Estamos en septiembre de 2014 y todos los
integrantes, alto y bajo perraje, de la mesa tienen la mirada, el corazón y las
alforjas puestas en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015. No existe
diferencia entre al cínico aserto esgrimido por los teóricos del gobierno de
que es de vida o muerte mantener a la inmensa mayoría de los venezolanos en
pobreza crónica, ya que este estado horada su conciencia y propicia la espera
eterna de redención social que nunca llegará.
Esto, y la no menos cínica
aseveración de la MUD de que las elecciones parlamentarias son cruciales para
el destino de la patria, porque no hay otra salida, a pesar del CNE, TSJ a
través de sus tres Salas complacientes, la constitucional, electoral y penal y
todos los demás poderes públicos conocidos y desconocidos pero actuantes.
Luego de estar al tanto de los predecibles
resultados constataremos una vez más que la dialéctica gobiernera y
oposicionista, al alimón, se contrastarán para explicar triunfos y derrotas,
fraudes u omisiones. Seguramente florecerán nuevas ilusiones como el Referéndum
Revocatorio de 2016 y la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente por
una parte. Por la otra, la consolidación a la mejicana del nuevo poder comunal
instaurado por el eterno encapuchado, émulo de Talleyrand, Gromyco y “El
Agachado”, con apoyo incondicional del gobierno. Todo conforme al “derecho
milico-constitucional” aparentemente consolidado.
En Primero Justicia, AD, UNT y demás socios,
se decretó ¡partida!, emulando el léxico hípico, y los competidores comienzan a
rasgarse las vestiduras para demostrar voluntarismo. Jefes y pseudo jefes
recomiendan artículos de opinión laudatorios y autocomplacientes. Poco les
importa que al alcalde Ledezma se le haya despojado de sus facultades y
recursos imponiéndole una “autoridad” única sui generis. Lo mismo, con algunos
matices, el tutor designado al gobernador Capriles. Les tiene sin cuidado que
la maquinaria jurídico-política haya preparado el triunfo electoral oficialista
en el estado Aragua y liquidada la inmunidad parlamentaria a un diputado con
opciones de triunfo. Evaden lo que significo la creación de nuevos circuitos
electorales donde por arte de magia quienes reciben menos votos obtienen
mayores curules. Omiten el bochorno, bofetadas reales y “jurídicas”
propiciadas, entre otros, a la señora Machado para sacarla de la Asamblea
Nacional. Para ellos se cumple aquello de que “el muerto al hoyo y el vivo al
bollo”.
Este panglossianismo decretado por la MUD,
al pretender hacernos vivir “el mejor de los mundos posibles”, a la larga no
detendrá el fin predecible y necesario del régimen, pero indudablemente lo
retrasará. Sin dudas, sus opiniones tienen un radio de acción respetable por los
crédulos que todavía la siguen. Aunque esa influencia no es cuantificable de
manera veraz actualmente. No es que sus altos prebostes no estén conscientes
del grave error en procuración. Lo inaudito es la reiteración de políticas
equivocadas que apuntalan al gobierno. El personaje atribuido a Voltaire, no
fue casual denominarlo Cándido, es un “tonto de capirote” en comparación al
sainete que pretenden montar quienes dirigen a PJ, AD, UNT y demás comparsas.
La cosmovisión instrumentada por intermedio de Pangloss y reivindicada y
“fusilada” por la MUD, al pretender mantener el optimismo ante la terrible
tragedia nacional. Esta conducta errada, consciente y perversa, merecerá no el
perdón cristiano a través de sus penitencias salvadoras una vez sea consumado el
pecado. Seguramente no será aceptada por sus propiciadores y tendrán
justificativos banales siempre a la mano. Merecerán por ello jugar “banco”
político sin oportunidad de ser nuevamente titulares en los infiernos dantescos
por tan innoble acción.
Los venezolanos tenemos un patrón de conducta que se ha instaurado como
una especie de norma no escrita y consiste en el llamado perdón. Hemos
establecido consuetudinariamente que no importa la clase de daño que se haya
hecho de manera individual o colectiva. Más temprano que tarde surge el perdón
como virtud cristiana y republicana. Este incuestionable valor en muchas
oportunidades pierde su objetivo cuando genera impunidad. Por ello, nuestra
historia ha sido prolífica en ejemplos aleccionadores cuando la intención de
enmienda es suplida por la alcahuetería propiciadora de nuevas actividades
recurrentes y malsanas.
El intento de magnicidio efectuado contra El
Libertador en septiembre de 1828 hizo que personajes antagónicos como Carujo,
propiciador de la muerte de Ferguson y el mutilamiento de Ibarra se
reencontraran, de manera increíble, seis años después actuando conjuntamente
para propiciar el primer golpe milico instaurado contra la institucionalidad
representada por el primer presidente civil José María Vargas. Carujo,
perdonado por Bolívar en su intento de darle muerte, reincidió conductualmente
para asesinar mandatos republicanos. Siempre el fuero milico ha contado con
serviles civiles para sus fines y ahora no es la excepción. Ya en 1834, Sir
Robert Ker Porter, encargado de negocios del gobierno inglés asentado en el
país desde 1825, cuyo diario es oportuno leer, tuvo la visión de señalar lo
nocivo que puede ser el no castigo ejemplar de conductas delictivas.
En las elecciones parlamentarias pasadas yo
vote, sin pertenecer a ningún partido, por la tarjeta de la unidad. Mi voto
sirvió para elegir a la diputada independiente más votada ya que representó una
política correcta. Su suplente de UNT ha efectuado piruetas inquietantes.
Sirvió también para elegir a un diputado por AD quien luego por esos
malabarismos oportunistas se cambio a PJ sin
importarle un bledo lo ideológico, si es que tuvo esos valores. Todos
pasaron de ser jugadores de beisbol clase “A” y saltaron directo a las “grandes
ligas”. He visto brincar talanqueras de la oposición al gobierno, a diputados
de AD hacia UNT y PJ de manera sucesiva. De socialistas radicales a PJ. La
mayoría de ellos fueron electos en procesos de primarias propiciados por
organizaciones e independientes con lobbies partidistas pacientemente
cultivados. Casi todos han sido maltratados física y “legalmente” con actos que
lesionan su integridad e investidura. Ninguno ha asumido conducta humana y
política alguna, salvo el silencio ominoso, que tienda a reivindicar su condición.
Muchos se lanzaron a precandidaturas presidenciales y de alcaldías en la
creencia de que ellos están investidos con designios divinos para engrosar la
costosa burocracia en sus diferentes facetas. La Asamblea que no legisla, no
controla ni hace política parlamentaria solo les sirvió de trampolín oportuno.
Todos los aspirantes quieren seguir participando en el circo. El resto del
país, de acuerdo a esa lógica, debemos
permanecer como simples convidados de piedra.
Será entonces que los venezolanos vamos a
dejar que se nos obnubile el juicio y colocarnos gríngolas; a prestarnos a
jugar el falso dilema; a cohonestar aún más los desafueros del gobierno; a
calarnos el régimen comunal que liquidará el Estado delineado de acuerdo a la
constitución nacional, por modelos reconstruidos y fracasados producto de
mentes tortuosas apuntaladas por voluntad milico-civil con apoyo oportuno de
la Sala Constitucional del TSJ.
José Rafael Avendaño Timaury
cheye@cantv.net
@CheyeJR
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