Son numerosos los venezolanos
preocupados por los conflictos en la Mesa de la Unidad, que ya son hecho
público. Por supuesto que hay razones para la preocupación, cuando deberíamos
estar ocupándonos de atender la Venezuela preterida por quienes debiendo
gobernar no hacen otra cosa que robar,
robar esperanzas y calidad de vida, robar bienes públicos.
A mí no me agradan estos conflictos y
la pérdida momentánea de la brújula, pero entiendo que es algo políticamente
inevitable y pasajero, de lo que ha de salir una alternativa fortalecida. Es
una crisis coyuntural y, en consecuencia, una oportunidad para crecer. La
fuerza de la alternativa democrática tiene claridad del objetivo medido en dos
tiempos: primero, salir del desgobierno ineficiente y corrupto, violador de
derechos humanos y sepultador de instituciones constitucionales; segundo,
marchar juntos como alternativa democrática para la reconstrucción del país y
siembra de esperanza.
A Aveledo hay que reconocerle que su
estatura de estadista y su ánimo conciliador le permitieron coordinar la Mesa
como instrumento de unidad de las fuerzas del cambio. Recuérdese que antes de
la MUD se estaba en un limbo hijo de los fracasos de la Coordinadora
Democrática. La MUD permitió avanzar en unidad. Tal vez podría decirse que
hasta la campaña de Capriles el balance fue en lo fundamental positivo; a raíz
del fraudulento resultado electoral y de la reacción ante el mismo, comenzaron
los problemas, algunos de acción y muchísimos de omisión. La Mesa ha dejado
pasar uno y otro strike sin reaccionar, como si no hubiese sangre en las venas
para levantar la voz de protesta y actuar como corresponde.
La salida de Ramón Guillermo -mi amigo
personal a quien reitero amistad desde estas líneas- debe abrir espacio y
tiempo para el parto de una nueva coordinación y convergencia de fuerzas del
cambio, manteniendo o no el nombre de Mesa de la Unidad que, en definitiva, no
es lo más trascendente. Sé que con razón nos preocupa el tiempo, es recurso no
renovable que en política vale oro. Muchos queremos que la transformación en la
MUD se produzca hoy mismo, pero debemos entender que no debe ser producto de un
aborto, sino de una acción consensuada. Tiempo al tiempo sin aflojar el paso.
La nueva alianza -desde mi perspectiva
y coincidiendo con muchas opiniones ya manifestadas públicamente- debe ir más
allá de lo meramente electoral y encontrarse en la calle con la gente y en los
barrios y aldeas con los más humildes de nuestros compatriotas. Debe darse una
presencia activa en lo político, unido a luchas sociales y reivindicativas.
De otro lado -y sobre esto también he
escuchado numerosas opiniones- debe ampliarse la integración de la Mesa y
sentar en ella a actores sociales para trascender lo electoral y movilizarse con las comunidades.
Debe escucharse la voz convenida de organismos políticos y sociales, la acción
coordinada de los actores de ambos. Que no haya más silencios y omisiones, que
no haya problemas sin respuestas y propuestas de alternativas, que nunca más
calle la calle.
Soy profundamente optimista frente al
devenir de la unidad de las fuerzas del cambio, frente a la acción contundente
y no lejana de la alternativa democrática. No queremos aborto, pero si un parto
próximo, el nacimiento de una fuerza entusiasta para luchar a fondo contra la
opresión, por la democracia y la libertad.
Paciano
José Padrón
Twitter:
@padronpaciano
E-Mail:
pacianopadron@gmail.com
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