LUIS FUENMAYOR TORO |
El partido “Podemos” de España, catalogado
como de izquierda por la prensa, sin que sepamos exactamente qué quieren decir
con esa afirmación, fue organizado a comienzos de este año y hoy encabeza las
encuetas en intención de voto en España. La prensa le ha dado un gran
centimetraje a Podemos y a su líder Pablo Iglesias desde que, en mayo pasado, a
sólo 3 meses de su nacimiento, obtuvieran 5 diputados en el Parlamento europeo,
quedando en cuarto lugar, por debajo del Partido Popular (16 diputados), del
PSOES (14 diputados) y de “Izquierda Plural” (6 diputados), la cual, a pesar de
llamarse de izquierda, ha sido mucho menos publicitada que Podemos, situación
que algo debe significar, pues las transnacionales de la comunicación no hacen
nada con carácter gratuito y sus intereses están con los más poderosos
intereses del mundo.
Venezuela no ha quedado al margen de las
celebraciones por los éxitos de Podemos, sobre todo en el sector oficial, que
se ha mostrado muy complacido posiblemente por tratarse de la misma
“izquierda”, además de haber contribuido financieramente con su campaña
electoral. Lo que nadie dice, ni la MUD, ni el MID y mucho menos el PSUV y el
Gobierno, es que los resultados positivos de Podemos y de las fuerzas
minoritarias (ocho favorecidas en total) se deben a la existencia de la
proporcionalidad en las elecciones del Parlamento Europeo. En estas elecciones,
los partidos políticos obtienen un número de diputados que es totalmente
proporcional a los votos obtenidos. Podemos obtuvo el 7,98 por ciento de los
votos, por lo que le correspondieron 5 diputados.
En Venezuela, Podemos y el resto de grupos
minoritarios no habrían logrado ningún diputado, pues el sistema electoral
mayoritario sólo da representación a los dos primeros y el resto quedaría
excluido. Y el problema no sólo es que quedan partidos y líderes sin llegar al
parlamento, a pesar de tener una votación suficiente, sino que una gran
cantidad de votantes, de venezolanos con todos sus derechos, cuyos votos
garantizarían una representación si se cumpliera la Constitución de 1999, no
estarán representados en los cuerpos deliberantes (Asamblea, concejos
municipales y legislativos) porque el sistema mayoritario se los impide, les
secuestra ese derecho y los transforma en marginados políticos en un régimen
que habla de democracia participativa y protagónica.
De esta aberración, que viola el artículo 63
constitucional, son conscientes el Gobierno y los opositores de la MUD. Callan
porque están de acuerdo con una situación que los favorece al ser sólo ellos
quienes actúan en el escenario gubernamental venezolano. Pero el Gobierno puede
ser sorprendido si estos opositores llegaren a ganar las próximas elecciones y
la Asamblea Nacional resultare mayoritariamente en sus manos como hoy es
mayoritariamente gubernamental. La proporcionalidad evitaría esas diferencias
abismales.
Luis
Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
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