Los venezolanos han seleccionado ininterrumpidamente por la vía del voto
a sus autoridades desde el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez
Jiménez; el esfuerzo de hombres y mujeres por consolidar acuerdos democráticos
dio sus frutos, y se dispararon en consecuencia los odios de quienes pretendían
tener de rodillas al pueblo.
Se intentó socavar la institucionalidad
venezolana por viudos pretendientes del poder, y sin conseguirlo, optaron por
la conspiración e intento de asesinato a figuras emblemáticas de la naciente,
pero decidida democracia.
Las fuerza armadas, se convirtieron en el nicho a
penetrar y lo alcanzaron por intermedio de aspirantes, disfrazándolos de
ejemplares ciudadanos, comprometidos con la defensa de la patria.
La llegada de Hugo Rafael Chávez Frías al
poder marca la decadencia total de la institucionalidad democrática y el auge
de la corrupción e instauración de la impunidad. Las consecuencias de
lamentable decisión se comienzan a avizorar en la actualidad bajo la
presidencia del señor Nicolás Maduro. No se pretende olvidar los errores
cometidos en gobiernos de la cuarta república, pero las instituciones con
aciertos y desaciertos funcionaban, aún con sendos deslices como los permitidos
a los golpistas del cuatro de febrero del año 1992.
Algunos empresarios apostaron al golpista,
buscando tajadas económicas; otros lo hicieron por resarcir sus disgustos en
contra de partidos políticos y dirigentes; la anti política se presentó para
crear la matriz de opinión de que quienes actuaban en política eran corruptos;
los buenos, santos, inmunes, puros y honorables eran los ajenos a ella, pero
deseosos del control del poder, de la toma de decisiones. De ello se
aprovecharon los mentores del difunto y crearon el escenario para gozar de
apoyo y burlarse de la esperanza.
Hoy la realidad se presenta oscura, llena de
terror, miedo, desesperanza y asfixiante. La convivencia social alterada en la
familia y comunidad comienza a tomar cuerpo de rebeldía. El apoyo social al
falso mesías y sus secuaces va desapareciendo y la rabia se visualiza en los
rostros del pueblo al acrecentarse sus problemas sin posibilidad de solución a
corto plazo. La palabra camarada-comandante, ya no es de alegría, euforia,
engorilamiento o prepotencia; ahora se ve con ojeriza y parece sonar a
inframundo.
La desaparición de más de treinta mil
millones de dólares, sin que exista culpable alguno, tiene los pelos
encrespados en el colectivo social, a quienes les han venido quitando sus
derechos, para beneficiar a los corruptos enquistados en la élite del gobierno
nacional. La regaladera del petróleo a otros países, ahora se presenta cómo
déficit para los venezolanos. Pretende el gobierno incrementar el precio de la
gasolina, porque es demasiado barata, y allí saca cuentas y compara con los
precios existentes en el resto del mundo; olvidan que aquí se produce petróleo;
se producía gasolina, y ahora se importa.
La
escasez se agudiza; la inflación hace de las suyas; los pobre son cada día más
pobres; el sistema de salud pública colapsada e ineficiente; las empresas
expropiadas ahora están quebradas; la clase media se empobrece; las
instituciones secuestradas, y en el gobierno se encuentran PRANES haciendo de
las suyas mediante el abuso del poder.
Josue
Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1
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