“Cuando la compra y la venta están controladas por la legislación, lo primero que se compra son los legisladores”. P. J. O'Rourke
El
viernes tuve un brutal ataque de furia. Los diarios publicaron un pronóstico de
la Corporación Andina de Fomento (CAF) que confirmó lo que muchos habíamos
previsto hace tiempo: llegó el fin de fiesta para toda América Latina,
básicamente por la caída del precio de las commodities que, a su vez, obedece a
un menor crecimiento de China y a la futura alza de las tasas en Estados
Unidos; o sea, menos compradores y crédito mucho más caro y escaso. Me puse a
pensar, entonces, en qué ha hecho el criminal kirchnerismo con el país a lo
largo de esta década, cómo ha destruido todos y cada uno de los fundamentos de
nuestra sociedad y nuestra economía y, sobre todo, cómo ha malversado y
desperdiciado el período más favorable para la Argentina en casi un siglo.
Mientras
leía los diarios, muy temprano por cierto, la bronca se transformó en
preguntas: ¿es legítima una Presidente cuya campaña electoral fue financiada
por fondos inescrupulosos?; cuando S.S. Francisco nos pide que cuidemos a Cristina,
¿sabe que, porque ella y su banda de rufianes se robó el dinero, murieron sus
familiares en una ruta que no se modernizó?; cuando los santiagueños votaron
masivamente a los candidatos de Zamora, ¿sabían que, por las mismas razones,
once maestros de la provincia se mataron en otro camino faltante?; cuando
todavía un montón de bonaerenses manifiesta su apoyo a Scioli, ¿saben que La
Plata se inunda porque la plata destinada a la canalización de un arroyo fue
gastada en publicidad o hurtada?, ¿saben que los fondos destinados a solucionar
las recurrentes inundaciones en la cuenca del Salado se dilapidaron en stands
de Tecnópolis?; cuando muchas de las víctimas de la violencia y de la
inseguridad sigue manifestando su apoyo al kirchnerismo, ¿ignora que gran parte
de esos males se debe a la proliferación del narcotráfico, del cual algunos
funcionarios, policías y jueces son cómplices?; ¿cómo puede obtener siquiera un
voto en el Chaco un delincuente como Coki Capitanich, que dice que ya no hay
pobres ni indigentes en la Argentina?; ¿y tipos como Insfrán (Formosa),
Uribarri (Entre Ríos), Closs (Misiones), Alperovich (Tucumán), Urtubey (Salta),
Fellner (Jujuy), Corpacci (Catamarca)?
Me
pregunto, también, sobre una idea de mi amigo Jorge Mones Ruiz, si la oposición
no debería dar testimonio del permanente avasallamiento al que la somete el
oficialismo en el Congreso y celebrar sus sesiones "en el exilio",
reuniéndose fuera del recinto, así fuera en la plaza o en el teatro Colón, No
sería más que un acto testimonial, pero un importante gesto cívico.
Las
encuestas muestran que aún conserva la viuda de Kirchner un porcentaje
interesante de opiniones positivas pero ¿recuerdan quienes así se expresan los
fondos de Santa Cruz, Skanska, Ciccone, Lafsca, Aerolíneas Argentinas, Fútbol
para Todos, los terrenos fiscales del Calafate, el enriquecimiento inexplicable
de la familia imperial, las guerras contra el campo, la prensa libre y la
Justicia y tantos otros latrocinios que justifican que la Argentina esté
ubicada, según el Foro de Davos, entre los cinco países más corruptos del
mundo?; ¿ignoran que las teorías económicas trasnochadas y fracasadas que aquí
se aplican, sumadas a la inseguridad jurídica y los modos patoteros de los
funcionarios, también nos han enviado al fondo de la tabla del clima de
negocios apto para recibir las inversiones que necesitamos como el aire que
respiramos?
Si
a ese panorama le sumamos la desbocada inflación, la irresponsable y masiva
emisión monetaria, el aislamiento del mundo, la ya inocultable recesión, el
increíble déficit fiscal, los subsidios sin control, la enorme presión
tributaria, las reservas que tienden a cero, la creciente desocupación, la
falta de viviendas, agua corriente y cloacas, la pobreza y la indigencia
enquistadas, el hambre y la desnutrición aparejados, el deterioro del poder
adquisitivo de salarios y jubilaciones, el vaciamiento de la Anses, la absoluta
dependencia de la impagable energía importada, el deterioro terminal de la
salud y de la educación públicas, la crisis de la deuda en permanente default,
la inseguridad cotidiana, el colapso de la infraestructura vial, ferroviaria y
de las comunicaciones, la desaparición de las fuerzas armadas, la nefasta
corrupción de los gobernantes y sus socios, el narcotráfico y los criminales
blanqueos de dinero vigentes, la violencia generalizada e inducida, la
desaparición de la inversión extranjera directa, la permeabilidad de nuestras
fronteras, el buscado enfrentamiento social y tantos otros gravísimos males que
integran el legado que recibirá el sucesor de la viuda de Kirchner, no envidio
al heredero.
Los
jueces federales que, como siempre digo, nunca se venden sino que se alquilan
al poder de turno, han tomado rápida consciencia del fin del
"modelo", y se están llevando puestos, cada día, a un nuevo
funcionario. Guita-rrita no ha dejado delito por cometer, y se acumulan las
causas en las que está procesado, pero la lista completa de imputados
-engrosada el viernes con Guido Forcieri, su cómplice en muchas trapisondas y
actual representante de varios países de la región, incluido el nuestro, ante
el Banco Mundial- comienza a parecerse a la guía telefónica de una gran ciudad.
La Juez Servini de Cubría ha comenzado a destapar la caja de Pandora de una
investigación por narcotráfico que, indudablemente, conducirá a la propia
Presidente, y sus colegas de Comodoro Py han comenzado a luchar por quedarse
con las causas más resonantes con el mismo ímpetu que antes ponían en
sacárselas de encima.
Cuando
la crisis -que será distinta a la del año 2001 pero, seguramente, más grave por
las razones apuntadas en el cuarto párrafo de esta nota- finalmente estalle y
los argentinos comencemos masivamente a sentirla en carne propia, buscaremos,
como siempre lo hemos hecho, a quien echar la culpa, y doña Cristina y sus
cómplices serán los que tendremos más a mano para ocupar ese rol. En especial
porque han dedicado los últimos once años a ofendernos de todas las maneras
posibles; los empresarios, por ejemplo, que ahora se están poniendo las botas
después de una década de trabajar de felpudos, han acumulado el odio que
siempre trae aparejada esa humillación pública -¿podrán olvidar, por ejemplo,
que se los obligaba a ponerse de pie cuando entraba Patotín Moreno quien,
además, les pedía que a la siguiente reunión enviaran a sus mujeres, porque
estaba harto de sodomizarlos?- y con los sindicalistas ocurre lo mismo.
Si
el oficialismo, en su desesperación por conseguir dólares, realmente intenta
aplicar la futura Ley de Abastecimiento e invadir los campos de los productores
en pos de la soja no liquidada, estará acercando demasiado el fósforo al pasto
seco; los chacareros no son gente que se deje arriar, como lo demostraron
cuando los camioneros de Moyano, entonces en las filas del Gobierno,
pretendieron disolver los piquetes agrarios de Gualeguaychú: ante la inminencia
de un conflicto armado, optaron por la silenciosa retirada. No vaya a ser que
ahora, ante la prepotencia de los funcionarios, reaccionen mal y terminen
lastimando a alguien, porque la mecha está encendida y es muy corta.
Hace
muchos años que sostengo que a éstos, los Kirchner, no los echaríamos del poder
ni siquiera con votos; cada vez estoy más convencido que el final de esta
horrible etapa será trágico; sólo espero que los "presidenciables"
así lo entiendan y se preparen para ello.
Enrique
Guillermo Avogadro
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
Twitter: @egavogadro
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