PACTO DE PUNTO FIJO |
El
31 de octubre pasado, día de mi 76º
cumpleaños, se cumplieron 56 años de la firma, en 1958, del PACTO DE PUNTO FIJO mediante el cual tres
soldados de la democracia venezolana, Rafael Caldera, Jovito Villalba y Rómulo
Betancourt acompañados de una tropa de venezolanos de cepa nacionalista,
opuestos a gobiernos militares pues debido a que a la salida del penúltimo
dictador venezolano, Marcos Pérez Jiménez, hubieron preocupantes ronquidos
gorilistas con apetencias de volver al coroto con algún encachuchado a sentarlo
en Miraflores, motivó a ese conglomerado
demócrata a buscar un acuerdo nítido y cristalino para garantizarle a los
venezolanos, al país, estabilidad,
equilibrio y permanencia. Se creó un
programa común de los objetivos de democracia y desarrollo. De los cuatro
partidos existentes se dejó fuera del pacto al Partido Comunista de Venezuela
(PCV), a pesar que fue uno de los que luchó tenazmente contra Pérez Jiménez,
dícese que por la guerra fría, el rechazo de la iglesia y de COPEI.
Luego
de oír un concierto de opiniones, estipulaciones, y hacer ajustes, con inteligencia y acomodo
se logró el pacto, el cual fue firmado en la quinta Punto Fijo, residencia de
Rafael Caldera, por lo que se llamó PACTO DE PUNTO FIJO. Los firmantes del
acuerdo fueron Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios por AD; Jóvito
Villalba, Ignacio Luis Arcaya y Manuel López Rivas por URD; Rafael Caldera,
Pedro del Corral y Lorenzo Fernández por COPEI.
El
próximo paso fue someter a la voluntad popular mediante elecciones limpias y
transparentes, con absoluto respeto a su resultado para buscar el primer
presidente democrático después de aquel desbarajuste dictatorial. El presidente electo en ellas, y su partido, quedaba comprometido hacer un gobierno de
coalición en los términos precisos acordados en aquella componenda política de
buena voluntad.
Aquel
pacto fue complementado al cierre del proceso electoral con una declaración de
principios y el compromiso de bailar pegado con el programa mínimo de gobierno
en el cual se había trabajado afanosamente cubriendo todas las vértices
ministeriales. Fué suscrito por los candidatos presidenciales de los tres
partidos: Wolfgang Larrazabal por URD, Rómulo Betancourt por AD y Rafael
Caldera por COPEI. Como todos sabemos, esa elección la ganó Rómulo Betancourt
quien –a pesar de los pesares, de la indolencia militarista, y de otras
absurdas corrientes oportunistas—manejó al país con mano dura, pero
democráticamente. En el ínterin, en 1962,
URD se retira del pacto por estar contra la política exterior de
Betancourt. Rómulo entonces invita al partido Integración Republicana (IR) a
formar parte del acuerdo.
En
el trascurrir del tiempo URD, no porque se apartó del pacto sino porque se fue
apagando por razones que no vienen al caso y progresivamente perdió influencia
política que dio paso al bipartidismo entre AD y COPEI, donde aparecieron
--para cada periódo-- los personajes que todos conocemos y que no vamos a
calificar sus gobiernos ya que estamos haciendo un ensayo, un cuento verídico, una leyenda de aquellos
hombres de vocación tan demócrata como social como cristiana como venezolana,
que encarrilaron a nuestra Venezuela –con sus errores y sus virtudes—en el
camino de una real democracia.
Aunque
aquel demócrata pacto legalmente duró hasta el primer gobierno de Caldera, en
la práctica se mantuvo efectivo hasta 1999 cuando llegó a Miraflores por
votación nacional otro militar, quien
años atrás había intentado apoderarse del gobierno mediante un golpe de estado
y a quien no se le hizo juicio. Hugo
Chávez maquiavélicamente viola mediante
malignos mecanismos bien
estructurados importados de Cuba, los derechos civiles, políticos, económicos y
sociales de la patria. Se crea la constituyente y el país le entrega todos los
poderes al ahora presidente constitucional, se aprueba la nueva Constitución,
que aquel gobierno facineroso, y el actual pavoroso, incumple descaradamente
violando sistemáticamente cada derecho que nos garantiza la constitución, con
un falso discurso siembra en Venezuela la desinformación, crea instituciones
paralelas ilegales, llena las cárceles de disidentes, censura la prensa,
establece alianzas con países y personalidades detestables, profana la tumba
del Libertador y le cambia la cara para que se le parezca, cambia la hora
nacional, esnuca al caballo blanco de Bolívar en el escudo nacional,
despilfarra una fortuna incalculable,
agrega una estrella a la bandera, crea ministerios con nombre ridiculos,
y al desconocer el legitimo derecho a nuestra autodeterminación como pueblo, a
vivir en paz, en democracia y cristianamente se convierte en el último dictador
de Venezuela. No tengo animo de
referirme a su sucesor…….miles lo hacen por mí..............y de qué
manera!!!!!
Negalpastor
Ciliberto Tepedino
negalpastor66@hotmail.com
@negalPastor
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