“Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; sólo basta decir lo que se piensa”. Martin Luther King (1929 -1968), pastor estadounidense de la iglesia bautista, líder de los derechos civiles, activista contra la segregación racial y la guerra de Vietnam. Premio Nobel de la Paz 1964. Asesinado a los 39 años por un fanático segregacionista.
El domingo 26 de octubre se celebra el
natalicio número 150 del trujillano más destacado de los últimos siglos: el Dr.
José Gregorio Hernández. ¿Quién no tiene una estampita o una figura de este
médico en su casa, en su cartera, en su carro o sitio de trabajo?
Además de su bondad y condiciones de buen
cristiano, José Gregorio Hernández fue un médico excepcional, que ejerció con
humildad pero también con la autoridad de un sabio. Graduado en la UCV, hace
posgrado en París y se especializa en Microbiología, Patología Histiológica y
Bacteriología.
Venezuela tiene 15 años escuchando la versión oficial de un gobierno que ha utilizado el aluvión de petrodólares como pantalla para ocultar la evidente deshonestidad de sus actuaciones. Siguiendo la receta cubana, los autodenominados revolucionarios han perdurado bajo el manto de unas leyes amañadas por ellos, fomentando la ignorancia, cortando los canales de información libre, adoctrinando a través de la red nacional de radio y televisión, ideologizando desde la más tierna infancia y echando contra toda comprobación real, un cuento distorsionado por la mentira oficial.
Muchos venezolanos cayeron rendidos ante el
discurso emocional, la presencia carismática
y las promesas grandiosas de un líder que no pudo ni siquiera cuidarse a
sí mismo. Pero el finado sacó a flote el lumpen emocional de un sector social
pobre y olvidado. Alimentó su resentimiento y justificó daños. Supo sembrar
esperanzas, aunque eliminando cualquier escrúpulo acerca de la forma de lograr
objetivos. Lamentablemente y a pesar de que dicen que vive, pese a que
abusivamente sus discursos, filmaciones, pensamientos, son un ritornello
enloquecedor y obligatorio en los medios audiovisuales, el caudillo murió. Y su
heredero carece de su don para decir las mentiras más fantásticas y lograr que
se las crean o al menos, que se las rían.
Está cumpliéndose la predicción de quienes
predijeron el desastre cuando un heredero sin lustre académico, sin precedentes
gerenciales y hasta sin partida de nacimiento, ascendió al poder por ese
crítico margen que ya anunciaba su precariedad. Después de casi dos años de
gobierno, primero como encargado y luego como titular, hasta los rojitos más
fanáticos deben reconocer que los números de la última encuesta Datanálisis
corresponden con la realidad: el 81.6 por ciento considera que la “situación
país” es “muy mala” y el 67.5% afirma que la gestión del presidente es “muy
mala”.
Por mucho que se ame al finado, el venezolano es bien avispado como para entender que no es normal que en esta “super potencia energética”, con las reservas petroleras más grandes del mundo, se racione la gasolina, haya que hacer cola porque escasea el combustible, te obliguen a comprar chips y encima te digan en tu cara que es mentira que haya escasez, que todo está normal. Que los apagones son culpa de saboteos y que importar petróleo por primera vez en la historia, está bien cheverito.
Las mentiras oficiales ya han roto la barrera
hasta del respeto de su gente. Las explicaciones de potencia energética a gente
que tiene que echarse al lomo una bombona de gas, buscar transporte, hacer
colas de 8 horas para el llenado y pagar mucho más que el “precio justo”, son
indignantes. Como lo es la explicación de la guerra económica de la oligarquía
y el imperio ante las estanterías vacías, consecuencia obvia para cualquier ser
inteligente de la ausencia de producción nacional y la carencia de divisas para
importar.
La actitud permanente de Pilatos lavándose
las manos ante todo lo que ocurre al país, lleva a los enchufados
gubernamentales a las versiones más insólitas, como aquella de que le
inocularon el cáncer al finado o de que trajeron a propósito el chikungunya
para fregar la gran labor sanitaria que hacen.
Mientras los venezolanos sufren de graves y
hasta mortales carencias de medicamentos, tienen que escuchar estupideces
dichas en cadena, como “estaban planificando mi magnicidio, hicieron un
atentado contra Diosdado, quieren matar a Rodríguez Torres”. Y después de tan
graves denuncias, ni una prueba, ni un testigo, ni una investigación, mientras
los verdaderos delincuentes andan masacrando a la ciudadanía.
Más que una simple mentira, el chavismo ha
actuado con una deshonestidad enorme hacia la democracia que le permitió llegar
electoralmente al poder cuando su esencia real era el golpismo. Como siempre,
la impunidad trajo males mayores. Y el chavismo es uno bien grande, que ha
destruido la economía, la separación de poderes, el aparato productivo, la
imagen de Venezuela como país democrático y respetuoso de los Derechos Humanos.
Más allá de eso, está dejando la terrible siembra de la ignorancia, la
impunidad de la corrupción, la mentira como política de estado, el irrespeto y
el abuso como forma de gobernar y algo que jamás existió en Venezuela: el odio
violento entre clases sociales y políticas.
Pero los hechos y los números están allí,
jamás mienten y los venezolanos que amamos este país y no lo queremos cambiar
por ningún otro, estamos comprometidos a divulgarlos para desmontar esa mentira
oficial que aún pretende confundir y que está llevando a Venezuela a la
bancarrota económica y moral.
“Calculamos en 60 dólares el barril en el
presupuesto previendo una guerra económica contra el petróleo. El crudo puede bajar
a 40 dólares, pero Venezuela tiene garantizados sus recursos”, dijo el heredero
en cadena. Falso. En el año 2014 el presupuesto está calculado en base a 60
dólares el barril pero la cotización real del crudo ha estado en promedio en $
96,23. Aunque el presupuesto es por Bs. 552 millardos, en 10 meses
transcurridos se han aprobado en la AN más de Bs. 400 millardos en créditos
adicionales. Los estimados indican que el barril debe estar en $ 120 para que
el gobierno pueda cumplir con su inmenso gasto en burocracia, programas
sociales, engrase de enchufados y manutención de países chulos. Por estos
factores que llevan implícita una gran corrupción, el estado venezolano no
cumple sus obligaciones. Al día de hoy debe $ 4.000 millones a las líneas
aéreas, más de $ 9.000 millones al
sector privado (entre ellos al
farmacéutico), tienen un millonario vencimiento de bonos a finales de octubre y
ha perdido dos juicios ante transnacionales arbitrariamente expropiadas por el
finado, que obligan al pago “inmediato” de casi $ 3.000 millones más.
La permanencia en el poder de la revolución
ha estado siempre sustentada por las prebendas y beneficios a sus seguidores,
pero resulta improbable que con un barril que según los entendidos podrá
estabilizarse para 2015 en 70 ó 75 dólares, el gobierno pueda afrontar sus
deudas y gastos, sobre todo en un año electoral, cuando los rojos acostumbran
peculados de uso y financiamiento de campañas con dineros públicos. La atroz
inflación, el desabastecimiento de productos básicos y la tremenda ineptitud
que se refleja en la imposición de controles absurdos para repartir lo poco que
hay, impacienta a una población cada vez más clara acerca de la grave situación
de todo orden que afronta Venezuela.
Un gobierno serio y capaz desde hace años
habría implementado una política cambiaria equilibrada, eliminando mecanismos
de control que generan escasez y corrupción, hubiera buscado acercamiento con
el sector productivo privado, habría seguido los planes de la nación en
infraestructura, salud, educación, servicios. Un gobierno decente jamás habría
adoptado la jerga de malandros y delincuentes como lenguaje oficial. Ni tampoco
los hubiera hecho copartícipes del gobierno. Un gobierno que amara a
Venezuela hubiese invertido hasta el
último petrodólar en prosperidad para todos. Un gobierno patriota nunca nos
habría vendido a otro país, ni regalado el principal ingreso para dar a otros
lo que niega a venezolanos. Un gobierno bueno nunca habría matado, herido,
detenido, torturado, encarcelado, exilado, a sus ciudadanos para lograr
permanecer en el poder. Un gobierno capaz y demócrata jamás habría llevado a
Venezuela a la indigencia económica, política y moral en la que se encuentra.
La mentira oficial es cada vez más inverosímil. Acusaciones descabelladas, afirmaciones sin sentido, que hasta un razonamiento infantil desmonta. Un niño de 11 años me dijo en días pasados después de una larga y destemplada cadena: “¿Y por qué mataron a ese señor con un picahielo de raspadero? ¿Los que pagaron a los sicarios no tenían real para comprarles una pistola?”. Qué difícil explicarle que su gobierno miente.
El barril ya está a 77 dólares y bajando; la
escasez y la inflación subiendo. El gobierno sordo a las voces de los expertos
que le recomiendan unificación cambiaria, recortes en el epulónico gasto
público, cancelación de deuda al sector productivo y diálogo con el país. Su
margen operativo es mínimo. Pero quiere dando vueltas hacia la nada, montado en
un Rolls Royce en calles full huecos, alrededor de la devastación. Comparación
dramática pero cierta, con esta Venezuela que amamos.
AQUÍ ENTRE NOS
*El domingo 26 de octubre se celebra el
natalicio número 150 del trujillano más destacado de los últimos siglos: el Dr.
José Gregorio Hernández. ¿Quién no tiene una estampita o una figura de este
médico en su casa, en su cartera, en su carro o sitio de trabajo? Además de su
bondad y condiciones de buen cristiano, José Gregorio Hernández fue un médico
excepcional, que ejerció con humildad pero también con la autoridad de un
sabio. Graduado en la UCV, hace posgrado en París y se especializa en
Microbiología, Patología Histiológica y Bacteriología. Posteriormente estudia
en Berlín para luego regresar a Venezuela a fundar esas cátedras en la UCV.
Hombre de fe y médico de los más necesitados, intenta profesar como monje pero
las condiciones de la clausura en Italia son extremas para su salud, así que
regresa triste pero entregado al apostolado católico como médico. La iglesia
venezolana está solicitando a todos los fieles que crean haber sido favorecidos
por un milagro que lleven sus pruebas a la Arquidiócesis de Caracas, donde
están recibiéndolas para lograr que ¡por fin! nuestro querido Dr. José Gregorio
Hernández sea santo.
*El extraordinario éxito de la Feria
Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (FILUC) se ve en las más
de 400.000 visitas recibidas, un lleno que sorprendió a las casas editoriales
que en número de 50 expusieron sus novedades con record de ventas. Los libros
más vendidos: los de ciencias de la salud, a un excelente precio. Los foros más
concurridos: todos, pero destacando la presencia de periodistas y comunicadores
en rol de autores, el pregonero César Miguel Rondón, Leonardo Padrón, Mari
Montes, Julio César Pineda, Ronald Carreño y de Ibéyise Pacheco, quien agregó
el epílogo a su best seller Sangre en el Diván . La presidenta de FILUC,
profesora Rosa María Tovar dice que es la Feria más concurrida y exitosa de las
15 que han realizado. Ya comenzó a preparar la de 2015.
Charito Rojas
Charitorojas2010hotmail.com
Twitter:@charitorojas
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un excelente articulo. Nos informa y nos estimula para encontrar soluciones esperanzadoras...Gracias
ResponderEliminarChichen123@gmail.com
Gracias Charito, por tu extraordinario y certero análisis. Si no fuera por periodistas como tú (entre muchos otros), estaríamos tan desinformados como el gobierno pretende que estemos. Tuve el honor de conocerte y fotografiarme contigo en la FILUC 2014. Soy tu fan desde hace muchos años :-) Felicitaciones, ciudadana lectora!
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