La famosa carta del profesor Jorge Giordani –por
cierto, muy mal escrita, desconcertante en un docente con tanta experiencia-
constituye un monumento al pensamiento marxista más dogmático y reduccionista.
Recrea en miniatura los farragosos manuales de Economía Política elaborados
por la Academia de Ciencias de la
antigua URSS, en los que se exaltaban las supuestas virtudes de los planes
estratégicos quinquenales y de toda la demás fanfarria estalinista, que
intentaba demostrar la superioridad de la “mano visible” de la planificación
socialista sobre el supuesto caos de la “mano invisible” del mercado
capitalista.
Los
problemas surgieron cuando el Comandante falleció. Se desataron las fuerzas
centrífugas que propiciaron la independencia del Banco Central y de la empresa
petrolera; entraron en escena los demonios de la corrupción. La debilidad de
Maduro ha impedido mantener la cohesión monolítica del Estado (autocrático). La
fragilidad del heredero es tan severa que ni siquiera se atrevió a designarlo
jefe de CADIVI, nombramiento que habría unificado Planificación, Finanzas y
administración de divisas, y habría acabado con el saqueo descarado de dólares.
Según su visión, la corrupción se
combate con controles férreos y hombres
honestos, no con procedimientos expeditos y transparentes.
En
las líneas escritas por “El Monje” no se encuentra un solo comentario
autocrítico sobre el desastre que ha significado para el país la política de
expropiación, confiscación y embargo de empresas industriales, agrícolas,
agroindustriales y comerciales, que en el pasado pagaban impuestos y creaban
empleos, y ahora solo producen pérdidas. Esta calamidad la deja como herencia.
Tampoco se consigue un señalamiento que cuestione el Estado y la economía comunal, delirios de ingeniería social
aupados por él en los que tanto ha invertido el gobierno rojo desde 2006.
Lo que le preocupa de PDVSA no es que haya sido
asaltada y destruida por los vándalos que la invadieron, sino que se ha
autonomizado del gobierno central y opera como un ente independiente. Por qué
la empresa estatal dejó de ser una de las más importantes del mundo, y su
administración y gerencia eran modelo en el planeta, quedan como puntos
relegados. Lo que le interesa dirimir y ventilar públicamente es su rivalidad
con Rafael Ramírez, zar de la industria petrolera y evidente rival del
defenestrado exministro. Desde luego que el tema de la meritocracia, la
productividad y la eficiencia, le produce escozor a todo marxista inflexible.
La fórmula que sugiere para resolver los problemas
económicos y políticos es sencilla: mantener el camino hacia el socialismo,
cuya transición él trazó, preservar la unidad cívico-militar (es decir, seguir
politizando y subordinando la FAN a las órdenes del PSUV), continuar con los
controles de todo tipo (de cambio, de precios, de tasas de interés), avanzar
hacia la socialización de todos los medios de producción de manera que la
iniciativa privada quede relegada a una franja marginal e insignificante. Se
trata, entonces, de conservar el legado principal del presidente Chávez: el
socialismo del siglo XXI, causa de todos los males que padecemos los
venezolanos. Giordani, ahorrando palabras, podríamos decir que a un paciente
con diabetes le sugeriría que para mejorarse consuma abundante azúcar.
Aparte de sus justificadas denuncias sobre la
corrupción, el despilfarro, la “asesoría francesa” y la criticas a Maduro, las
observaciones de Jorge Giordani al modelo vigente, lamentablemente, no fueron
formuladas desde el plano de la modernidad, de los cambios renovadores que
apuntan hacia el porvenir, sino desde el ángulo de la ortodoxia marxista más
cerril y autoritaria. No por casualidad en el CENDES lo llamaran “El Albanés”,
pues Albania se mantuvo apegada a la ortodoxia marxista varios años después del
colapso de la URSS y del derrumbe del socialismo en Europa del Este. ¿Con
cuánto apoyo cuenta dentro de PSUV? Lo veremos en las próximas semanas.
Trino
Marquez Cegarra
trino.marquez@gmail.com
@trinomarquezc
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Comparto los criterios de Trino Márquez y añado otro tema que está pendiente: el repudio abierto y generalizado del Plan de la Patria. Este documento es de una transcendencia negativa fundamental y, para mi, es exactamente un sistema de planificación que tiene por meta sumir a Venezuela en el fondo del abismo. Imponer y mantener ese Plan, que contiene muchos temas que fueron rechazados en Referendum Nacional, no lleva al desarrollo ni a la armonía del sector privado y público, menos a la buena convivencia. El problema fundamental es el Plan de la Patria. Retirar a Giordani del cuerpo de Ministros en mi opinión es acertado, pero insuficiente.
ResponderEliminarPor solicitud posterior de la autora del comentario adjuntamos al mismo su correo electrónico que es; mccapriles@gmail.com
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