La Venezuela de hoy tiene un vacío
gigantesco de justicia social, solidaridad moral y respeto a la persona humana.
Los gobernantes siguen empeñados en hacer sufrir a la gente con políticas
punitivas colectivas, verbo y gracia “El sistema de control biométrico”
(conocido en Cuba como Libreta de Racionamiento).
Si lo que quiere el gobierno es acabar con
el contrabando de extracción y las mafias “favor diríjanse a los comandos de la
Guardia Nacional”, ellos saben y están en todo, al igual que los policías,
algunos de los habitantes de las fronteras, los directivos de ministerios y
corporaciones de alimentos, cabillas, gasolina, etcétera, etcétera. Basta de
esa doble moral, eso no ayuda a reconciliar el país. Lo moral para el pueblo es
cuando ayudas o apoyas a alguien y no lo hace obligado, sino porque sientes que
es lo correcto, así no sea para ti lo mejor. Ese es el deber del Estado
venezolano y de todos los gobernantes “militen en el partido político o no”.
Pretender sacrificar más al pueblo, es violarle sus derechos humanos y
agredirlos sin ningún respeto a su dignidad humana.
Debemos estar conscientes del alcance de
los valores de igualdad, justicia, respeto, libertad y solidaridad en estos
días de contradicciones y doble discurso. Para buscar una filosofía para la
paz, el entendimiento razonable es necesario y lograr una convivencia en orden es
básico, para ello se debe lograr la funcionalidad ética de las instituciones y
de los poderes públicos, todo regido dentro de una moral pública. No
compartimos, ni apoyamos el argumento del poder y las armas, para imponer
obediencia y paz. La filosofía que proponemos es entendimiento, concertación y
respeto para lograr paz, trabajo y bienestar, y eso lo queremos lograrlo con un
cambio evolutivo, donde estemos todos “sin excepciones”. Lo punitivo en
colectivo no es correcto, eso es un “perverso”
castigo a todo el pueblo (menos a los privilegiados y enchufados, a
ellos le llevan todo). Lo que dicen que lograrán, es todo lo contrario. Creemos
que es un primitivismo y un desastre en lo funcional. Lo lógico sería organizar
un sistema de producción en masa y por regiones, simplificar los trámites de
permisos para materia prima, medicinas, repuestos y equipos a quince días
máximo y acabar con la corrupción en el manejo pervertido de los dólares.
Salvar a Venezuela en Paz sigue siendo la mejor opción de solidaridad humana.
Señores del gobierno propónganse la
filosofía del “hecho en Venezuela” y suspendan esa absurda medida de castigo
social, la cual se propone como medio real y eficaz para el fin del
contrabando, la cavernícola filosofía de la libreta de racionamiento, eso es
para pueblos en esclavitud o semiesclavitud. El análisis de lo que es Venezuela
dentro de un paradigma de desarrollo sociológico y de la entidad real o
tangible de las cosas, nos indica, ahora hay más pobreza que ayer, menos
crecimiento social y económico de los excluidos. La gente pierde la confianza
en sus gobernantes, policías, tribunales, funcionarios públicos de mediano y
alto rango, en sus militares y en sus políticos.
La filosofía social con que el gobierno
interpreta la sociedad, y explica el ser de la sociedad, es errada y
manipulada, error que también viene cometiendo la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD). Eso ha generado que se deteriore la solidaridad, se niegue o se reprima
la lucha social y está permitiendo un creciente individualismo, donde se
destaca el falso valor de la importancia del individuo por la viveza, la
riqueza fácil o la resignación al populismo. El colectivismo considera que el
individuo no es perfecto, que es dependiente de una comunidad, es decir, la sociedad
lo es todo. El solidarismo debe ser el incentivo para la lucha social y el
cambio evolutivo.
La filosofía Latinoamericana del siglo
XXI, tiene el mismo problema en el mundo, que tiene la “Filosofía de la
Liberación”, “La Teología de la Liberación” y todo pensamiento que no sea
europeo. Es difícil construir y hacerse conocer lo bueno, cuando la mayoría de
los medios de comunicación son del Estado y los privados tienen interés tan
concretos, como el de presentar puntos de vistas que satisfagan al gobernante y
los medios que valientemente admiten las opiniones plurales y libres, se les
acosa y presionan. Al impedir la libertad de informar y opinar, se impide el
desarrollo de los pueblos.
Es necesario que la solidaridad y la justicia social vayan de la mano en
Venezuela. Todo cambio evolutivo debe estar apalancado por la solidaridad y
justicia social.
Juan de Dios Rivas Velásquez
rvjuandedios@gmail.com
@rvjuandedios
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