Mucho se escrito y debatido
en estos 15 años sobre el régimen chavista y si hay o no revolución. Para sus
seguidores se ha quedado como eslogan o consigna, más no asocian el término con
el concepto. Y de verdad es que es una palabra prostituida y devaluada. Es
claro que algunos tienen la ilusión de que esto es revolución, otros se niegan
a aceptar el fracaso del llamado proceso y la cúpula simplemente le saca
provecho.
Varios historiadores han
señalado que ninguna de las llamadas revoluciones desde el siglo XIX tuvieron
que ver con su contenido, esta denominación fue usada para diversos propósitos;
otros opinan que las revoluciones fracasaron y son malas per sé.
Lo cierto es
que una verdadera revolución supone la sustitución de un estado de cosas que
marcha mal por otro mejor, es una especie de salto histórico que se inserta en
la evolución humana para transformar la sociedad y avanzar a mayor velocidad
hacia un estadio superior.
Muchas de las llamadas
revoluciones socialistas en el mundo se convirtieron en grandes estafas
históricas, incluida la de estos 15 años en nuestro país. En nuestro caso,
tanto la cúpula conservadora en el poder como algunos opositores retrógrados,
se empeñan en calificar esto como revolución, ambas posturas buscan desvanecer
los anhelos de cambio que aún persisten en los venezolanos. Los hechos indican que lo ocurrido hasta el
presente es continuidad de la agonía de las viejas formas de ejercer el poder,
hubo un cambio de actores que agravaron todos los males, el país dio un salto
hacia atrás e involucionó a una velocidad sin precedentes.
Veamos: la mentira se
convirtió en política de un Estado hipertrofiado y despótico que viola los
principios constitucionales, que trata de controlar todo, pero paradójicamente
está siendo devorado por la anarquía, la corrupción y el crimen; una política económica
que destruyó el aparato productivo, que nos puso a depender como nunca de la
renta petrolera y de las importaciones, que devaluó el bolívar, que causó alta
inflación, desempleo, desabastecimiento y escasez, que ha endeudado al país en
más de 250.000 millones de dólares. Educación y salud en mal estado, no hay
medicinas, servicios públicos por el suelo; se transgreden los valores, se
guarda culto al antivalor, se vilipendia al honesto, el delincuente actúa a sus
anchas, prames dirigen cárceles, el que protesta o eleva su voz reclamando
justicia es criminalizado y reprimido, todo esto es contra revolución.
En algún momento creímos
extirpado el perverso culto a la personalidad, pues resurgió y a partir de este
surge una nueva religión que están inoculando a través de los textos escolares.
Los corruptos crean el mal y la sociedad paga los platos rotos. Estudios
revelan que la generación del presente vive peor que la de los padres, algo que
no ocurría en 100 años. Sin embargo todo proceso de involución puede ser
revertido, toda crisis tiene solución, hay que unir a la Venezuela decente para
brindar un futuro a los jóvenes. Hoy revolución es lograr democracia, justicia,
progreso y soberanía.
Golfredo Davila
golfredodavila@yahoo.es
@golfredodavila
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