores miserias humanas: el fanatismo.
Recientemente un periodista pudo entrevistar a miembros dirigentes de
ISIS, un movimiento islámico muy activo que actúa en Irak y Siria. Los tipos de
ISIS, fanáticos terribles, tienen como objetivo convertir Europa al Islam
matando a todos los que no lo acepten. En pleno siglo XXI mantienen un
fanatismo religioso de hace quinientos años.
Los diputados rojos de Venezuela son iguales. Son capaces de hacer
cualquier cosa para que los cargos sean ocupados por rojos. Ni un solo
independiente. Todos enfermos de poder.
El solo irrespeto a la Constitución es
motivo para pedir la renuncia del gobierno. Pero el plan B se alteró puesto que
la dirigencia Cubana también está usando los acuerdos con Venezuela como papel
de baño, además Raúl jugó a Popy y el pobre Maduro quedó como un campeón de
pendejo.
El precio del petróleo sigue bajando y eso es muy malo en especial para
un País que importa todo.
Sin plata, sin moral y sin tener a quien culpar los días de Maduro y su
gente están contados. El socialismo comunista se volvió un Popy fanático y
fracasó.
Volveremos pronto. Viva Venezuela.
Eugenio
Montoro
montoroe@yahoo.es
@yugemoto67
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