La fuerza del liderazgo cuando existe en
nuestra gente no es tangible ni mensurable, pero la sociedad sentirá sin duda
su empuje. Lo cual, sin duda alguna no puede provenir en base a las
imposiciones o señalar con el “dedo del poder” para que este o aquel sean
líderes.
Casos sobran en nuestras sociedades y son parte del deterioro político
tanto de los Partidos políticos, como de las empresas. Esto determina un
desarrollo pobre y a veces toca en lo mediocridad en cuanto a sus logros.
Afirma Peña Baztán, “el poder otorga
capacidad de mandar, ordenar, disponer, señalar lo que debe hacerse, donde,
cuando, cómo y por quien “(1.991.p.242), pero no garantiza que a quien se le
ordena pueda lograr con eficiencia lo dispuesto por el jefe. En la política por
sus exigencias propias, este fenómeno llamado poder no logra los objetivos
deseados. Ya que, por su propia naturaleza requiere de elementos que adornan
esta ejecución, más hoy en día, en un mundo tan exigente.
Una persona podría asumir un papel de
liderazgo simplemente a causa del puesto que él o ella tiene en la
organización, por el margen de influencia que pueda tener sobre quienes deciden
quien va o quien no va, o simplemente porque logra vender una imagen que en la
realidad no responde realmente a sus atributos personales. Esto nos sugiere que
la vía a determinar su propio “peso específico” es su capacidad personal de
influencia sobre otros, su capacidad de aglutinar que deberá atraer de forma
natural y por demás, hoy en día el discernimiento al servicio de grandes
“empresas”.
Por otro lado, sabemos que no todo los
líderes son gerentes ni, para el caso todos los gerentes son líderes. ¿Sera un
asunto de semántica? La Teoría de los Rasgos, hunde sus raíces en la
antigüedad, intenta demostrar que ciertas personas nacen predispuestas para el
mando y otras, la mayoría, para el seguimiento. Cabe destacar de estas
aseveraciones que el líder, para aquellos que pensamos que nace, su presencia
es incuestionable para el medio social donde se desarrolla.
En Venezuela, este debate tiene años en el
tapete. Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez, Renny Ottolina,
Hugo Chávez Frías; unos políticos de Nación, otros políticos de convicción o
sátrapas de esta, han hecho presencia en el escenario político del País.
Incuestionable su obra, sea por lo excelente o sea por lo nefasto; su peso hizo
mella social. De lo grande al micro social, esta medida deberá marcar la
diferencia entre lo que es y lo absurdo
de la imposiciones en el tema del liderazgo.
En el tema real del liderazgo, los
“disconformes” piensan como deben, dice como sienten, obran como quieren. No
persiguen recompensas ni le desalientan las desventuras. Hoy la gran necesidad
de cara diferentes sean jóvenes o no, se desprenden de este sentido de respeto
al pasado pero sin complicidad con el; busca desentrañar las estrategias que
juegan a las viejas formas del pasado y a la muy exigentes formas de
presentarse hoy por hoy. La formación profesional es un logro meritorio, pero,
por si solo no tiene peso alguno, sin estos atributos mencionados que se exigen
de forma natural.
Jose Ernesto Pons B
joseponschene@hotmail.com
@joseponsb
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